El tránsito hacia el socialismo es un camino empinado, lleno de obstáculos y contradicciones. Es una senda de lucha, pues es un proceso de transformación donde el sistema a extirpar se va a valer de todos los medios para contener el ascenso de los humildes, de las comunidades, el poder comunal y popular al control estatal.
El imperio, la burguesía, la oligarquía, es decir, la derecha fascista en su aptitud criminal y despiadada hará de lo suyo para frenar la historia, la dialéctica de la historia, el materialismo histórico como un hecho irreversible e incontenible. Es el propio capitalismo el que está alumbrando a sus sepultero: el Socialismo.
No es sólo Venezuela, son los pueblos del mundo los que luchan contra las inherencias imperialistas. Vivimos cambios trascendentales que han hecho que la humanidad entera busque formas de convivencia sincronizadas en la armonía, la equidad, la justicia y la paz, para que haya una distribución equitativa de las riquezas naturales en beneficio de los pueblos.
Estos cambios, esa nueva vida envuelta en la mayor suma de felicidad posible, encuentran resistencia por parte de los enemigos imperiales y fascistas, criminales, egoístas e individualista, individuos de bajas pasiones, cloacas humanas, “felices” por su miseria humana. Contener la ola de sangre y de violencia del fascismo no es fácil.
Los planes imperiales de dominación van precedidos de multimillonaria sumas de dinero asignadas a las tareas de mentir y desinformar a la opinión pública, cuentan para ello con la incondicional complicidad de la oligarquía, la burguesía, la derecha intelectual y los medios de comunicación privados. La patria de Bolívar es hoy el país que más preocupa, por su papel histórico en las luchas por la independencia de los pueblos del hemisferio latinoamericano.
Hay que impedir la destrucción de la civilización y la propia especie, cerrándosele inmisericordemente los espacios del capitalismo salvaje. Venezuela está demostrando que puede resistir las embestidas imperiales y ser la portadora de los principios más sagrados de la sociedad humana. La patria del Eterno Chávez no es lo que vivió la pequeña isla caribeña de Granada, invadida por 5 mil infantes de marina de EEUU en 1983.
Estamos inmersos en un mundo donde más de un tercio de la población carece del derecho universal de la salud, a lo que se agrega el acelerado cambio climático, la escasez de agua y de alimentos, un mundo donde un puñado de naciones imperialistas buscan salirse con la suyas, apretujando a la población hacia el abismo de su destrucción, es decir, esta hermosa Tierra donde la especie humana emergió hace menos de 200 mil años, esto es, 3 mil 500 millones de años después que surgieron las primeras formas de vida en el planeta, corre el riesgo real de desaparecer, sino somos capaces de contener el asecho imperialista.
Desde el Protocolo de Kyoto (1997), las emisiones de los países desarrollados se elevaron 13% y de ese volumen el 57% corresponde a EEUU. La reunión mundial de Copenhague (2009), pese a la catástrofe ecológica que amenaza al género humano, fue abortada por el imperio. Al parecer el mundo está sin dirección para contener el asfixiante y venenoso dióxido de carbono En apenas 200 años se están agotando los hidrocarburos que la naturaleza en 400 millones de años tardó en formar.
La ONU nació después de la II Guerra Mundial, y los países independientes no alcanzaban la cifra de 50, hoy la integran más de 190 Estados independientes, luego que el sistema colonial fue abolido por las luchas decididas de los pueblos. Los lacayos del imperio pretenden desdibujar un realidad que está más que objetivizada, no podrán minimizar a través de la prensa mediática los ataques indiscriminados de la derecha fascistas ni la acción criminal por parte del imperio ni contrarrestar el desarrollo incontenible ya de la Revolución Bolivariana. La derecha fascista está en picada y sus días están contados. ¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!
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