Con el inicio del diálogo Gobierno-MUD se dio un paso significativo para aislar a la ultraderecha fascista, cuya violencia terrorista es rechazada por el 85% de los venezolanos (Hinterlaces). Pero, mientras no se disipen las expectativas económicas negativas en torno a la inflación y a la escasez, el desgaste político continuará afectando la estabilidad de gobierno.
Para superar la crisis económica, no basta con atacar sus efectos con medidas parciales de alcance limitado. Las que se han tomado, incluyendo la ley de precios justos, si bien son disuasivas, son insuficientes para derrotar la especulación y el acaparamiento, exacerbados por el afán desmedido de lucro y el aprovechamiento al máximo, de los vacíos y debilidades de una política económica, que desde hace rato viene dando señales de agotamiento e incapacidad para darle viabilidad al Plan de la Patria.
En efecto, según el informe del BCV, la ofensiva económica aplicada por el gobierno en noviembre 2013 no produjo los resultados esperados, porque la inflación creció un 2.1% en el primer trimestre del 2014 respecto del mismo período del 2013, con el agravante de que ahora los consumidores no cuentan con la protección del INDEPABIS, institución relanzada por el Presidente Chávez luego de su eliminación en la IV República.
La segunda ofensiva económica anunciada por el Presidente Maduro pone el énfasis en satisfacer las demandas de financiamiento del sector privado y en la flexibilización progresiva del sistema cambiario, sin visualizarse aún su articulación con una política económica integral, que mire la economía como un “sistema”, cuya inestabilidad debe ser tratada abordando simultáneamente las dimensiones fiscal, monetaria, cambiaria, financiera y productiva, para restablecer los equilibrios macroeconómicos e impulsar la construcción de un nuevo modelo productivo endógeno diversificado con capacidad exportadora. Para generar confianza, esa política debe basarse en los principios de transparencia y eficiencia, siempre asumiendo el punto de vista de los trabajadores. Todas las medidas deberían engranar en una estrategia global que tenga como ejes la equidad social y el desarrollo socioproductivo. Es tiempo de atacar las causas estructurales de la crisis.