El presidente Chávez insiste con frecuencia en afirmar que la red de distribución de alimentos Mercal, las misiones Barrio Adentro, Robinson, Sucre, Vuelvan Caras, Ribas, son medidas socialistas. En reiteradas ocasiones ha dicho que estas medidas son expresión del llamado socialismo del siglo XXI. Estas afirmaciones nos han decidido a analizar el carácter de dichas medidas, lo cual viene a ser una oportunidad para incursionar una vez en el debate sobre el socialismo, el cual no es sólo una mera discusión teórica, sino eminentemente política, en la medida que comenzar a dar pasos firmes en su construcción, se constituye en una urgencia para los trabajadores y el pueblo venezolano.
El ánimo de estas líneas y de las ideas que a continuación expresaremos es el de aclarar, desde nuestro punto de vista, algunas cuestiones importantes para una mejor comprensión de lo que significa el socialismo, y las formas transicionales para arribar efectivamente a él, como forma de organización social y económica alternativa y superadora del capitalismo.
Las Misiones son medidas democráticas
Todas las Misiones instrumentadas por el gobierno del presidente Chávez son medidas de carácter democrático. Es decir, buscan darle respuesta a problemas endémicos de la mayoría de la población pobre del país, que se constituyen en derechos fundamentales para la preservación y desarrollo de la vida en sociedad, tales como la alimentación, la salud, la educación y el trabajo. En otras palabras, se procura garantizar derechos humanos esenciales y básicos. Son reivindicaciones democráticas en la medida que todos los seres humanos deberían tenerlas satisfechas. Sin embargo, en nuestro país, así como en toda América Latina y en otras regiones pobres del planeta, estas reivindicaciones meramente democráticas son inaccesibles para la mayoría de las personas, dado el carácter desigual e individualista del sistema capitalista, guiado más por la competencia desenfrenada en busca de la ganancia, que por la necesidad de satisfacer las necesidades de la población. De tal forma que darle respuesta a requerimientos esenciales para la vida se convierte en una tarea de carácter revolucionario. Efectivamente, para muchos habitantes de nuestras comunidades pobres, tener un médico en el barrio, casi como una especie de “médico de familia”, se convierte en una reivindicación “revolucionaria”, cuando debería ser un derecho normal, al que todos tengan acceso. Es así como en el capitalismo, el derecho más elemental y primario, se convierte en una conquista “revolucionaria” para los trabajadores y el pueblo. No obstante, la salud, la educación, el derecho al trabajo, siguen siendo reivindicaciones democráticas no estrictamente socialistas, al igual que la seguridad social, la independencia y soberanía nacional, la defensa de los recursos naturales, la participación democrática en los asuntos públicos, y otras reivindicaciones formales.
¿Qué queremos decir con todo esto? Las Misiones, siendo conquistas descomunales y revolucionarias de las masas oprimidas del país, aún no son propiamente medidas socialistas, sino logros democráticos, arrancados por el pueblo a la burguesía y al imperialismo, gracias a su movilización.
En otras palabras, a pesar de los significativos avances alcanzados por el pueblo al calor del proceso revolucionario abierto en 1999, a partir del triunfo electoral del presidente Chávez, aún nuestro país no es socialista. Todavía prevalecen las mismas estructuras e instituciones burguesas heredadas del “puntofijismo”. Es decir, Venezuela es un país donde las relaciones de producción siguen siendo capitalistas.
¿Qué significa en términos políticos, concretos, lo que estamos planteando? Las Misiones, teniendo un impacto revolucionario en el seno del pueblo, son limitadas, no llegan a todo el pueblo trabajador, ni están extendidas en todo el país. Son medidas que buscan atender situaciones de emergencia, todavía no se han institucionalizado. Y se instrumentan en el marco del sistema capitalista que aún prevalece. Es decir, son islas democráticas, que prefiguran al socialismo, pero constreñidas a un sistema donde persiste la propiedad privada de los medios de producción; la presencia de transnacionales y el lucro individual. Es decir, tienen un límite, una camisa de fuerza que impide su desarrollo.
Recientemente el ministro Aristóbulo Istúriz, al referirse a los programas educativos del gobierno dijo que estos buscan “asegurar que estén presentes componentes básicos como el afecto y el juego, con vistas a la formación de un ser social que trabaje por la solidaridad y no por la competencia”. Esta aseveración, como las cooperativas, son una quimera imposible de lograr, consolidar e interiorizar en el conjunto de la población, mientras nos mantengamos dentro de los estrechos límites consumistas, individualistas y competitivos del capitalismo.
Sólo en el socialismo las medidas democráticas se desarrollarán
Las Misiones, Mercal, las cooperativas no podrán desarrollarse, convertirse en políticas estructurales, consolidarse en el tiempo, y lograr la transformación de la mezquindad capitalista en valores de solidaridad, mientras el proceso revolucionario no continúe avanzando ininterrumpidamente hacia el socialismo; rompiendo las cadenas que aún nos atan al capitalismo. Pensar que es posible que los niños y jóvenes que hoy se educan en los Simoncitos, en las Escuelas Bolivarianas o en las Misiones Ribas o Sucre, puedan desarrollar valores como la solidaridad, el compañerismo, el interés colectivo, el desprendimiento frente a lo material, en el seno de un entorno nacional donde prevalece el consumismo y el lucro fácil, promovido a través de los medios de comunicación y la publicidad, y a escala regional y global prevalezca la economía-mundo capitalista, es, a lo menos, una utopía.
Las medidas democráticas, por más beneficios que puedan traer en un primer momento al pueblo, no se consolidarán mientras prevalezca la propiedad privada de los medios de producción, mientras subsista el egoísmo capitalista. Mientras tanto, siempre existirá una “espada de Damocles” sobre las mismas, las cuales en cualquier momento podrían desaparecer, avasalladas por la racionalidad burguesa y capitalista.
¿Qué es entonces el socialismo?
El socialismo es en esencia un sistema donde prevalece la propiedad social y colectiva de los medios de producción. Es decir, donde los trabajadores son los dueños y gestores de las fábricas, comercios y servicios. Donde los campesinos ejercen el control de la producción agrícola. Y en general, todo el pueblo ejerce el control directo del gobierno y de las decisiones públicas, a través de la participación democrática de sus organizaciones en la dirección del poder político y estatal.
Es en el contexto antes mencionado que medidas como las Misiones, Mercal, las cooperativas, las Escuelas Bolivarianas, los núcleos de desarrollo endógeno, dejarán de ser islas en un mar capitalista, y encontrarán el terreno fértil para su desarrollo y profundización.
Sólo transformando radicalmente las relaciones de producción, y comenzando a construir el socialismo, medidas democráticas como las previamente nombradas podrán alcanzar todo su esplendor.
*Docente de la UCV, miembro de Opción de Izquierda Revolucionaria y del Comité Promotor del Partido Socialista Revolucionario de los Trabajadores.
miguelaha2003@yahoo.com
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