La hora cero del día “D”
El ambiente, en aquel día viernes, primero de junio de 1962, dentro de las instalaciones de la Base Naval de Puerto Cabello, estaba enrarecido. Algo había en la mente de algunos oficiales y suboficiales, fuera de lo acostumbrado. Así también ocurría en una parte de la tripulación del Destructor Zulia, atracado en la bahía e imposibilitado de poder navegar. Desde el día viernes primero de junio, los invitados esperaban la hora cero.
2. El amanecer del 2 de junio de 1962
A tempranas horas de la madrugada del día sábado 2 de junio, se oyó el tableteo de las ametralladoras, y los sonidos de los disparos de fusiles. Había comenzado lo que la historia registra como “El Porteñazo”. El Comandante de la Base Naval, Jesús Carbonell Izquierdo fue hecho preso, así como otros oficiales. “Hay un alzamiento militar”, fue la voz que corrió como pólvora, dentro de las instalaciones de la Base Naval, como en la ciudad de Puerto Cabello. Los oficiales y suboficiales invitados tomaron el control de la Base. El Comandante general de la Armada era el Vicealmirante Ricardo Sosa Ríos, y el Ministro de la Defensa era el general Antonio Briceño Linares.
3. Liberación de los guerrilleros
Enseguida de haber sido tomada la Base Naval de Puerto Cabello, se liberaron a los presos políticos (guerrilleros) que se encontraban en el Castillo Libertador, de Puerto Cabello, ubicado en la misma área de la Base. Habían sido concentrados allí, traídos desde varias cárceles del país. De inmediato se incorporaron a la batalla en varios puntos de la ciudad. Entre otros, podemos nombrar a: Fernando Ravelo, Efraín Blanco, Máximo Maduro, Miguel Reyes, Pablo López, Raúl Cordero, Gerardo Tovar, Félix Gil Moreno, Oscar Eduardo Sánchez, Antonio García, Luis Alberto Caricote Agreda, Antonio Guevara, Carlos Richardi, Marcial José Blanco, Andrés Eloy Blanco, Enrique Gautier, Gastón Carballo, López Ceballos, José Trompis López, Dr. Manuel Quijada, Boris Domínguez, Oscar Carreño, Luis Felipe Ojeda, Fernando Garcés Ferguson, José Reyes Perta Cañizales.
4. Una insurrección con motivación ideológica
Todos los expertos y analistas políticos coincidieron en que El Porteñazo, fue un movimiento cívico-militar diferente a cuantos habían sucedido en Venezuela. Así como el Carupanazo, cuyos hechos a penas se distanciaban por 30 días. “Ambos tenían en sus raíces motivaciones ideológicas. En el último (El Porteñazo), la influencia comunista estuvo más acentuada…”, escribió Jesús Sanoja Hernández, periodista y profesor universitario.
5. Antecedentes
Tras la caída de la dictadura de Marco Pérez Jiménez, el pueblo venezolano cifró sus esperanzas en el futuro cercano. Las elecciones presidenciales se efectuaron y ganó Rómulo Betancourt (AD). Recibió el mandato el 13 de febrero de 1959. De inmediato formó una coalición entre AD, Copei y URD, llamada a posteriori “la ancha base”. Pero una vez más se frustraron las expectativas y esperanzas del pueblo que había luchado encarnizadamente contra la dictadura perezjimenista. El régimen de Betancourt, a los pocos meses, desató una persecución contra el Partido Comunista y el MIR, así como otras organizaciones de izquierda. El gobierno betancurista orientó su política hacia la entrega al imperio norteamericano. Betancourt habría dicho: “Si yo no doy la orden de ilegalizar a los comunistas en ese momento y meterlos presos, me tumban los militares”.
6. Nacen las guerrillas
El 9 de mayo de 1962 fueron inhabilitados, por el gobierno de Betancourt, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Los parlamentarios de esos partidos fueron puestos presos, sin habérsele allanado su inmunidad parlamentaria. Era la época del “disparen primero y averigüen después”. La represión arrecia contra los izquierdistas. Muchos va a parar a las cárcel, otros son asesinados, y a unos cuantos los desaparecen. Más tarde, en el año 1963, nace la Fuerza Nacional de Liberación Nacional (FALN).
7. 52 años de “El Porteñazo”
Hoy, 2 de junio de 2014 se cumplen 52 años del levantamiento cívico militar llevado a cabo en la Base Naval de Puerto Cabello, y cuya acción militar se extendió por toda la ciudad, especialmente en la esquina de La Alcantarilla, escenario de la más feroz de las batallas de nuestra historia. Se luchó implacablemente. En 72 horas ganaron las fuerzas del Gobierno de Betancourt, desplegadas por tierra, aire y mar. La orden era aniquilar en el menor tiempo posible, la rebelión, “al costo que sea”, había dicho el presidente Rómulo Betancourt. El general Alfredo Monch, estuvo al frente de las operaciones en tierra, dado que era el Comandante del Batallón Carabobo, el cual atacó con furia a los revolucionarios en la esquina de La Alcantarilla. En Puerto Cabello hubo fusilamientos, por parte de las fuerzas gubernamentales. NO HUBO RENDICIÓN, por parte de las fuerzas rebeldes y revolucionarias. A las pocas horas de la batalla en La Alcantarilla, supimos de la muerte del Maestre Becerra.
7. Un heroico sacerdote
El Padre Luis María Padilla, capellán de la Base Naval, heroicamente se metió en la batalla que se escenificaba en la esquina de “La Alcantarilla”, y en medio del repiqueteo de las ametralladoras, el hombre de la sotana negra, comenzó a socorrer a los soldados caídos. Un soldado moribundo se aferró al sacerdote, como buscando escapar de la muerte. En soldado murió en los brazos del capellán, mientras él veía de lado a lado, buscando ayuda. Pero la batalla continuaba, como si nada. El fotógrafo José Rondón, alcanzó a tomar la foto del soldado colgado de la cintura del sacerdote, que le dio la vuelta al mundo. Ganó el Premio Pulitzer, en 1962.
8. El Fortín Solano el último baluarte en caer
El fortín Solano, viejo castillo español, en poder de los revolucionarios, se convirtió en el baluarte que cayó bajo un ataque atroz de la aviación. Intervinieron en la operación aviones Sabre F-86, Camberras y Vampiros. En los muros del fortín se estrellaron más de 20 cohetes. La acción de la aviación fue repelida con fuego de ametralladoras antiaéreas. Los revolucionarios atrincherados en el viejo Castillo, lucharon bravamente. Al final cayó el último baluarte.
9. ¿Cuántos muertos hubo en El Porteñazo?
Hasta hoy nadie ha podido dar una cifra más o menos cercana a la cantidad de muertos que hubo en la insurrección de Puerto Cabello. Lo que si se es que hubo muchos muertos del ejército del gobierno, así como de los rebeldes y los civiles. Hubo lugares en la maleza, cercanos a la playa y el hotel Cumboto, donde se encontraron muchos soldados caídos. La batalla fue cruenta, porque el gobierno de Rómulo Betancourt había dado órdenes, a través de su Ministro de la Defensa, general Antonio Briceño Linares, de liquidar al precio que fuera a los rebeldes, y en el menor tiempo posible, para evitar que algunos complotados en otras guarniciones tuvieran chance de plegarse al movimiento. La actuación de la aviación fue inclemente. Sus ataques produjeron muchos muertos y heridos, entre la población civil. La cifra que se maneja desde aquel entonces es de más de 400 muertos y miles de heridos.
10. El cuartel Carabobo: primera escala
A las 72 horas todo terminó. Los oficiales y suboficiales detenidos fuimos recluidos en el Cuartel Carabobo, en Valencia. He aquí la lista: Capitán de Navío, Manuel Ponte Rodríguez; Capitán de Fragata, Pedro Medina Silva; Capitán de Corbeta, Víctor Hugo Morales, jefes del movimiento. Capitán de Corbeta, Miguel Ángel Henríquez Ledezma, y Luis Francisco y Avilán Montiel. Tenientes de Fragata: Antonio Piccardo, Pastor Pausides González, José Florencio Ramos Meléndez y Carlos Fermín Castillo. Alfereses de Navío: Ottoniel Piccardo, Alberto Leal Romero, Jaime Antonio Penso Nebrús y Rafael Sierra Acosta. Los Suboficiales Técnicos: Rafael Simón Camacaro, Luis Armando Martínez, Manuel Poyer, Luis Guerrero Chávez, Manuel Vallejo Córdoba, Luis Jiménez Adrian y Teófilo Santaella. En este recinto militar nos torturaban a cualquier hora del día o de la noche con el toque de una banda de guerra, que situaban pegada a los calabozos donde estábamos recluidos.
11. La visita de José Vicente Rangel
José Vicente Rangel, consecuente con su trayectoria de defensor de los derechos humanos, se constituyó en la primera persona en visitarnos. Era, para el entonces, diputado por el partido URD. Su visita nos alegró mucho. Y aprovechamos para hablar con él varias cosas, inherentes a nuestra situación. Quien escribe este relato, en particular, aproveché su presencia para enviar una carta a mis familiares en Caracas, otros militares también hicieron lo mismo. JVR, cumplió, como siempre ha sido su recto proceder.
12. El cuartel San Carlos: segunda escala
A los tres meses fuimos trasladados al cuartel San Carlos, ubicado en la Pastora, Caracas. Allí había otros presos, calificados de derecha, como el general Jesús María Castro León, el Coronel Martín Parada, el Coronel Edito Ramírez, entre otros. Estuvimos un año en ese cuartel-cárcel. El ministro de la Defensa de la época, Antonio Briceño Linares, dejo a los presos de la derecha, en el San Carlos, y a nosotros nos enviaron a la isla de Tacarigua, también conocida como la isla del Burro. Cabe señalar que el jefe del Cuartel San Carlos, era el coronel Ernesto Pulido Tamayo, quien se hizo famoso, en aquel entonces, por su dureza contra los militares de izquierda.
13. La isla del Burro: tercera y última escala
En efecto, se cumplió la orden de Rómulo Betancourt respecto a nuestra reclusión. Una noche nos hicieron preparar nuestras pertenencias, y a pesar de nuestra resistencia, nos trasladaron en autobús hasta Yuma, población cercana al pueblo conocido como Magdaleno. Nos hicieron abordar a una vieja chalana y fuimos a dar a las instalaciones que habían preparado no sólo para nosotros los militares, sino también para los civiles, donde la mayoría eran guerrilleros. Dentro de los dirigentes estaba Eloy Torres, viejo líder sindical, el doctor Germán Lairet, el diputado Eloy Torres, y Luis Felipe Ojeda, entre otros. Durante un mes y medio estuvimos los militares y civiles juntos. Luego nos separaron hasta el final.
14. Las penas dictadas por la Corte Marcial
Rómulo Betancourt, había dado expresas órdenes al ministro de la Defensa, Ramón Florencio Gómez, que aceleran los juicios, con las máximas penas. 30 años para el Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez, para el Capitán de Fragata, Pedro Medina Silva (quien más tarde se convirtió en Comandante de las FALN) y para el Capitán de Corbeta, Víctor Hugo Morales. 25 años para los oficiales y 22 para los suboficiales. Con el correr de los años esas penas fueron bajadas, gracias a los abogados defensores.
15. Los abogados defensores
Entre otros abogados quienes consintieron defendernos, a pesar de todas los obstáculos por parte del gobierno de Rómulo Betancourt, fueron los siguientes: Doctores José Matute Blanco, Carlos Felipe Alvizu, Orlando Gravina Alvarado, Santiago Betancourt Infante, José Ramón Eljuri, José Francisco Tovar Ramones y Manuel Manrique S. Más tarde se unirían otros. El trabajo de estos profesionales del derecho fue excelente. Se enfrentaron a las dificultades y obstáculos que les ponía el régimen de Rómulo Betancourt. Sin embargo, se sobrepusieron y lograron, en primera instancia, bajar las penas, y en segundo lugar, que la Corte Suprema de Justicia retardara la ratificación de las penas de los implicados, hasta que se presentara la oportunidad de una salida política al caso de los militares y civiles de EL Porteñazo. Y así sucedió, en el transcurso del gobierno de Raúl Leoni.
16. Palabras del Capitán Víctor Hugo Morales
El Capitán de Corbeta Víctor Hugo Morales, rechazó los cargos del fiscal de la Corte Marcial, y dijo, entre otras cosas que “Nuestras tropas tenían fusiles y ametralladoras livianas. Contra ellas fueron enviadas fuerzas que contaban con los elementos de guerra más poderosos con que puede contar un ejército: los batallones Carabobo, Piar, el blindado Bravos de Apure, Grupo de Artillería Salóm, Paracaidistas, unidades de la Policía Militar, tres destacamentos de la Guardia Nacional, aviones Camberra, Sabre F-86, y Vampiros. Así como dos buques de la Armada. En total eran alrededor de 5 mil hombres armados, cerca de 70 cañones”. Y añadió: “…El ataque efectuado contra Puerto Cabello no tiene precedente en la historia de Venezuela”. Al final de sus palabras, el Capitán Morales, dijo: “Centenares de jóvenes venezolanos, mujeres venezolanas, niños venezolanos, fueron masacrados… Apelo a la conciencia de la Nación venezolana, de la conducta y lealtad de nuestras tropas; de la lealtad y conducta de todos los combatientes… Nuestras tropas no se rindieron, nuestras tropas combatieron hasta el último proyectil…”.
17. La fuga el 25 de diciembre de 1963
Era un 25 de diciembre de 1963. Los familiares se multiplicaron ese día de visita, en la isla del Burro. La alegría nos embargaba, a pesar que sabíamos que a las seis de la tarde quedaríamos de nuevo solos, entre las paredes de las instalaciones de la cárcel. A medida que avanzaba la tarde, se observaba una cierta tensión entre algunos de nosotros. Eran los informados. Poseían un secreto, que no llegó a todos. Al final de la tarde, las agujas del reloj marcaban las 5 y media… y comenzaron las despedidas. Abrazos, besos y hasta algunas lágrimas en los ojos de las madres. Salieron todos. Pasaron la revisión de la Guardia Nacional, y se embarcaron en la vieja gabarra. Salió lentamente a revolver las aguas del lago de Valencia.
18. Buen trabajo del actor Rafael Briceño
La tensión subió al máximo entre los presos. Y el secreto se reveló. En la gabarra iban: el Capitán de Fragata Pedro Medina Silva, el Mayor Manuel Azuaje, el doctor Germán Lairet, y Gastón Carvallo. Veinte minutos bastaron para que los cuatro tocaran tierra y desaparecieran, tragados por el ansia de libertad. Se había logrado una fuga espectacular, de la isla de Tacarigua, conocida como la isla del Burro, y el Campo de Concentración “Rafael Caldera”. El presidente Betancourt ordenó una profunda investigación a tres de sus ministros. ¿Cómo se fugaron? Dentro del grueso de visitantes, por ser 25 de diciembre, pasó, siguiendo el plan, el actor Rafael Briceño y un maquillador profesional. Objetivo: transformar a los fugados en un cura, una mujer, un doctor y un enfermero. El plan se cumplió al pie de la letra, incluyendo las cédulas falsas. Cabe señalar, que al Capitán Víctor Hugo Morales, lo dejaron, como la guayabera. En otras palabras, no fue invitado a formar parte del grupo de fugados. ¿Razones? Lo ignoro. Tal vez el Capitán Morales, ex diputado y ex presidente del Parlatino, tenga la respuesta.
19. La libertad
Corría el año de 1967. Ya teníamos más de cuatro años en la isla del Burro. Gobernaba Raúl Leoni. Nuestros familiares y los abogados defensores, llevaban rumores, tras rumores acerca de una medida presidencial en el caso de los presos civiles y militares recluidos en esa cárcel. Cada visita era propicia para las especulaciones que nos llenaban de alegría. No nos despegábamos de la corneta de un radiecito para oír a Radio Rumbos y su noticiero: “Noti-Rumbos”. Siempre con la esperanza de oír la noticia que todos queríamos oír. Hasta que llegó el día. Un alto oficial, enviado por el ministerio de la Defensa nos visitó. Anunció que le Presidente Leoni tenía la disposición de solucionar el caso de nosotros, pero que antes debíamos firmar la baja. Ya que todos aún éramos efectivos. Recibíamos nuestros sueldos, ya que la Corte Suprema no había dictado sentencia firme. Todos firmamos. Y al día siguiente comenzamos a abandonar la isla que nos había acogido por 4 años aproximadamente. LA LUZ BRILLÓ PARA EL GRUPO DE MILITARES Y CIVILES, en el mes de agosto de 1967. Años después, un grupo de los ex prisioneros de la isla del Burro, volvimos en calidad de visitantes a la isla del Burro, gracias al apoyo de José Vicente Rangel, cuando era ministro de la Defensa. Observamos que donde antes habían cuartos para los presos, ahora sólo había escombros y ruinas repletas de secretos del pasado.
20. ¿El Porteñazo abrió el camino hacia el 4F?
¿Por qué el título de este trabajo? Porque El Carupanazo y El Porteñazo marcaron un antes y un después, en materia de insurrecciones y de rebeldías contra un gobierno represivo y entreguista, como lo era el de Rómulo Betancourt. En efecto, ¿Cuál es la gran diferencia entre otros movimientos de militares antes del Carupanazo y el Porteñazo? A mi juicio los llamados golpes de Estado o intentos de golpes, estaban desprovistos del calor del pueblo y con un tinte ideológico derechista. Pero las cosas cambiaron. Y en este cambio de algunos militares hay dos hechos concretos que generaban influencia: el primero de ellos, la revolución cubana, y el otro la insurgencia de las guerrillas, y la forma fiera con que se combatieron. Se torturaba, se asesinaba y se desaparecían combatientes, donde, participaban los militares que estaban destinados en los llamados Teatros de Operaciones Antiguerrilleros. Algunos oficiales y suboficiales veían mal aquello que se estaba haciendo, comenzaron a reflexionar.
21. El despertar
Son muchos los elementos que contribuyeron a un despertar en el seno de las Fuerzas Armadas Venezolanas. Entre ellos podemos nombrar lo impactante que fue la revolución cubana en toda Latinoamérica. De eso no cabe duda. Por otro lado, tenemos el acompañamiento de personalidades de izquierda, unos comunistas, otras del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), en los movimientos cívico-militares de El Carupanazo y El Porteñazo. Estamos hablando de connotados diputados y dirigentes. Entre ellos: Gastón Carvallo, Germán Lairet, Eloy Torres, Teodoro Petkoff, José Vicente Abreu, Gustavo Machado, Domingo Alberto Rangel, Eduardo Machado, Guillermo García Ponce, Pompeyo Márquez, Manuel Quijada, Jesús Villavicencio, Jesús María Casal, Simón Sáez Mérida, Jesús Farías, entre otros. Esa situación no escapaba a los ojos de los oficiales de las Fuerzas Armadas, sumada a la represión generalizada de los gobiernos copeyanos y adecos. Así como la tortura, el asesinato y la desaparición.
22. Tribuna Popular hizo su trabajo
El popular vocero del PCV siempre ha sido Tribuna Popular. Recuerdo que yo tomaba varios ejemplares y los colocaba estratégicamente, sin que me vieran, en lugares claves de la Cámara de los Suboficiales en el Destructor Zulia. Siempre oía “Aquí hay un comunista infiltrado”. El periódico era leído, por unos, y otros no. Los comentarios siempre estaban presentes. Como dice el dicho, lee, lee, que algo queda en la cabeza. Entre julio y agosto de 1962 circuló clandestinamente un folleto, cuyo título era “El Mincivilista, con un mensaje especial para los militares. (Los responsables eran un civil y un militar). He aquí los lineamientos: a) Unidad verdadera entre la FF AA y partidos revolucionarios; b) Formar conciencia revolucionaria en la juventud militar; c) Desenmascarar al actual Alto Mando, al igual que la jefatura conspirativa caduca, cobarde e incapaz; d) Divulgar el problema teórico, cívico-militar, como solución para derrocar al gobierno seudo-demócrata y salvar a Venezuela del caos social, económico, etcétera; f) Identificación con todas las corrientes revolucionarias del mundo; g) Invitar a la acción armada cívico-militar y preparar los ánimos de la lucha en la FF AA, en comunidad con el pueblo; h) Hermanar a la FF AA con el pueblo en su lucha por derrocar al gobierno; i) Divulgar la orientación informativa de nuestro movimiento; j) Publicar las denuncias políticas y económicas que vengan del país, y que desacrediten al gobierno dictatorial que nos rige; k) Lucha ideológica contra la reacción militarista donde quiera que se encuentre” (Fuente: Ente “Golpes y Revoluciones”. Tomo II del profesor Jesús Sanoja Hernández). Y entre estudios y análisis, entre la buena voluntad y la decisión de cambiar para logar el cambio en Venezuela, llegó el 4 de febrero de 1992. El Comandante Hugo Chávez Frías, al no alcanzar el cometido de derrocar a Carlos Andrés Pérez, lanzó su célebre “Por ahora…”expresión que llego al corazón de los venezolanos. Y la victoria no se hizo esperar. Participó en las elecciones presidenciales de 1998, y ganó sobradamente. La siembra de El Carupanazo y El Porteñazo había dado sus frutos.