Albinson Linares en entrevistas realizada el 5 de Julio, 2014, publicado en PRODAVINCI, el día de la Declaración Independencia de Venezuela, a “Nicmer Evans dejó claro algunas ideas de su pensamiento crítico: “El chavismo en el 2005 definió claramente que el modelo era socialista. Todo el que se diga chavista y no asuma un modelo socialista es un Fausto Masó, barnizado de rojo. Sin embargo, también debemos tomar en cuenta que el socialismo tiene una gama extensa de interpretaciones y que el presidente Chávez no vivió lo suficiente para dejar toda su interpretación. Y tampoco podemos basarnos ortodoxamente en la exclusiva interpretación que nos dejó”. No veo entonces porque añora a Chávez al decir cuanta falta le hace. Ciertamente el socialismo tiene muchas interpretaciones pero solo una ha marcado la pauta, el socialismo científico de Carlos Marx y Federico Engels, profundizado por Vladimir I. Lenin en el siglo XX, quien se aparte de los fundamentos de estos hará “muchas interpretaciones” heterodoxas lejos de la verdadera esencia del socialismo, construirá utopías criticas de socialísmo.
Naturalmente el entrevistado está claro que hay muchos socialistas barnizados, en sus interpretaciones, pero no hay duda en su visión acerca de la lucha contra la explotación del trabajo por el capitalismo y que además desarrolla un mecanismo de reproducción de la desigualdad a través del “relacionamiento social y producción que deben tender a mejorar estas condiciones de desigualdad, de explotación, y el objetivo es superarlas” como dice Nicmer Evans. Cabe la pregunta que deriva entonces, ¿Cómo se plantea que superar la explotación del hombre, es eso, “lo más soñado y utópico”. Me pregunto, ¿No se ha dado cuenta, que desde hace rato, el socialismo dejó de ser una utopía, un sueño, para ser una ciencia de la sociedad?, No está claro N. Evans que es la teoría del comunismo científico, en que consiste la nueva política económica de transición al socialismo, desconoce los avances económicos y políticos científicos de la teoría revolucionaria en el contexto de la revolución mundial.
Sin embargo el autor, desconociendo la economía se hace una pregunta como político, ¿Cómo hacer una transformación de las relaciones sociales de producción, en el contexto de un mundo sumido en el neoliberalismo?. Esa es la complejidad de la transición, cómo dominar el capitalismo a través de la política económica monetaria, fiscal, redistributiva, administrativa, etc., porque tampoco podemos ser cómo dice N. Evans “ingenuos” frente al capitalismo y su agresión. Evans señala que “El proyecto dejado por el presidente Chávez tuvo éxito en el área política y social, pero su gran debilidad y fracaso fue en la superación del rentísmo petrolero y la reformulación de las relaciones sociales de producción”. Totalmente de acuerdo el problema fue el espontaneísmo, “la falta de planificación de la política económica”, el voluntarismo en la toma de decisiones, entregar las empresas expropiadas sin antes no haber preparado a las fuerzas productivas, los cuadros para asumir el reto gerencial de la economía.
N. Evans frente al dilema de la política económica, se debate hacia un “reacomodo de las condiciones --que según él—en este momento no existe”, en todo caso, lo deja planteado, como un reacomodo de fuerzas. Superar el rentísmo es o un reacomodo de fuerzas, he allí un dilema de la reorientación de la política del gobierno si no desea aceptar el neoliberalismo como política que socava el socialismo, puesto que no se trata de reacomodo en si, sino de superar el rentísmo petrolero y estamos obligado, si realmente la revolución bolivariana pretende construir el socialismo, demostrar que es una sociedad superior a la forma de organización económica y social del capitalismo, además no puede renunciar a “superar el rentísmo petrolero”, puesto que ello dependerá preservar la independencia, a despecho de la fatalidad del juicio de Evans, de que “durante 15 años no hemos podido superar el problema del rentísmo petrolero y es evidente que no podemos”. Aquí queda la puerta abierta al continuismo, a mantener la utopía, al reacomodo del socialismo al capitalismo dependiente.
El proyecto de Chavez, dejó una obra, el éxito social y político del gobierno, sembró las bases políticas, los cimientos de la construcción del socialismo al menos desde la superestructura social, ahora se trata de consolidar los fundamentos económicos. La política intrigante del Merril Lynch del Bank of América sobre albergar entusiasmo por la salida de Giordani, y promover su propuesta de la unificación cambiaria, no es más que un ardid, de allí como dice N. Evans “a pesar de los traumas que pueda generar, el enrumbamiento de la economía venezolana. Y que, en el marco de haber salido de Giordani, eso diagnostica que seremos exitosos en la posibilidad de las rectificaciones necesarias”. Vuelve a pesar la ignorancia de la economía en la conciencia del politólogo, no se da cuenta, o al menos se hace el ingenuo o es un simple reacomodo al neoliberalismo, dado “que seremos exitoso en las posibilidades de rectificaciones necesarias”.
El político al igual que el técnico, desconocen las implicaciones de la unificación cambiaria, cree que realmente resolverá dicha política cambiaria, que hará los correctivos necesarios, olvidándose de las consecuencias sociales que de ello deriva, aun cuando no está claro del todo, que la “política económica no pasa necesariamente por el neoliberalismo”, como también que “la banca representa la canalla”, mejor dicho que se “tome y aplauda una medida del gobierno y, además, sin que nosotros lo sepamos”. No hay conciencia política.
Luego pasa de saberse ingenuo N. Evans, se pregunta ¿Cómo existe un mercado paralelo de divisas en Venezuela si PDVSA es quien produce el 98% de esas divisas y ese mercado dicen que representa el 10 o 15%?, olvida la cantidad de dólares sustraído del rentísmo petrolero, la acumulación de divisas en manos privadas, e incluso del robo de los 22 mil millones de dólares de “las empresas de maletín” que están al acecho de la política de unificación cambiaria para obtener ganancias extraordinarias al cambio, entonces hay que está pendiente, eso si hay que apoyar al gobierno en el seguimiento de las políticas públicas, sobre todo, en el avance de la lucha contra la ofensiva de la guerra económica de los capitalistas. Esto si es una debilidad del modelo chavista, del socialismo bolivariano, lo espera la ceguedad de la unificación cambiaria, el empuje neoliberal, la trampa económica del capitalismo financiero mundial.
Respecto a las decisiones en materia económica, N. Evans cree que “El gobierno de Nicolás Maduro está en este momento en una encrucijada: o carga toda la responsabilidad al trabajador que vive de su sueldo o carga la responsabilidad a quienes tienen la acumulación de capital y se han tratado de llevarse todas las divisas del país. ¿A quién dice la lógica que hay que cargárselo? Es obvio, pero pareciera que, en este momento, lo más fácil es echarle la mano al bolsillo del pueblo venezolano”. Un socialista que se precie de serlo, no se plantea dicho dilema, siempre es partidario de minimizar la crisis en los trabajadores, en el pueblo, no descarga la crisis como usualmente lo hace el capitalismo mediante la inflación o los impuestos sobre los trabajadores para amasar capital mediante el mecanismo de la acumulación del capital.
Un chavista sabe sin duda alguna que a los empresarios “hay que dejarle absolutamente claro a estas empresas es que la política no va orientada hacia la acumulación del capital, sino hacia la necesidad del beneficio del pueblo”, aun cuando duda Evans sobre el control de la tasa de ganancia, “quisiera saber realmente cuál empresario se está ganando ahorita el 30% solamente, la lucha por el socialismo no es ingenua, tampoco no estamos chupando los dedos, ni guabineamos, “ni un sí pero no”, no titubeamos, ¿El socialismo científico está claro, estará Evans?: “el gran ganador en relación con todas las medidas que se están tomando son los empresarios y los grandes capitales, que cada vez son menos pero ahora reciben más porque hay más divisas. Y lamentablemente se sigue recargando todo este asunto al pueblo venezolano”. ¿Quién realmente está cargando la crisis sobre los trabajadores N. Evans?