Caracas La Roja

Este 1º de mayo sentimos una motivación especial, distinta a la que a la que siempre hemos tenido para manifestar en la calle desde hace doce años, nuestra adhesión a la Revolución Socialista de Venezuela. Es un sentimiento que no es nuevo, estaba enconchado en algún apartamento o casucha de nuestra conciencia; acaso estaba escondido en los “mil caminos” de los páramos en ese rectángulo andino cuyos vértices geográficos son Biscucuy, Boconó, Sanare y Barbacoas; área campesina infranqueable en los años 60 pero cruelmente bombardeada por el ejercito betancourista, con la asesoría norteamericana.

A esa zona montañosa, desconocida para muchos jóvenes, casi niños, llegaron decenas de caraqueños, a combatir y a morir, lejos de su Caracas, guiados por un costoso error estratégico del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).

Eso fue hace cincuenta años, muchos rebeldes, sobrevivientes de aquella sangrienta lucha armada de los sesenta, ya curtidos por los golpes de la implacable derecha venezolana, ya en el atardecer de la vida,  sin cita alguna, nos fuimos encontrando en la esquina de Aserradero (aclararía uno de ellos), más conocida como la “esquina del cine Junín”, o la esquina de una radio de aquellos años. Radio Rumbos, que desde sus estudios difundía los gritos y consignas de las manifestaciones populares –que no tenían nada que envidiarle en proporción numérica a la de este primero de mayo- convocadas en ese entonces por el PCV y el MIR a las calles de El Silencio. Se manifestaba entonces CARACAS LA ROJA.

La misma Caracas que derribó a Pérez Jiménez, la de “EL CARCACAZO”, la del 13 DE ABRIL, con los bloques indomables del  23 de enero y los barrios de La Pastora, Lídice y San Jose; los barrios de las parroquias San Juan, Catia y el Valle. La misma Caracas del desaparecido Palacio de los Deportes, auditorio preferido del PCV, para encender la chispa de la revolución venezolana en aquellos años.

El grupo de “viejitos comunistas”, periodistas, poetas, educadores, pintores, fotógrafos, médicos, carpinteros, zapateros, pensionados, jubilados, fue creciendo en la esquina de Aserradero, en la medida en que llegaba la manifestación y se formaba la masa critica, para entretejer la experiencia guerrillera y de las UTC callejeras de los 60’, mientras se oían las arengas de jóvenes oradores, de otra generación, la del golpe del 4 de febrero y la de la etapa chavista de la revolución, que también abrazó el color rojo y los cantos de la internacional comunista, del combate y la resistencia anti-imperialista, sin el concurso del PCV ni del extinto MIR, ni de la diáspora de movimientos y grupos de izquierda derrotados en los 20 años (60 al 80) que duró la lucha armada en Venezuela. 

Lucha armada de los 60’ no reivindicada aún, porque fue tan descomunal la derrota propinada por el imperio a la fatua e irresponsable dirección de ambos partidos, que sus más nombrados dirigentes, en un increíble gesto de cobardía, al salir de las cárceles de la derecha, ingresaron al basurero de la historia como delatores, traidores y sátrapas, para abrazarse con sus captores y carceleros y, desde esa trinchera apuñalear, conspirar, manipular y tratar de confundir hoy, al pueblo venezolano.

VOLVIO CARACAS LA ROJA, AHORA SI, PARA SIEMPRE!!!! 

kukenan@cantv.net



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Feijoo Colomine


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