Sin dogmatismo y tras un pensamiento abierto pero objetivo: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”, sentenciaron Marx y Engels, criterio que hemos sostenido, y que al mismo tiempo explica la madeja del capitalismo salvaje.
Toda postura de curanderos sociales con sus variados remedios y pegotes de toda suerte para contener las injusticias de la sociedad, sin dañar en lo más mínimo al capital ni a la ganancia, se hace más comprensible cuando decididamente aprehendemos que “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera”.
Toda vez que las contradicciones internas son armas forjadas por la propia burguesía, que terminarán con ella. Éstas las empuñaran los trabajadores y las trabajadoras de hoy día, porque éstos están tomando conciencia y ya saben que pueden luchar y liberarse del mal que los oprime.
Luego el mundo material perceptible por los sentidos ofrece una realidad devastadora. El objetivo del imperio es dividir y fraccionar los intereses comunes de Nuestraamérica y crear las condiciones para detener el proceso revolucionario en nuestra Patria, punto de partida y palanca de los cambios latinoamericanos desde hace más de una década.
De ahí también la creciente y sostenida escalada militar de EE.UU. en el hemisferio. Su plan es posesionarse de países, como el caso de Colombia, con su soberanía alquilada al imperio, para tener una fuerza militar activa, con capacidad operativa y de inteligencia, apoyada con avanzados equipos y tecnología militar, a lo que no escapa la acción beligerante de los medios de comunicación social privados asociados a los lineamientos imperialistas.
Esta realidad nos sirve de referencia para entender el nuevo mundo en construcción y, al mismo tiempo, para encaminarnos objetivamente en la multifacéticas fases del capitalismo ante el desarrollo creciente de las múltiples expresiones contrahegemónicas que en fracciones de segundo recorren el mundo.
En nuestros días en el seno de la vieja sociedad que se prolongó por 200 años se han formado los elementos de una nueva Patria, así como la disolución literalmente de las antiguas, angustiantes y opresoras condiciones de vida. El capitalismo estuvo evolucionando y evolucionó hacia el verdadero tránsito del socialismo salvador.
Incluso domesticados contrarios al socialismo que lo negaban, muchas veces por miedo, porque otra razón sería inexistente, al solo comprender su viabilidad dialéctica y su necesidad histórica ante la opción depredadora y devastadora, contraria a toda forma de vida, que es el capitalismo, comienzan a entender que el socialismo de alguna manera es una suerte representativa del Edén anhelado y constituye un aporte significativo e invalorable y único para darle vida a la vida en un hábitat sustentable y humanizado, en el que la economía política esté al servicio de lo humano y no al revés.
Esta utopía está más que objetivizada en el mundo por los logros alcanzados en lo político, económico, social y cultural, y como repuesta al deterioro irreversible del medio ambiente. La humanidad está en el umbral de una nueva era, en el camino de transición hacia una etapa de superación de rémoras impuestas por el capitalismo salvaje, y está mirando firmemente hacia el futuro, construyendo espacios para la integración y encuentro de los pueblos del mundo.
Y aunque jamás será resarcido el daño ocasionado a tantos hombres y mujeres por la vorágine de la burguesía y las derechas fascistas, engendros del capitalismo, finalmente la humanidad más temprano que tarde se afianzará en el socialismo.
A los venezolanos y las venezolanas con su historia, con una historia hemisférica, como pocas otras y sin falsas modestias, nadie ni nada podrá quitarle lo bailado. “En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo y la mujer nueva que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas”, como lo advirtió el Che, para luego afirmar: “Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma”.
¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!