Muy cuesta arriba resulta intentar entender como mensaje revolucionario, cargado de la fuerza necesaria para garantizar el triunfo de la Revolución Bolivariana el 14 de abril venidero, la carta de Nicmer Evans al presidente encargado Nicolás Maduro, cuyo contenido la divulgó en los medios alternativos el pasado lunes 1 de abril, a solamente trece días de tan importante evento electoral.
Si la carta la hubiese hecho pública después del 14 de abril, otro gallo cantaría y, por supuesto, que la hubiéramos digerido e inclusive aplaudido y difundido algunos de sus fragmentos ,tanto como fuese posible, porque Evans dice allí algunas cosas relevantes que tienen que ver con el reto mayúsculo que nos espera, no sólo a Maduro, sino a todos quienes creemos sentirnos revolucionarios y capaces de restearnos para transitar con rumbo seguro los caminos del socialismo, como esa verdad de Perogrullo que él bien escribe (cito): “recomiendo empezar a ubicar la atención del discurso en temas centrales, tales como el posicionamiento de la economía comunal, la construcción del Estado Comunal, el rol del sector privado en el desarrollo del país, la transformación de las estructuras del Estado, el método para la superación del rentismo petrolero, la forma de aplicación del Plan de la Patria dejado por Chávez (cuya instrucción antes de morir fue el de ser discutido y ampliado desde las bases …”, verdad esta, lo reitero, que es de anti ojito, como decimos en criollo y obviamente, la vemos como una obligación del colectivo chavista, no solamente de su dirigencia, sino de todos quienes son sus integrantes y, por supuesto allí Evans acierta totalmente…
Pero en donde si nos parece que se le fueron los tapones al compatriota Evans, quizás buscando con ello no perder su papel de “analista político” que, al parecer se ha venido ganando a pulso para los llamados “grandes medios” internacionales, es que haya escrito en su carta, a propósito de esa importante cantidad de venezolanos artistas y actores que resolvieron apoyar la candidatura de Maduro, o de aquellos que simplemente optaron por irse de la MUD, para hacer lo propio, que (copio): “Dejemos las sumas que no suman nada” , dando a entender que ha sido un craso error no sólo de Maduro, sino de su equipo de campaña, haberle abierto los brazos de la mayor bienvenida a esos compatriotas para que se unieran a nuestros esfuerzos por asegurar el triunfo Bolivariano el 14 de abril.
Eso lo valoramos como una pifia inexplicable de este politólogo, pues no es así como él lo afirma, es todo lo contrario, hay que sumar ¿o es que esa inmensa cantidad de pueblo que siempre votó abrumadoramente por Chávez no fue producto -acaso- de la suma de pueblo que él logró cohesionar en torno a su figura y a su proyecto de reconstruir la patria y hacerla libre y soberana? A él parece que se le olvida lo dura y bien difícil que fue la campaña de 1998, época durante la cual las grandes mayorías las hacían únicamente los adecos y los copeyanos, pues las izquierdas apenas lograban captar, en conjunto, como máximo el 10% del electorado y eso ocurrió por décadas. Ese primer triunfo de la revolución fue una audacia política extraordinaria y exitosa gracias a la suma de pueblo que conquistó nuestro líder eterno…
Pero es que hay más en esa carta de Evans que nada nos gustó: “el pueblo chavista, venezolano, latinoamericano y mundial está pendiente de ti (Maduro), tú eres el conductor de un proceso donde no eres el líder, líder sólo fue Chávez, ahora tu eres un medio para alcanzar un fín, el fin de que sea el pueblo su propio líder.”*, párrafo éste que en lo absoluto contribuye a elevar la estatura de quien Chávez calificó, antes de partir de este mundo, como el más brillante joven político de este momento para seguir al frente del liderazgo que reclaman los venezolanos para garantizar la construcción de la patria socialista que él nos prometió y por la cual entregó su vida…
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