Comiéndonos un sabroso picadillo con un grupo de camaradas sostuvimos una amena conversación a propósito del tema de las elecciones del 8 de diciembre y la controversia entre quiénes se pueden llamar chavista y quiénes no. Luego de una grata discusión que se alargó degustando un sabroso majarete de postre que nos obsequió la esposa del camarada anfitrión llegamos a un primer acercamiento teórico sobre el tema. En primer término, hay que hacer una distinción entre lo que es el chavismo, ser chavista y ser chavólogo o chavóloga. Hablamos de chavismo para referirnos a una corriente política-ideológica que fundamenta sus orientaciones sobre los aportes teórico-prácticos desarrollados por el comandante Hugo Chávez. Dentro del Chavismo se puede considerar varias tendencias o corrientes; no es de extrañar que esto sea así, puesto que, es un pensamiento que no se puede tomar como dogma sino antes bien como una vía para la toma del poder.
De allí que, guardando las diferencias, un primer acercamiento al tema sobre el chavismo nos permite afirmar que el chavismo es para las corrientes revolucionarias lo que la teología de la liberación es para el catolicismo. Otro elemento importante de señalar es que el chavismo es internacionalista, de allí que es una necedad pretender encasillarlo a un partido político en particular y menos de un país. En cuanto al término chavista dícese de aquella persona, grupo social, o político que dentro de Venezuela defiende las tesis políticas y la práctica revolucionaria de Hugo Chávez. Otra característica de un chavista es su militancia activa dentro del proceso revolucionario venezolano. Dicha militancia no se circunscribe a la adhesión a un partido político en particular; en otras palabras para ser chavista no hace falta, o no es condición sine qua non, pertenecer a un partido en particular; el único requisito para ser chavista es practicar el chavismo. En el caso de los chavólogos y chavólogas nos estamos refiriendo a una organización burocrática que asume para sí el derecho de heredar las simbologías para electoralmente ser asociadas a Chávez.
De esta manera los chavólogos y chavólogos strcito sensu en el caso de Venezuela se ubican en la actual dirección nacional del PSUV. Hasta aquí el primer acercamiento teórico al tema. Ahora pasemos a evaluar algunas consideraciones prácticas al respecto. Utilizando la mayéutica cabe hacerse algunas preguntas para continuar el debate ¿se puede estar en el chavismo sin ser chavista? Por supuesto, entendemos que estar dentro de la corriente del chavismo significa una posición fundamentalmente teórica aquello que el pensador italiano llamó los intelectuales orgánicos. Otra pregunta sería: ¿se puede ser chavista sin estar en el chavismo? No, es imposible, porque no es congruente decir una cosa y practicar otra. Una última pregunta que cabe hacerse es: ¿Se puede ser chavólogo o chavóloga sin ser chavista? La respuesta es sí. No cabe duda que cuando se pretende asumir para sí una supuesta simbología que identifica al chavista nos encontramos con una gran dosis de oportunismo. Porque se pretende utilizar unos símbolos, con la idea falsa que esos símbolos identifican al chavista y de esta manera se garantiza un triunfo electoral.
Cuando uno se pone a recordar las simbologías de los partidos políticos a nivel mundial, en ningún momento ve el rostro de algún fundador de esa corriente política. Así por ejemplo la simbología del partido comunista ruso es la hoz y el martillo, en el caso del venezolano es el gallo rojo; el del PSOE es un puño y una flor. Una última pregunta ¿Hay chavistas dentro de los chavólogos y chavólogas? Sí, por supuesto que sí y es a ellos y a ellas que les corresponde luchar dentro del PSUV para que se logre entender que el tema del chavismo y de los chavistas trascienden una coyuntura electoral; en consecuencia, no se les puede seguir tildando de traidores, ni de salta talanqueras ni ningún otro epíteto a compañeros y compañeras por el único “delito” de disentir de una dirección burocrática de un partido o bien porque no se acompaña una propuesta electoral local.
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