La participación ciudadana como concepto político y valor social, contiene la inclusión de los ciudadanos en la toma de decisiones de los asuntos públicos, acción elemental para la continuación del proceso hacia el socialismo. La clase dominante y sus vocerías en la MUD estiman que la intervención política de los ciudadanos debe quedar en manos de políticos profesionales, para así concentrar las decisiones en minorías selectas, excluyendo así pueblo de los espacios de poder, y cuentan con el “Estado” para reproducir sus principios y valores a fin de mantenerse como el sistema dominante incluyendo a funcionarios servibles que solo les interesa perpetuarse “ellos” en sus posiciones burócratas, para así mantener sus privilegios personales.
En cambio los reformistas creen que con hacer ligeros cambios y poco a poco ir “concientizando” al pueblo se avanzara en el proceso de transformación social, no se plantean destruir el sistema dominante y transferirle posiciones de poder al pueblo. Es por esta razón que quienes protagonizan forcejeos de camarillas que aspiran sustituir “a”…. se ubican por encima de la lucha de clases, propagando desde su condición de clase pequeño burguesa y su posición reformista, la falsa ilusión de una transformación social desde el marco de las instituciones y el Estado capitalista siendo estas desviaciones ideológicas las que producen actuaciones contradictorias en militantes que desaprueban algunas decisiones unas veces y otras veces desempeñan las mismas que antes criticaban.
La teoría marxista ubica al hombre en su escenario histórico, considerándolo el resultado de sus relaciones sociales, por esta teoría poseemos una visión global de la naturaleza y del hombre; pensamos que se debe producir una transformación en las relaciones de producción que origine cambios en toda la superestructura y genere igualdad y pleno desarrollo social; por esta teoría rechazamos al reformismo repleto de valores egoístas que provocan confrontaciones rivalidades, que concilian principios, por espacios de poder, siendo útiles a la clase dominante en su afán de destrozar el proceso, desde su interior.
Son estas las estas razones por las cuales un grupo importante de militantes se niega a ser camisa de fuerza para resistir los reales cambios revolucionarios, y no aceptan la ilusión reformista de transformar el sistema desde el Estado, cuando la verdad es que luchamos por su destrucción, menos ahora cuando el planteamiento socialista se ha fijado en el pueblo como alternativa frente a sus múltiples problemas y nos planteamos un proceso eleccionario, por el cual, es nuestro deber movilizar a las comunidades y evitar que los valores y principios del sistema le dominen, que no se queden contentos solo con la vivienda o con la línea blanca sino que hay que organizarlos para dar el salto político de transformación impulsando el protagonismo para tomar el poder, con conciencia de establecer un nuevo modo de vida y el derrocamiento del actual sistema injusto, lo contrario nos conduciría a un fracaso a largo plazo ya que, solo estaríamos reproduciendo los valores del “tener ser” visión capitalista que vociferamos querer derrocar.
Estando consientes del tamaño de nuestro desafío y de los múltiples problemas que poseemos, sabemos que solo la unidad de la clase los podrá resolver. El pueblo unido en la visión de una sociedad pacífica y democrática con valores de justicia, solidaridad y libertad paso a paso, juntos iremos alcanzando nuestros sueño, y esteremos colaborando a impulsar la paz de toda la humanidad.
“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”.
Martin Luther King
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