Un escuálido con ganas de brincar la talanquera me dijo este viernes: “Contrale pana. No es por nada; pero el acto de Chávez en Vargas fue impresionante”.
Y es que no podía ser de otra manera. El varguense es chavista visceral porque Chávez nunca le ha echado la partida para atrás. Siempre ha estado con él codo a codo, hombro a hombro, en la buena y en la mala. Siempre le ha echado no una mano sino las dos. Y por eso Chávez nunca ha perdido una elección en Vargas. Y por eso este 7 de octubre Chávez le ganara al flaquito olímpico en Vargas por nocaut fulminante. El amor de Vargas y Chávez es impenetrable.
Chávez, está tan cuadrado con Chávez que nominó para las internas del PSUV en Vargas a Carneiro como candidato a la Gobernación. Y resulta que Carneiro, con su trabajo tesonero, su sencillez y humildad fortaleció el amor entre Vargas y el Presidente Chávez. Y por eso hoy por hoy, la Gobernación que tiene más segura Chávez es la de Carneiro. ¡Claro! Que falta por hacer. Pero es mucho lo que se ha avanzado en turismo, vialidad, deporte, educación, seguridad, etc. Demás está decir que a Carneiro no le quita el sueño la Gobernación. Para él. Lo primero y lo fundamental es la reelección presidencial de Chávez. Lo demás es gamelote.
Carneiro, de la mano de Chávez, ha hecho una buena labor en Vargas. Ordenó el estado y contribuyó a elevar el auto estima del varguense. Eso se nota en el incremento del turismo de temporada y de los fines de semana. Ahora. Todo el mundo dice “Vargas, de la mano de Carneiro, cambió para siempre y para bien. Ahora si da gusto ir a Vargas y disfrutar su abanico de bellas naturales, de sus manifestaciones culturales, de su gastronomía y de la hospitalidad de tan maravilloso pueblo”.
TINTERO
Da la impresión que La Canalla como que no ha tenido mucho éxito en su intención de posicionanr la matriz de fraude. Ahora están tratando de victimizar a Radonski con el CNE. El que el tercio de la MUD no acate las decisiones del ente rector electoral venezolano lo “vende “en el exterior como un anarquista. No es de demócratas desconocer las determinaciones del árbitro.
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