No han sido pocos los pronunciamientos al respecto y al parecer el debate recién está comenzando dentro del campo de los revolucionarios y también dentro de una izquierda ya acomodada, en su imposibilidad de plantearse el real problema del Poder.
Recordemos que izquierda y revolucionarios, son cosas distintas y hasta contrapuestas si se quiere; los segundos luchan por cambiar de raíz el actual sistema de explotación capitalista mediante una revolución socialista, que pulverice el podrido Estado capitalista. Los primeros en cambio, buscan con desespero aferrarse a cualquier reformita pequeña, a cualquier medida populista, a cualquier discurso rimbombante y sin contenido real, a cualquier escenario electoralista para hacerlo aparecer como “socialista” y de esta manera, asegurarse que el podrido Estado capitalista siga funcionando y de esa forma, asegurar una suerte de migajas desprendidas del poder real que sustenta todo el andamiaje de explotación.
En orden a seguir contribuyendo con el debate y sin eludir la enorme responsabilidad que debemos tener en este escenario complejo que nos toca vivir, entregaremos nuestra respuesta sobre la pregunta que formula el compañero Roland Denis.
Lo primero será sobre la misma proposición que hace el compañero.
No creemos que sea a Nicolás Maduro a quien habría que mandar al carajo. Maduro para nosotros, solo representa la punta del iceberg que habría que desmontar.
En Venezuela y lo venimos diciendo desde hace siete años, se instaló una burocracia pequeño burguesa a la cabeza del proceso bolivariano, que contando con ilimitados recursos del Estado y mediante todo tipo de argucias, triquiñuelas, fraudes, desfalcos, estafas, pero también mediante la creación de empresas de pantalla, cooperativas que en realidad son empresas privadas, obtuvo del Estado contratos mil millonarios para hacerse de parte importante de los recursos del gasto social y con todo ello transformarse en un nuevo segmento burgués y alejarse de su primera condición de pequeña burguesía burocratizada.
También dijimos en su tiempo que el fulano “socialismo del siglo XXI”, no era más que un sucedáneo del socialismo y que no existían revoluciones a medias, como dramáticamente se demostró en los casos de Chile, Nicaragua y varios otros.
Pretender que exista una revolución socialista mientras la burguesía sigue manteniendo el poder real de la economía, no solo es un engaño, sino más grave aún, termina siendo un crimen que se comete contra la clase obrera y todos los sectores explotados de la ciudad y el campo que luchan por su liberación del yugo explotador del capitalismo.
También dijimos que el Poder Popular no pasa por denominar a las instituciones del Estado burgués con ese apellido, sino por la construcción real y desde fuera de ese Estado que se pretende destruir.
No nos equivocamos cuando señalamos que el socialismo no se compra mediante los altos precios del petróleo y se indemniza la burguesía ante cada nueva expropiación que realiza el viejo Estado a precios muy por encima de su valor real y muy por encima de la inversión en esos activos realizada por la burguesía, ya sea nacional o internacional (ver casos Sidor, Banco Santander entre otros).
Insistimos que era un error hablar de un mundo bipolar, cuando en la práctica el capitalismo se había globalizado y solo existía una disputa inter imperialista por los mercados, donde estaban incursos nuevos actores tanto a nivel global, como regional, como son los casos de China a nivel general y Brasil en el área regional.
Hablamos fuerte y claro cuando señalamos que un partido de composición pluriclasista, pero con una dirección burocratizada al máximo, sin teoría revolucionaria y que solo se expresa como maquinaria electoral de vez en cuando, no podía ser más que un aparato socialdemócrata, incapaz de realizar cambios revolucionarios y ni siquiera podía expresar la voz de su militancia. Toda vez que su real dirección emanada de su último congreso, ni siquiera se expresaba ni actuaba como tal, sino por intermedio de “otros voceros”.
Cuanto se nos criticó cuando dijimos que el Gran Polo Patriótico era una entelequia estéril y más que alianza política, era una reunión de viejos referentes, buscando algún pequeño espacio dentro del aparato del Estado y ser beneficiados de vez en cuando, con alguna alianza con el partido gobernante electoralmente.
En este punto salvo honrosas excepciones que es necesario precisar más adelante con nombre y apellido, nos gustaría preguntar: ¿Cuándo fue la última vez que el GPP apoyo públicamente y con movilización una huelga de trabajadores por sus justas demandas? O ¿presionó desde la calle por la libertad de auténticos revolucionarios internacionalistas encarcelados en Venezuela? O ¿exigió también con movilización de sus militantes o seguidores por el esclarecimiento urgente de la muerte de casi 400 dirigentes y militantes campesinos y obreros, todos líderes populares, la mayoría asesinados a manos del sicariato terrateniente? Eso por nombrar algunos de los casos en que pudo y debió intervenir pero que prefirió no hacerlo. ¿Por qué?
Es bueno hacer memoria hoy recordamos en forma fresca cuando advertimos del clientelismo de muchas organizaciones y como se captaba a la juventud para sumirla en las instituciones burocráticas, alejarla de la militancia real y finalmente ganarla para seguir manteniendo el mismo sistema contra el que se luchaba.
¿Cuantos farsantes se lucraron de este gran esfuerzo de la clase obrera y el pueblo bolivariano en todos estos años? O ¿acaso no están frescas en la memoria las poses de Miquelena y demás farsantes de ese tiempo?
¿Es acaso un misterio la actuación del ministro Riveros al frente del ministerio del trabajo? Y de tantos ministros que acompañaron este proceso, así como alcaldes, gobernadores y tránsfugas que hoy son brillantes empresarios.
No es solo Isea y su combo, o ¿ya nos olvidamos de Andrade y toda la putrefacta corrupción en Bandes? No queremos eludir nombres ni nada parecido. Solo que este escrito no queremos que sea una lista de corruptos, farsantes y tránsfugas porque teclear cada nombre, cada situación, duele en lo más profundo, en lo más humano, en lo más guevarista que nos da razón de ser y de existir como fuerza política.
Pero hacer memoria y decir la verdad es un ejercicio sano. Hasta hace unas horas muchos personajes desde la izquierda nos decían “no es conveniente decir nada porque la derecha lo va aprovechar”. ¿Qué más se puede aprovechar la derecha de este proceso? O ¿no fue provecho la fuga de capitales en pleno control de cambio? ¿Comprar durante años el dólar a precio regalado y venderlo en el mercado negro no fue provecho? O ¿la amnistía que les permitió rearmarse para atacar a la clase obrera y al pueblo pobre y explotado de la ciudad y el campo no fue provechosa?
Pero es que la falta de memoria de esta izquierda es enfermiza. Ya nadie se acuerda de la compra de los bancos “bolivarianos” y su posterior intervención por fraude. ¿Que será del hermano de Jesse Chacón? Claro dirán muchos su hermano nada sabía, porque no se hablaban ni se veían y el entonces y ahora ministro, no poseía información de aquellas oscuras operaciones que hasta Chávez denunció públicamente.
La lista sería larga pero la tentación es grande y la indignación mayor al recordar todo aquello que creemos condensan muy bien los “después” mencionados por al camarada Roland Denis en su escrito. Pero diferimos del camarada en cuanto solo personifica el problema. El problema para nosotros no puede ser Maduro solamente.
Es todo un sistema mentiroso y perverso que nos engaña y nos miente en forma habitual y hasta con nuestra complacencia. No es solamente ahora es que la burguesía ataca y trata de desmontar el proceso bolivariano y no solo es un segmento de ella, catalogada como la burguesía tradicional.
El nuevo segmento burgués enquistado en el gobierno, defiende su nueva condición y nos trata de convencer que existe una nueva burguesía “buena” y esto cuenta con el aplauso estridente de quien hace del marxismo, una letra muerta y amarillenta y nos venden su discurso que solo busca justificarse a sí misma, como segmento nuevo de la burguesía y se presentan como la solución, pero para ello es fundamental mantener el capitalismo.
El gobierno habla de una burguesía patriota, honesta, que quiere producir ¿cuál es la burguesía mala y conspiradora entonces? ¿No se encargaría la burguesía “buena, patriota y honesta” de ocupar el mercado que abandona la burguesía “apátrida, traidora y deshonesta” al acaparar o disminuir la producción? Dado el carácter importador de la misma, esto no debería ser un gran problema, si se compara con el de la industrialización. Falsos y justicadores del capitalismo.
Así ataca la nueva burguesía que es gobierno desde dentro en el plano de la confusión teórica-ideológica a la clase obrera y al pueblo bolivariano, pero no se limitan a eso, también lo hacen en forma práctica y por lo demás pública.
En aporrea apareció un artículo que bien refleja la situación antes apuntada donde el autor, Deivis Battes, también se plantea este problema cuando dice: “…Para el proceso de entrega de dólares intervienen principalmente la banca pública y privada, el gobierno y la burguesía (como dato adicional, se debe mencionar que las importaciones públicas representaron para el 2012 aproximadamente el 44% de las importaciones totales). En 2012 se señala una pérdida de 20 mil millones de dólares ¿quién conspiró? ¿Cómo se “conspira” sin la complicidad de todos los entes, entre los cuáles se encuentran algunos agentes o instituciones del sector público? ¿Cómo es que hasta hoy en día no se tiene la lista de tales empresas o los principales responsables en pleno sistema de control cambiario? O ¿es que esto, no influye en la escasez y los altos niveles inflación del año 2013, por lo que entonces no merece ser catalogado como parte de la guerra económica? ¿Acaso la fuga de capitales por vía fraudulenta que se viene dando desde el año 2003 que para el 2012 alcanza los 110 mil millones de dólares (se desconoce cuánto puede estar en los paraísos fiscales) también es guerra económica conspirativa? ¿Si esto se viene desarrollando desde el 2003, por qué ahora es que se convierte en guerra económica? ¿No se trata sólo de un proceso de acumulación de capital dadas las características en que se da la transferencia de renta en Venezuela?...”
Entonces camarada Roland Denis, comprendemos que el problema deja de ser Maduro, es todo el sistema que sostiene al viejo y podrido Estado capitalista al que hay que mandar al carajo para usar su acertada palabra y desmontar uno a uno, todos estos diques de contención de la real necesidad del pueblo por avanzar en su propia revolución, sin tutores ni mediatizadores de oficio.
De todas formas, no queremos eludir el problema planteado. Estamos en presencia de una nueva situación inédita en este proceso, que no es otra que la liquidación del mismo, con la puesta en escena de un nuevo pacto de punto fijo hoy llamado el Pacto de Miraflores.
Cuando nos referimos a este pacto, no nos estamos refiriendo al show grotesco y vulgar de ver sentados en Miraflores a los mismos asesinos y golpistas del 11 de Abril, tratados ahora eufemísticamente como la “oposición democrática”. No.
Nos estamos refiriendo al real, al auténtico y que no empezó ni con mucho después del 12 de Febrero sino mucho antes. O ¿acaso nos olvidamos de las reuniones de Merentes y del equipo económico con más de 6 mil empresarios en el marco de la anterior crisis de precios, que culmino con el señor Lorenzo Mendoza en Miraflores? ¿Olvidamos aquellas peticiones de la burguesía en ese entonces? O ¿es que la actual Mesa de Paz Económica no es solo el reflejo y consecuencia de aquellos primeros acercamientos?
¿Ya nos olvidamos del cierre de los programas de opinión de un conjunto de compañeros que se mostraban críticos de la actual conducción y la verdadera ofensiva que desato el gobierno, contra quien no acataba del todo su nueva orientación centrista y abandonaba la postura de golpe de timón diseñada por el presidente Chávez?
El verdadero pacto de Miraflores, se comienza a realizar ya en ese momento y se empieza materializar con los 56 acuerdos con los empresarios, que el gobierno se empeña en mantener en secreto y a espaldas del pueblo. Pero ya se empiezan a sentir en el bolsillo de los más pobres, por mucho que se anuncien por separado y espaciados en el tiempo esos acuerdos, para que no tengan el impacto que causarían de hacerlos públicos y visibles.
Pero no solo son 56 acuerdos en materia económica. El mismo gobierno ha anunciado que se espera arribar a más de dos mil acuerdos en las distintas mesas de negociación a nivel central y de regiones. Por lo pronto, ya se empiezan a despachar los primeros 600 acuerdos regionales y aunque el gobierno se empeña en mantenerlos en secreto, la porfiada realidad va mostrando cual es el camino a recorrer cuando el presidente de Fedecamaras, Jorge Roig, dice “…El gobierno empieza a tomar el camino correcto…”.
Estamos en presencia del desmontaje de toda la esencia del proceso bolivariano y aunque no se le podía llamar socialista, representaba un avance en relación a la situación anterior de la clase obrera y el pueblo pobre y explotado de la ciudad y el campo.
La mesa política de negociación instalada con la MUD en estos días, no es sino reflejo tardío, de la anterior situación descrita con los empresarios. La burguesía económica se representó a sí misma en estos diálogos, mientras la derecha política presionaba desde la calle por hacer más profunda la entrega del proceso bolivariano.
Se trata en definitiva de una nueva repartición de la renta entre los distintos segmentos de la burguesía (boliburguesia y burguesía tradicional) en un contexto de crisis sistémica del capitalismo rentístico.
La actual crisis es producto de que aún se depende, para el andar “relativamente normal” de la economía, de la renta petrolera; pero dado que los precios del barril de petróleo cayeron en 34% en el valor anual promedio para el año 2009, para luego recuperarse hasta el año 2011 cuando el barril llega a un valor cercano a los 100 $, para luego estancarse durante el 2012, 2013 y lo que va de 2014 en este precio; aunado al hecho de que el consumo interno de gasolina sigue creciendo y la producción de petróleo no se incrementa; deviene en un estancamiento o reducción de los ingresos petroleros o los también denominados petrodólares.
En otras palabras: no hay ingreso de dólares suficientes para mantener el ritmo de acumulación de capital que se viene desarrollando; o lo que es lo mismo: no hay entrada de dólares suficientes que permitan mantener los incrementos de las ganancias capitalistas, sin que se golpee de una forma más aguda y marcada al poder adquisitivo de la clase obrera y el pueblo pobre y explotado. No hay tal guerra económica: se trata como siempre de la crisis sistémica del capitalismo en general y del capitalismo rentístico en particular.
Como puede ver el camarada Roland Denis, no se trata solo de mandar al carajo a Maduro y aún a algunos de sus ministros o colaboradores cercanos, sino de terminar para siempre con el maldito capitalismo y su beneficiaria única: La burguesía.
Claro que entendemos que los pactos y los acuerdos los llevan adelante personas concretas y en situaciones concretas. Pero ya en Abril del 2009 advertíamos: “…Aquí no hablamos de neoliberalismo por varias razones que pasamos a explicar. Cuando se habla de neoliberalismo, se trata de divorciar este concepto del capitalismo, como si existiera un capitalismo bueno (keynesiano), y uno malo (neoliberalismo), cuando en realidad son dos variantes de una misma moneda. Pero además existe otro detalle de mucha importancia.
Nunca el capitalismo aplica modelos "puros", y nunca son exclusivamente una sola cosa. Habitualmente se dan combinaciones de medidas con énfasis en una o en otra, pero las dos recetas representan la continuidad del capital y la aplicación de una de ellas en un momento determinado, solo prepara la siguiente etapa donde se expresará en forma principal su contra parte. Una vez agotada la vía keynesiana (mayor gasto social en el caso de Venezuela amparados en los altos precios del petróleo), se pasara necesariamente a aplicar la vía liberal y ahí estaremos en presencia de la liquidación de buena parte del proceso bolivariano sustentado en la renta petrolera y en su alto ingreso de dólares. No se trata por lo tanto de cambiar personas, sino acabar de una vez con el sistema capitalista antes que sea demasiado tarde porque la etapa de bonanza de los petrodólares, ya terminó...”
Con todo lo anterior, no negamos los grandes avances de todos estos años conseguidos al calor de las luchas de las masas populares y su necesaria defensa. Todo lo contario. Afirmamos que la única salida revolucionaria a la actual crisis, es con la profundización de la ruptura con la burguesía parasita, incapaz totalmente de solucionar las necesidades del pueblo de Venezuela. Ponemos eso si el énfasis en que no se trata de personas ni del modelo, se trata de todo el sistema en su conjunto.
Volviendo al tema central del emplazamiento hecho por Roland Denis, debemos decir que sin desconocer todo el inmenso avance que significó el proceso bolivariano, en la propia esencia de este proceso podemos encontrar las causas de la actual situación y que escapan a la responsabilidad personal de un personaje menor como es Nicolás Maduro.
La falta de una organización revolucionaria, madura y pertrechada teóricamente con un proyecto de pulverización del Estado capitalista y de construcción de la nueva sociedad socialista, es una de las causas estructurales de la actual situación. No podemos pasar por alto las primeras definiciones teóricas del presidente Chávez cercanas a la tercera vía propuesta por el criminal de guerra, Tony Blair, y en eso Maduro no tiene responsabilidad más allá de su propia formación teórica y de su desarrollo.
Negar a estas alturas del partido que el proyecto bolivariano no era ni podía ser socialista, de acuerdo a su composición de fuerzas, sobre todo y principalmente en sus estructuras dirigentes, sería equivalente a no ver el sol en un día despejado y de amplio dominio del astro rey y nos colocaría en un debate sin sentido.
Más necesario nos parece señalar otra de las causas estructurales que nos condujeron a esta situación actual. La inmensa capacidad económica y de recursos de todo tipo con que contó una dirigencia centrista para domesticar e inmovilizar a un inmenso movimiento social que se había desatado mucho antes de Chávez, pero que fue canalizado por el líder y por su tenaz trabajo en todas direcciones.
Cuando decimos centrista, estamos tomando las palabras de José Vicente Rangel, apenas nombrado por Chávez como futuro ministro luego de ser electo presidente, cuando afirmó que el objetivo del nuevo gobierno era aplicar la política de un gobierno centrista que se preocupara de reformar el Estado y perfeccionarlo. Como ven no es un invento nuestro ni mucho menos.
Sabemos que la lucha de clases agudizó las contradicciones y el presidente fue cambiando en la medida que avanzaba el proceso y profundizaba su propio conocimiento y estudio de las realidades políticas, pero de lo que se trata es analizar las causas que nos trajeron aquí.
La existencia de una dirigencia alejada de la teoría revolucionaria, posibilitó que cuando existieron condiciones para terminar de profundizar efectivamente el proceso en Abril del 2002 y en Enero del 2003 en adelante, se abandonara esta posibilidad y se buscara siempre el pacto, aunque fuera menor, con la excusa de la construcción de nuevas y mejores condiciones sobre todo en la arena internacional, con la construcción de instrumentos jurídicos-políticos que posibilitaran la integración de una zona económica y el cambio en la correlación de fuerzas a nivel internacional.
La sola mención de un momento donde toda la Asamblea Nacional era Chavista, bastaría para demostrar que se propició una estrategia distinta a profundizar la revolución. Son los años del surgimiento y acción de los nuevos ricos, hijos legítimos del proceso y de toda una maraña increíble de negocios y corrupción desenfrenada.
Si no se profundizó la revolución en ese entonces, con bonanza económica y todo, hoy con crisis generalizada en lo político, social y económico, tampoco se hará y todo lo demás es ilusión; buenos deseos y palabras sin contenido para el aplauso fácil de una audiencia cautiva.
La correlación de fuerzas actual distinta al año 2002 cuando el pueblo movilizado, en fulminante ofensiva, mando al carajo a la burguesía golpista y retomo el poder sin que fuera ni convocado para ello. En ese entonces, estábamos en presencia de un golpe de Estado, con participación de un sector importante de las fuerzas armadas, con el fascismo haciendo de las suyas en Miraflores y en todas partes, pero sin embargo, el pueblo los puso en su lugar e instaló de nuevo a Hugo Chávez en Miraflores.
Hoy surgieron algunas barricadas, algunos hechos de violencia fascista propiciados por paramilitares y con la complicidad necesaria de la derecha tanto económica, como política, pero también con la complicidad de grupos al interior del gobierno y de las fuerzas armadas y de seguridad. Y ¿qué se hace al respecto? ¿Se convoca al pueblo a defender el proceso en las calles? No.
Se llama a la paz y a la negociación, se firman acuerdos secretos y se instalan en Miraflores, los asesinos de pueblo que tanto conocemos en un show mediático envolvente y todo eso se presenta como un éxito ante los ojos de las masas.
Con seguridad para el Primero de Mayo anunciaran por todo lo alto un aumento pírrico de los sueldos y salarios, muy debajo de la inflación real acumulada y los escribidores de oficio gritaran felices “así, así es que se gobierna”. Hipócritas justificadores de la explotación capitalista
Existen compañeros que con un rastrerismo increíble, asumen el discurso de la derecha y justifican esta macabra jugada con la pueril excusa de que “no se trata de enfrentar pueblo contra pueblo, porque existen dos mitades en el país”. Este argumento lo hemos escuchado en nombre del “realismo político” y muchos otros vacíos de todo contenido, utilizando el mismo lenguaje de la derecha y de la más servil socialdemocracia burguesa.
La dirigencia del proceso, basándose en un místico mensaje, se asumen como únicos depositarios del pensamiento y figura de Hugo Chávez, se presentan como sus hijos políticos, en un intento de traspasar el liderazgo del presidente muerto hacia ellos mismos y así afirmarse en eso, para justificar los pactos y la entrada del proceso en una fase de establecer un nuevo pacto social inter burgués. De tal forma que falsifican y tergiversan el verdadero legado del presidente Chávez, que con todos sus errores y vacíos teóricos iniciales supo al final de su vida comprender que se había equivocado y trataba de reorientar el rumbo profundizando el proceso y transformarlo en una verdadera revolución socialista. No otra cosa se desprende del Golpe de Timón anunciado y que no pudo desarrollar porque lo sorprendió una muerte prematura y muy sospechosa por lo demás.
Con todo lo anterior, la pregunta que surge como ya se la formulara el gran Lenin en su tiempo ¿Qué hacer? Y la respuesta desde el guevarismo militante y revolucionario:
No mentirle a la clase obrera ni al pueblo explotado y pobre de la cuidad y el campo.
No ilusionarlo con una salida pactada con la derecha económica y política.
Desenmascarar el carácter burgués de la nueva dirección que asume el desarme del proceso bolivariano.
Organizar para el combate de clases a la propia clase obrera y a los pobres y explotados.
Construir junto a otras fuerzas revolucionarias el nuevo sujeto político y social de la revolución socialista verdadera.
Organizar el Poder Popular real desde la base, desde fuera del podrido Estado burgués y en permanente lucha contra él.
Educar teóricamente a la vanguardia que necesariamente será compartida y complementaria sobre tres principios básicos: independencia de clase, lucha por el poder real y combinación de las formas de lucha.
Sumergirnos en los sectores populares, crear organización social militante y combativa.
Oponernos con todo a la entrega del proceso bolivariano, denunciar los pactos y crear una nueva cultura revolucionaria.
Combatir al fascismo en todas sus expresiones, no perder de vista el enemigo principal que es la burguesía, ya que ella es el representante local del imperialismo. No hay forma de ser anti imperialista sin ser a la vez anti burgués lo demás es falacia pura y dura para mantener el régimen de explotación y en definitiva servirse de él.
Copar los espacios sociales y públicos con la voz de los explotados, de la clase obrera en lucha.
Construir nuevos organismos de la clase obrera alejados del clientelismo, de las mafias sindicales, de los grupos de poder, de los compromisos con los patronos.
Dar la batalla teórica a la burguesía, a la tradicional y a la surgida en estos años al amparo de ser gobierno.
Preparar estratégicamente nuestras fuerzas, controlar espacios y territorios con el Poder Popular construido sobre la base de la lucha y su propia autogestión.
Construir un nuevo sujeto mediático popular con miles de cabezas ojos y bocas en todas partes pero, que respondan a los intereses de la clase obrera y de los pobres y explotados de la ciudad y el campo.
No renunciar a ninguna forma de lucha pero integradas todas en un plan estratégico de acumulación de fuerzas.
Impulsar la movilización de la clase obrera y de los sectores populares por sus derechos, la defensa de sus conquistas, alcanzar nuevas y ambiciosas metas que nos acerquen al objetivo estratégico de la revolución socialista.
Quebrar el nuevo pacto social que pretenden construir los segmentos de la burguesía desde el gobierno y la oposición, e irrumpir en el escenario con el nuevo sujeto político social de la revolución.
Enterrar para siempre a la vieja izquierda capitalista justificadora de todo pacto con la burguesía, para conservar un pobre rinconcito en los altares del poder.
Como se puede apreciar, para los Guevaristas no es solo a Nicolás Maduro al que hay que mandar para el carajo. Él ya eligió de qué lado de la historia quería estar y la forma en que quería entrar en ella.
Nosotros, Guevaristas Revolucionarios, miembros de una pequeña fuerza pero en desarrollo, asumimos sin complejos el desafío y mandaremos al carajo a quien sea necesario incluido Nicolás Maduro por la revolución y el socialismo.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos, millones de mujeres y hombres que levantan sus sueños con audacia y valentía, marchan hacia el futuro sin importarles los escollos o desafíos que tendrán que enfrentar en esta lucha contra la muerte y el esclavismo capitalista. Nada ni nadie los podrá detener porque forman parte de lo mejor de la humanidad y finalmente conquistaran su libertad por medio de la revolución socialista.
Que se escuche en todas partes nuestro grito de amor y de combate:
¡Contra el fascismo y el reformismo entreguista, todo el poder para el pueblo!
¡No al pacto de Miraflores inter burgués por una nueva repartición de la renta!
¡No se engañen los burgueses y traidores, mientras la clase obrera y el pueblo vivan, la lucha sigue hasta el socialismo!
¡Ni perdón ni olvido contra los asesinos y traidores de la clase obrera y el pueblo pobre y explotado!
¡Honor y gloria a los que luchan y resisten la ofensiva del capital y la burguesía!
¡Ni un segundo de descanso toda una vida de combate por la revolución y el socialismo!
¡Aún tenemos patria y pueblo rebelde para rato!
¡¡¡Adelante, adelante con todas las fuerzas de la historia!!!
Dirección Nacional,
Movimiento Guevarista Revolucionario
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