La economía venezolana se ha caracterizado desde siempre por presentar síntomas más o menos parecidos a lo largo de la historia, podemos afirmarlo para reducirlo en el tiempo, desde el momento de la aparición del petróleo como fuente de ingresos del país. Siempre se ha dicho que es un país rentístico, lo cual es cierto y que esta característica ha sido la causa del tremendo saldo o balance que ha presentado desde el punto de vista social y político, no es ningún secreto y eso lo sabemos, solo que hasta ahora seguimos siendo un país rentístico, dependientes del petróleo y más allá de eso, subordinado a las estrategias imperialistas directa o indirectamente, precisamente es a partir del año 1999 cuando asume en su primer período el comandante supremo que se hace un planteamiento dirigido a superar esta situación, lo que le da un vuelco sobremanera al estado de conciencia de la población.
Es este estado de conciencia, precisamente el que actuó como aldabonazo a las fuerzas de la derecha para intentar acabar con el proceso desde que estuvo en ciernes, es decir desde ese mismo año 1999. Intentos y propuestas para cambiar el modelo económico han estado en marcha, la promulgación de la primera Ley Habilitante ocasionó la movilización de las fuerzas de la revolución, por dos leyes fundamentalmente, La Ley de Hidrocarburos y la Ley de Tierras, que introducían los señalamientos necesarios para comenzar a actuar en política económica con nuevos e inéditos programas que contemplaban la necesidad de luchar por la independencia petrolera y la recuperación del tiempo perdido en el campo venezolano. Lamentablemente el proceso se ha visto interrumpido por la canalla opositora, por la actitud antidemocrática y subversiva al oponerse con vehemencia y violencia ante los cambios por producirse y a una especie de inercia que ha acompañado la gestión pública.
A estas alturas del juego, con la desaparición física del comandante Chávez, las dimensiones de lo que hay que hacer se ven distintas, por aquello de la necesidad de un nuevo liderazgo que asuma las riendas de lo económico bajo la egida de no abandonar la problemática social, es decir la inversión social preocupación principalísima de la revolución bolivariana, antes era Chávez, ahora la revolución es y tiene que ser chavista, lo cual imprime una nueva cualidad a la hora de hacer política y en especial de política económica. La unidad, la unidad, las batallas nos tienen que continuar asistiendo por el camino de la propuesta socialista para alcanzar la victoria. Ahora esa victoria deben ser muchas victorias, todos los días y cada vez que las circunstancias lo exijan, para ello, mantener la unidad, sí la misma que siempre pidió y proclamó Chávez, no hay otra unidad, es la misma repito para que no quede duda alguna.
Sin unidad de las fuerzas revolucionarias no hay futuro posible y quienes pretendan quebrantarla de la manera que sea, serán juzgados en el tiempo y mucho más allá por la historia. Las revoluciones están llenas de cementerios de ideas y actitudes individuales y egoístas, lo que nos debe enseñar que cualquier manifestación que trate de deslindarse aún inconscientemente será castigada con severidad por el pueblo sabio y conocedor de la realidad, porque el la vive y padece, y siempre sabrá disponer de su fuerza para estar alerta, esa es la confianza en la revolución bolivariana.
La nueva visión de la economía venezolana debe corresponderse con las necesidades del pueblo, para ello, tenemos el deber de sustituir el capitalismo que está hasta en los tuétanos y que la única manera de sustituirlo y avanzar es con un nuevo estado de conciencia nacional, es por ello, que hasta que esto no ocurra, estaremos en el terreno de la utopía infinita, no lo que queremos hacer a toda costa, sino lo que las condiciones objetivas permitan que se haga, no podemos subvertir el orden de las prioridades, por el contario esas realidades son las que hay que superar en función de lo verdaderamente utópico que es el ideal de un país distinto, con producción nacional que nos permita superar los escollos que el mismo capitalismo a través de agentes económicos y financieros nos ha moldeado en todo tiempo y lugar, no puede ser un acto de magia, sino la perseverancia y metas claras del por donde debe ir ese camino que es el socialismo , y lo económico lo superaremos cuando nos demos cuenta que en primer lugar es necesario superar el atraso y la inercia en el campo venezolano, desarrollando una agricultura con la incorporación del pueblo organizado y en segundo lugar, el desarrollo fiel y cumplible del levantamiento de la infraestructura en todos los ordenes ( vías, hospitales, escuelas, etc), ese es el camino para lograr el verdadero desarrollo productivo nacional, no es otro la demostración la tenemos enfrente de nosotros, para ello, debemos cambiar la forma de mirar el socialismo que es posible sostener y animar.