El tiempo histórico de la burguesía concluyó

Hasta tanto el barril de pólvora que representa la derecha fascista no sea abolida, en esta Venezuela será imposible hablar de paz social. Aquí no se trata del viraje de la historia o su desvío, se trata de desechar, de arrasar  las viejas clases, el viejo poder constituido, las viejas estructuras represivas. La misión histórica de la burguesía en Venezuela concluyó, es una clase que la alimentó el peculado y hoy se mantiene atizando la violencia, inoculando el miedo a través de la canalla de los medios de comunicación social privados y con una suerte de astucia que tiene su caldo de cultivo en los disociados sicóticos.

Sin embargo, la realidad inocultable ofrece también que su dominación cada vez se debilita más y está desapareciendo y está siendo superada. Por  tanto, les corresponde a los trabajadores y trabajadoras, a los obreros,  al campesino, a los artesanos, pescadores, es decir, a la clase explotada y subyugada resolver el conflicto y poner el modo de producción de acuerdo con el desarrollo prodigioso de las fuerzas productivas hacia la superación decisiva.

Es irreal soñar con un socialismo que triunfe sin luchar. Y el socialismo sólo se convierte o transforma en una fuerza cuando se asume como objetivo en la lucha política de la clase trabajadora. Bolívar alertó sobre 300 años de dominación y privación del derecho y la justicia, a lo que se agregan 200 años más, acaso ¿no es esto suficiente?

No podemos continuar echando hacia atrás la rueda de la historia. En esa historia los esclavistas sometieron a los esclavos, durante el feudalismo la nobleza sometió al  campesino siervo y ahora durante el capitalismo se instauró desde el siglo XVIII una explotación desmedida e irracional, cruel y asesina, de hombres, mujeres, niños y niñas, un sistema rapaz que a lo largos de ciento de años ha actuado sin misericordia alguna exterminando a los pueblos.

Toda la historia escrita es la historia de la lucha de clases, la sucesión en el dominio y en las victorias de unas clases sociales sobre otras: el mayorazgo privado y la producción social anárquica. Y esto ha de continuar hasta que no desaparezcan las bases de la lucha de clases y del dominio de clase. De ahí la necesidad de la lucha del pueblo consciente y organizada.

Marx para explicar el desarrollo de las formaciones sociales, la relaciones de producción, como premisas fundamentales para comprender este andamiaje histórico, apunta: “…. en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones.., (sic) relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponde determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existente, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en suyas. Y se abre así una época de revolución social…”.

Es decir, Marx, trata de un modo rigurosamente científico las cuestiones históricas y sociales al destacar las “relaciones de producción” como la estructura de la sociedad. Luego, esa superestructura política burguesa está destinada a salvaguardar el dominio de la clase de los capitalistas, con sus ideas burguesas de libertad, igualdad, etc.

La barbarie fascista se resuelve o  bien de manera reaccionaria, o bien por un salto hacia delante en  dirección al socialismo. El Estado debe dejar de ser el órgano de la dictadura burguesa ocultado bajo el disfraz de la imparcialidad y el camuflaje ideológico.

El pueblo y su vanguardia de trabajadores y trabajadoras debemos tomar  abiertamente  la dirección de los asuntos públicos; en otras palabras, asumir el poder de la Nación, para que deje de estar representada por la burguesía, para ponerle fin a la democracia burguesa y con ello su régimen perverso e  inestable. Esta transformación es la realización de la democracia participativa y protagónica del pueblo, en otras palabras, el Socialismo. ¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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