Es necesario escuchar, la crítica revolucionaria, para mantener viva la revolución y unida con el pueblo bolivariano.
La crítica constructiva, es aquella, que aparte de decirnos la falla, asoma el proyecto para solucionarla. Debemos los revolucionarios, aportar ideas para nuestro crecimiento y desarrollo integral de la población.
La crítica revolucionaria, debe ser bien recibida dentro y fuera del gobierno. El gobierno, debe escucharla, evaluarla y saber que hacer con la crítica, dialogar y remediar los errores con la prontitud necesaria esto es, saber escuchar a su pueblo.
El revolucionario debe ser irreverente, bien venida sea la crítica, acompañada o no de propuestas.
El que critica, se expone a ser a la vez criticado por muchos, incluso por los mismos que critica caso reciente de la famosa carta de mis tormentos.
Lo importante aquí, es que el gobierno este dispuesto a aceptarla, como una importante herramienta para la construcción del socialismo y a la vez del diálogo con las bases del pueblo, que el pueblo sienta a su vez que es escuchado, que su voz llega a las alturas del poder. La crítica revolucionaria, es necesaria. Es el látigo de la revolución, es necesaria para que esta avance por buen camino y no se tuerza, como parece suceder ahora. Los que hacemos crítica, esperamos que el gobierno tome las medidas pertinentes, que corrijan la causa que ocasiona el efecto de las crítica. La crítica pude o no tener razón a la vez, puede ser justa o injusta. Si el gobierno hubiese escuchado, leído y rectificado las críticas hechas en los medios revolucionarios a lo largo de estos 15 años y rectificado con las tres erres, o con todas las letras de nuestro alfabeto. La que otrora fue llamada por su creador “Revolución Bonita, no estaría en este difícil trance de ahora.
El que critica, no está obligado a aportar soluciones, esto es materia de expertos, que deben estar en el gobierno en las áreas respectivas de planificación, mando y decisión. Todo revolucionario que se precie de serlo está obligado a realizar crítica revolucionaria, por el medio que tenga a su alcance. Es difícil criticar lo que consideramos malo, a ninguno nos gusta que nos critiquen, es una condición intrínseca del ser humano imperfecto.
La crítica hay que practicarla, sin miedo, ni temores.
¡Sin crítica no hay revolución!
Aquellos (revolucionario de opereta) que ante una crítica constructiva, te llaman traidor, enemigo de la revolución, o te tildan de ultra izquierdista o trasnochado, son los mismos que desde el gobierno sabotean y cambian las líneas del verdadero Plan de la Patria dejado por el comandante Chávez a su conveniencia.“Estamos naciendo en condiciones difíciles, con el enemigo dentro de nosotros mismos y con el imperio en el Este de Caracas”. Y los medios bombardeándonos, con sus anti valores. La autocrítica, fortalece el proceso revolucionario, fortalece las ideas y genera cultura revolucionaria. La autocrítica es indispensable en todo proceso de cambio, como una medida de saneamiento aplicable a la revolución No hay excusas, para que la revolución bolivariana, no acepte la autocrítica. Si la revolución quiere seguir siendo revolución, ¡debe aceptarla! Para reconocer los errores y corregirlos de inmediato. Fue un grave error el haber cerrado sin ton ni son, y sin saber la razón, los mejores programas de denuncia crítica mediática, y defensa del proceso bolivariano, no hace falta mencionar cuales, ustedes saben a los que me refiero. Desde entonces la masa chavista quedó desorientada y expuesta a los dimes y diretes de la oposición, los programas que han tratado de suplantarlos, no han llenado cabalmente esta necesidad. Cuando el proceso revolucionario, pierde su capacidad de autocrítica, decimos sin temor a equivocarnos, que se ha castrado, y así castrado, no será capaz de terminar en una revolución ni profunda, ni socialista. Ni podrá cambiar toda la estructura imperialista que aún hoy persiste. La lealtad va unida a un ideal, señor presidente, cuando ese ideal se rompe, se rompe la lealtad.