El cristianismo es la forma de alienación más profunda que ha existido hasta ahora. Un instrumento de dominación creado por hombres y decretado por hombres como verdad divinamente revelada. A consecuencia de la imposición, -en un largo proceso que duró varios siglos- el cristianismo fue penetrando generación tras generación la psiquis colectiva del mundo occidental hasta arraigarse en todas las áreas de la existencia humana. Resulta fácil comprender que exista mucha gente que se niegue a reconocer, o que intente evadir o minimizar, las más evidentes verdades del cristianismo.
Se ha dicho además que el Cristianismo es Socialismo porque plantea la caridad... Pero el Socialismo en ninguna parte plantea la caridad, porque "caridad" implica que siempre existan pobres con los cuales ser caritativos, el Socialismo en cambio plantea que nadie sea pobre. El Cristianismo platea que las buenaventurazas serán solo para unos elegidos y además en el otro mundo, el Socialismo plantea que los problemas de la humanidad deben resolverse aquí en este mismo mundo, pero no para unos elegidos sino para todas y todos por igual. Nada ha resultado mas conveniente a las elites dominantes de siempre, que esa creencia de que los pobres "algún día llegaran al cielo" porque mientras "los pobres llegan al cielo" la minoría dominante sigue viviendo literalmente en un paraíso gracias al trabajo de la mayoría explotada.
La Teología de la Liberación es un respetable intento de conciliar el mensaje del Cristo de los evangelios con los más elevados ideales en pro de los oprimidos. A través de la Teología de la Liberación se ha querido ver en la Biblia un mensaje de liberación, y más aún se ha querido ver en la Biblia un mensaje de liberación en el ámbito político y social.
Pero tal mensaje de liberación política y social no sólo no existe sino que además, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el mensaje va dirigido en sentido contrario.
El Mensaje de liberación del Tanaj o Antiguo Testamento es un mensaje de liberación dirigido específicamente al pueblo judío. Una liberación que no es impulsada por algún deseo de justicia social o algo parecido, sino por la fijación de un pueblo que durante siglos se ha creído pre-destinado para dominar al mundo. El mensaje de YHVH, el Dios de la Torá es bastante claro en este sentido. Cada vez que libera al pueblo de Israel no lo hace porque considere injusta la esclavitud, lo hace porque ha destinado al pueblo de Israel a gobernar sobre el resto de las naciones -por las que no demuestra sentir él más mínimo vestigio de afecto- en una forma de gobierno sustentada por la esclavitud.
A diferencia del supuesto mensaje de liberación de la Torá, el mensaje de “liberación” que ha querido verse en el Nuevo Testamento si esta dirigido a toda la humanidad, pero carece del más mínimo vestigio de carga social o política. De hecho el denominado Nuevo Testamento en no pocos de sus pasajes avala directamente la esclavitud:
“Así es que aquél esclavo que habiendo conocido la voluntad de su amo no obstante, ni puso en orden las cosas, ni se porto conforme quería su señor recibirá muchos azotes” -Lucas 12:47-
“Vosotros esclavos, estad sumisos con todo temor a sus amos, no tan sólo a los buenos y apacibles, sino también a los de recia condición, pues él merito esta en sufrir uno, por respeto a Dios penas padecidas injustamente” -1 Pedro 2:18-19-
«Cada uno en esta vida debe someterse a las autoridades. Pues no hay autoridad que no venga de Dios, y los cargos públicos existen por voluntad de Dios. Por lo tanto, el que se opone a la autoridad se rebela contra un decreto de Dios, y tendrá que responder por esa rebeldía.» -Romanos 3:1-2-
“Esclavos, sean atentos en todo a sus amos, no sólo con actos de servir al ojo, sino como quienes procuran agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, con temor de dios” -Colosenses 3:22-
“Vosotros, esclavos sean obedientes a sus amos con temor y temblor la sinceridad de su corazón como Cristo” -Efesios 6:5-
Y es que más allá de versículos específicos ¡Todo el Nuevo Testamento esta implícitamente cargado de un profundo mensaje de exhortación a la sumisión y la resignación!
El mensaje de “liberación” del Nuevo Testamento está únicamente vinculado al plano espiritual, a la salvación en el "reino de los cielos". Pero es un mensaje de liberación que realmente tampoco es tal, debido a que está ampliamente condicionado. Es decir, para poder acceder al denominado reino de los cielos se requiere cumplir con ciertos requisitos, de los cuales el fundamental, más allá de cumplir algún requisito ético o moral, es sólo uno: reconocer a Cristo como salvador. Si usted no lo hace no importa que tan bueno y justo sea, usted no tiene derecho a salvarse. Es el chantaje a través del miedo al castigo en el otro mundo. Se trata de la esclavitud del alma, ninguna esclavitud es peor que esa.
- La Liberación de la Teología
Ha sido precisamente a través de elementos como el Infierno y el Diablo como se ha amedrentado la existencia de cientos de generaciones con el único fin de mantener la dominación de determinadas elites.
Para que podamos hablar cabalmente de una Teología de la Liberación, resulta impostergable que liberemos primero a la teología. Pero liberar la teología tiene que ir mucho más allá de interpretar versículos para hacerlos conciliar con la practica social. Liberar la teología implica un profundo replanteamiento de los dogmas fundamentales del cristianismo.
El cristianismo debe deslastrarse de su enfoque culpabilizante y derrotista. El cristianismo debe desvincularse de todo elemento que de forma implícita o explicita legitime la dominación.
El día que podamos pensar en Dios sin sentir él más ínfimo vestigio de temor, el día que podamos pensar en la vida sin sentir miedo por algún castigo eterno en el otro mundo, el día que la religión ya no nos incite a la sumisión y la obediencia ciega, ese día habremos liberado la teología. Sólo entonces, podremos hablar plenamente de una Teología de la Liberación.
- Una nueva espiritualidad
A lo largo de la historia de la humanidad cada civilización desarrolló su forma particular de conectarse e interactuar con la divinidad. Esta forma particular se desarrolló a partir de las realidades concretas de cada civilización, de su contexto histórico, geográfico, cultural y socio-económico.
Es precisamente por ello que el cristianismo jamás podrá ser fundamento para ninguna forma de pensamiento revolucionario ni socialista, sencillamente porque la lógica del pensamiento “cristiano” nace, se desarrolla, se expande y se impone de manera conjunta y transversal con el florecimiento de las sociedades esclavistas y feudales, en las cuales la propiedad privada y la explotación del hombre por el hombre eran el fundamento de la sociedad, por eso el cristianismo lleva implícito la carga ideológica de la dominación de una clase sobre otra, de vencedores y vencidos, de jueces y castigos, de reyes y esclavos.
Si queremos avanzar hacia la construcción de una sociedad verdaderamente justa se hace necesario un replanteamiento de la manera en la que percibimos e interpretamos a la divinidad, y en la forma que desarrollamos para conectarnos e interactuar con ella. No se trata de negar la espiritualidad, por el contrario, se trata de entender que la verdadera espiritualidad es libre de dogmas.