Para quienes quieran Patria

Debemos entender lo esencial de este proceso, que objetivamente ofrece todas las de ganar. Lo más importante es que tenemos Revolución. Y hay que defenderla a cualquier precio. Por lo que es obligante desterrar el capitalismo. Sobre este sistema depredador Lenin hizo una definición sencilla: “Se da el nombre de capitalismo a la organización de la sociedad en la cual la tierra, las fábricas, los instrumentos de producción, etcétera, pertenecen a un pequeño número de terratenientes y capitalistas, en tanto que la masa del pueblo no es dueña de ninguna o casi ninguna propiedad, por lo mismo, debe alquilar sus fuerzas de trabajo”.

Para que emergiera el capitalismo fueron fundamentales dos condiciones adversas y desfavorables a los pueblos del mundo: primero, la existencia de hombres y mujeres, pero carentes de medios de producción y de medios para su existencia, lo que los obliga a vender su fuerza de trabajo; y segunda, concentración de grandes sumas de dinero y medios de producción en manos de pocos individuos rapaces.

Según afirma Marx, el cambio social se explica básicamente a partir del cambio en el sistema productivo de cada sociedad y del enfrentamiento entre las clases antagónicas generadas por el sistema productivo. Si entendemos por cambio social no tanto la movilidad social de un individuo de una clase a otra sino el cambio de las instituciones, leyes, sistemas políticos, etcétera, en definitiva el cambio que observamos en la historia, el materialismo histórico propuesto por el marxismo presenta una interpretación: para Marx el motor de la historia es consecuencia del enfrentamiento entre clases opuestas, el enfrentamiento entre la clase explotada y la clase explotadora (clases que adquieren diferentes rasgos en cada época histórica: esclavos-amos, siervo-señor, proletario-burgués.

Los distintos movimientos sociales, los distintos acontecimientos históricos, descansan en último término en el afán de la clase dominante por perpetuar su dominio, por satisfacer su interés, y en el afán de la clase oprimida por romper el yugo de la opresión, por liberarse de la condición de explotación en la que vive. Así pues, el modo de producción capitalista ha dado lugar a las clases sociales antagónicas de la burguesía y el proletariado.

La tesis básica del materialismo histórico es que la superestructura depende de las condiciones económicas en las que vive cada sociedad, de los medios y fuerzas productivas (infraestructura). La superestructura no tiene una historia propia, independiente, sino que está en función de los intereses de clase de los grupos que la han creado. Los cambios en la superestructura son consecuencia de los cambios en la infraestructura.

Esta teoría tiene importantes consecuencias: por un lado, la completa comprensión de cada uno de los elementos de la superestructura sólo se puede realizar con la comprensión de la estructura y cambios económicos que se encuentran a su base; por otro lado, la idea de que no es posible la independencia de la mente humana, del pensamiento, respecto del mundo económico en el que están inmersas las personas.

Luego, la infraestructura es la base material de la sociedad que determina la estructura social y el desarrollo y cambio social. Incluye las fuerzas productivas y las relaciones de producción. De éstas depende la superestructura. Las tesis más claras sobre la infraestructura son las siguientes: es el factor fundamental del proceso histórico y determina el desarrollo y cambio social; dicho de otro modo, cuando cambia la infraestructura, cambia el conjunto de la sociedad (las relaciones sociales, el poder, las instituciones y el resto de elementos de la superestructura; la componen las fuerzas productivas (recursos naturales, medios técnicos y fuerza del trabajo) y las relaciones de producción (los vínculos sociales que se establecen entre las personas a partir del modo en que éstas se vinculan con las fuerzas productivas, las clases sociales, por ejemplo); de ella depende la superestructura (formas jurídicas y políticas, filosofía, religión, arte, ciencia, etcétera). Esto es lo que ha sido denominado como los aparatos ideológicos del Estado, que no son otra cosa que la ideotización del individuo, pues, éste queda apartado de su propia liberación. Estas premisas que sirvan de marco para digerir el andamiaje del capitalismo salvaje que está devorando nuestras vidas y las de ellos también. Continuamos.

Los países latinoamericanos están clasificados entre los más ricos en biodiversidad, energía y agua. Venezuela posee la más importante reserva de petróleo en el ámbito mundial. Otro dato importante es que la capacidad nuclear planetaria es capaz de destruir siete veces la humanidad. Asimismo, no hay evidencias históricas que revelen que el capitalismo esté en capacidad para resolver las crisis energética, ambiental, alimentaria, hídrica y migratoria porque jamás tuvo que enfrentarlas como sí lo hizo a la crisis-económica financiera, de menor intensidad.

La actual crisis explotó a mediados de 2007 en EE.UU. Y no es una crisis ordinaria. Hasta el FMI ha dicho que hay una “excepcional incertidumbre en 2010 y hacia delante”. Tampoco es una de las llamadas crisis recurrentes del sistema. Es una crisis multidimensional, con graves correlaciones que está dando al traste con todas las escuelas del pensamiento burgués y con la funcionalidad del capitalismo como paradigma de desarrollo de la humanidad.

El agotamiento del modelo neoliberal está en una fase senil. El capitalismo, en sus diferentes procesos, alcanzo su capacidad de joven entre 1825 y 1930; maduro en los decenios de los años 30 del siglo XX; y desde los años 60 y 70 encontró su llegadero, o fase senil y desde ese período hasta ahora es donde se aprecia el creciente parasitismo del sistema, la alta dosis de las finanzas-especulativa, el endeudamiento, la frecuencia y la profundidad de la crisis se hace cada vez más incontenible.

Esto Engels lo explicó así: en la crisis de 1825 perdió una uña, en la crisis de 1873 a 1896 perdió un dedo; luego en este proceso de degradación del capitalismo, encontramos que en la gran crisis de 1929-33 perdió una mano; en la crisis del decenio de los años 70 y 80 perdió un brazo; en la crisis de 1994 perdió otro brazo; en la crisis financiera de 1997-1999 perdió un pie; en la crisis de 2000-01 perdió el otro pie; hoy ya casi ni se mueve y está en su crisis senil desde septiembre de 2008.

La alternativa tiene que ser ante todo un proyecto de acumulación de fuerzas que permita construir el nuevo sujeto social transformador que convierta al pueblo en sujeto político, en un nuevo sujeto histórico que pueda conformar un bloque de poder real desde lo social a lo político y viceversa.

Sobre esto, Venezuela desde la llegada del “Arañero de Sabaneta” al poder, ha venido asumiendo cambios profundos y significativos reales, y hoy por hoy es el proceso político del hemisferio que mejor apunta hacia otra alternativa, que debe ser interpretada no de la noche pa´mañana, sino como un proceso complejo, en construcción, con algunas deficiencias y vulnerabilidades, expresado en el Bolivarianismo que lideró y configuró Chávez. Es decir, sin eufemismo ni pedantería la salvación de la humanidad la encarna el ideal socialista. Por tanto, aquí el momento no es para juzgar al socialismo, el momento es para recordarles a las mujeres y a los hombres que si deseamos salvar toda forma de vida en esta hermosa tierra, el único modelo político y posible para hacerlo es el Socialismo.

¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!


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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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