Sindicato Político Socialista

Los Obreros Petroleros hablan: Sólo el Socialismo derrotará al fascismo

Las guarimbas tienen varias lecturas, no vamos a entrar aquí a analizar si triunfaron o no, sería una simpleza cargada de subjetivismo. Intentemos examinar cómo salió la sociedad de ese episodio, qué cambios hubo en la hegemonía, qué transformaciones en el rumbo. Las guarimbas se pueden enfocar desde lo militar, lo social, lo político, pero será lo ideológico lo que defina la situación posguarimba. Veamos.

En lo militar, se puede hablar de un triunfo del gobierno, las guarimbas no existen, fueron barridas, se acabaron, bastó una embestida de la Fuerza Armada para que, nuevamente, el orden imperara en Caracas. Pero yendo un poco más al fondo, si pensamos cuál era la estrategia de ese método de lucha, la conclusión sería otra: la guarimba consiguió en lo político (y recordemos que lo militar es lo político por otros medios) importantes logros y, lo que es más importante, definitorios logros ideológicos.

En lo político, la derrota militar de la guarimba nos costó mucho. La oligarquía consiguió desdibujar los límites entre gobierno y oposición, ahora todos bogan para el mismo lado, el capitalismo: sentados en una mesa de diálogo, el gobierno desdibujó su imagen política, la diferencia fue de matices, de velocidades, pero todos hacia el mismo objetivo, una paz boba, sin definición. Del Socialismo sólo quedó la cáscara, ahora se nombra como en la cuarta nombraban al Libertador, sólo la estatua, el caballo blanco, el uniforme, pero no su pensamiento. La nave de la Revolución recibió un torpedo en la línea de flotación; sigue navegando, pero sólo dando vueltas sobre sí misma, no consigue retomar el derrotero.

La ideología quedó igual de maltrecha. El Socialismo, convertido en una repartidera febril, en una suerte de filantropía avergonzada, lo cambiamos por una suerte de híbrido, por una alianza desconcertante con los capitalistas, perdimos las razones ideológicas que lo justifiquen.

En lo económico la situación no es mejor. Le entregamos la economía, su planificación, a los capitalistas, los convocamos a colaborar en el camino hacia el Socialismo, algo así como que fabricarán la soga para nosotros ahorcarlos, para que sean su propio verdugo, creímos que se suicidarían. Muchos dólares costó esta pretensión, pero lo peor fue que reforzó la pérdida de mensaje de la Revolución, elevó el egoísmo, decretó el sálvese quien pueda.

Ahora estamos en una encrucijada: el gobierno está débil, perdió su principal soporte, el camino al Socialismo, perdió así el apoyo claro del Comandante Chávez, convertido en una imagen difusa, sin contenido. El Plan de la Patria, su Plan, no pasa de ser mostrado como una portada, los objetivos históricos perdieron cohesión, el objetivo histórico que los relaciona, que les da sentido, el Segundo Objetivo Histórico fue deslavado por las acciones, y hasta en la letra.

¿Qué hacer, qué viene?

Si el gobierno no rectifica vendrá, necesariamente, el desgajamiento de sus hombres emblemáticos, y fatalmente su caída.

Aún hay tiempo para la rectificación, el Presidente Maduro tiene en su haber ser el heredero directo del Comandante, en torno a él se han mantenido los hijos de Chávez unidos con muestras extraordinarias de desprendimiento y lealtad, sin ambiciones subalternas, fieles al mandato. Es importante este núcleo, que se ha mantenido unido cuando todo presagiaba desunión. Este rasgo, esta existencia, permite tener esperanzas de cambio para permanecer.

Cómo usar este núcleo primigenio histórico, heredero de la religiosidad chavista, este último reducto. Es necesario, urgente, un Golpe de Timón, retomar el rumbo chavista: desechar las ilusiones de alianzas con los sepultureros del Socialismo y del gobierno revolucionario, los capitalistas; afincarse en el Plan de la Patria, su objetivo histórico, el que le da sentido, el Socialismo; convocar al pueblo chavista para la nueva jornada. Sólo así se justificaría el gobierno, sería indispensable, tendría proyecto propio.

El problema, hoy, no es de congreso, de sacudones administrativos, no es de hombres, se trata de retomar la ideológía que dejamos tiradas entre las ruinas de las guarimbas. Si no volvemos al camino del Socialismo, si no abandonamos la ilusión de un capitalismo con rostro humano, estaremos condenando al pueblo de Chávez a la miseria fascista.

Esa actitud reforzaría las lealtades, les daría sentido profundo, haría del gobierno un ejemplo para el mundo, y el Comandante Chávez tendría su mayor homenaje.
 

¡Ser leales a Chávez, volver al Socialismo!

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Toby Valderrama


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