El madrugonazo en dos versiones

La intempestiva llegada del Presidente Hugo Chávez a Venezuela recibió básicamente dos lecturas a partir de la lógica política binaria que impera en el país.

La una, avalada por el gobierno, defiende la legitimidad del “presidente en funciones, comandante en jefe de la Fuerza Armada y jefe supremo de la revolución bolivariana” (N. Maduro, Prensa de Miraflores). Apuesta a la recuperación del Presidente, a su juramentación y a que asuma el Gobierno en plenitud “cuando esté bueno y sano”. Consejo que el pueblo legitima: “No hay apuro, lo esperamos y tómese el tiempo necesario para curarse”. Maduro sienta la pauta cuando anuncia que “el comandante Chávez vino de madrugada a llenar de amor a nuestro pueblo”, que se lanza a las calles con “Fervor patrio por regreso de Chávez “(Ciudad CCs, 19/2/13). Desde el amor ese pueblo chavista le da una apasionada bienvenida y expresa fervientes deseos “para la completa sanación”. En el ambiente se palpa la esperanza de vida y la esperanza política de ese pueblo trasmutado en Chávez. El “yo soy Chávez” implica yo soy la revolución y la historia, yo soy el presente y el futuro, yo soy sujeto histórico, actor o actora de este proceso.

En la oposición, la otra versión se construye desde la duda y la apuesta a que cesados los motivos sobrevenidos, Chávez debería juramentarse en el corto plazo e inevitablemente renunciar. EEUU, en una clara injerencia, pide elecciones “si Chávez no puede ejercer.” Desde los medios de oposición voceros juegan con hipócritas fórmulas de cortesía, para luego plantar la duda sobre el estado de salud: “Presidente Chávez retorna sin parte médico” (El Universal, 19/2/13) y de allí la pertinencia de solicitar “una comisión nacional o internacional para evaluar si el presidente está en condición de continuar en su cargo”. El Arzobispo de Caracas, Monseñor Urosa, expresa su complacencia, le da la bienvenida y formula “su deseo de que el jefe del Estado pueda juramentarse y tomar pronto las riendas del Gobierno.” La MUD en comunicado solicita “claridad” sobre el estado de salud y advierte: "Que no nos mienta el señor Maduro insistiendo en que el Presidente está en ejercicio de sus funciones". Se le exige que “se dedique a gobernar”, mientras Capriles ruega que “vuelva la cordura en el gobierno”. Pablo Pérez reconoce que el "Liderazgo de Chávez es insustituible" y afirma que no ve a “nadie que pueda… llenar ese vacío”. ¿Ni en la oosición?

Por detrás de ambas posturas intuimos un cálculo político racional.


maryclens@yahoo.com




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Maryclen Stelling


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