Tomar un antivomitivo antes de leer a Alexis Arellano

No es para menos y es que cuando leo un texto de este prohombre Claro, eran tiempos en los que un jugoso contrato salarial con PDVSA le servía de motivación e inspiración y por supuesto, acrecentaba su espíritu revolucionario.

Este tipo de comentarios que demeritan a quien lo escribe más que a quien van dirigidos sobre todo si el si trabaja en PDVSA y entonces recurriendo a su argumento ¿será que el si tiene un jugoso contrato salarial en PDVSA? Cosas de un cancerbero o de un trasnochado que entre whisky y whisky desea quedar bien con el patroncito.

Lo que si estoy seguro que el salario de Valderrama era menos jugoso que el del prohombre en cuestión y que además de intentar denigrar toma el machete después de acicalarse, hacer su nudo de corbata y mandar a lustrar sus zapatos para despotricar desde su cómoda distancia a alguien cuyo solo “delito” es exponer lo que considera no marcha, o marcha mal pero que ante todo es un tipo que expone argumentos, ideas, propuestas.

Alexis parece de esos seres construidos y diseñados para llevar luto y reírse dentro del velorio, cosas en que pensar o ahora desea mantener el puesto y para quedar bien con el jefe de turno va con toda su artillería de quincalla atacar al que hoy parece ser blanco de más de un jerarca.

Cosas de pareceres pero las colas existe y es real claro imagino que en las oficinas de PDVSA Ecuador las colas son un mito, las reuniones con los Mendoza son la alternativa y los JUGOSOS CONTRATOS deben estar a la orden. “El hombre” está defendiendo su hueso y es válido, la historia y la crónica humana nos muestran hasta qué punto es capaz de cambiar a un ser humano el sueldo y el saco que llevan puestos.

Seres que reptan, que bajan la cabeza frente al que manda, personas que apuestan a la desesperanza y que van jugando a lo seguro. Por ahí un poema de Antonio Machado publicado a principios del siglo XX y que podría describir al “señor” Arellano a cuerpo entero.

En todas partes he visto

caravanas de tristeza,

soberbios y melancólicos

borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño

que miran, callan, y piensan

que saben, porque no beben

el vino de las tabernas.

Mala gente que camina

y va apestando la tierra…

A Toby que lo conozco desde los comentarios de mi padre el viejo Valecillo en un taller donde reparaba neveras viejas para darle comida y sustento a una familia entera y donde entre libros, motores, discos y pláticas del porvenir transcurrió mi infancia y que luego mi Tío Héctor Ochoa “ochoita” con aprecio. Ambos ya fallecidos a ellos y a Toby el mismo poema de Antonio Machado los podría describir con bastante aproximación y de eso estoy seguro.

Y en todas partes he visto

gentes que danzan o juegan,

cuando pueden, y laboran

sus cuatro palmos de tierra.


Nunca, si llegan a un sitio,

preguntan a dónde llegan.

Cuando caminan, cabalgan

a lomos de mula vieja,


y no conocen la prisa

ni aun en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;

donde no hay vino, agua fresca.


Son buenas gentes que viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos,

descansan bajo la tierra.


Lo demás son recuerdos y palabras… Con las debidas o las necesarias diferencias con Toby de los que siempre se las jugo al lado de los que nos tienen pan, de los humildes, de los marginados de este mundo a ellos se debe a ellos me debo.


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Yuri Valecillo


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