Perú de Lacroix, en el Diario de Bucaramanga, en 1828, recoge las palabras del Libertador “Si cesa de funcionar el cerebro, cesa de producirse la inteligencia, por otro nombre espíritu o alma. Luego, al sobrevenir la muerte desaparece el alma” Ver; Rufino B. Bombona, El pensamiento vivo de Simón Bolívar, edit. Centauro, caracas, 2007, p.47. ¡Qué gran idea materialista plantea el Libertador a uno de sus oficiales del Estado Mayor!. Si el cerebro órgano del pensamiento, el cerebro cesa, deja de producir la inteligencia humana, la capacidad de pensar, su actividad genera las ideas, ellas no son es el resultado de una “chispa divina”, un “aliento divino” y ni siquiera de ese “soplo misterioso e inescrutable” metafísico, sino el producto evolucionado de la materia cerebral y sus funciones interrelacionadas, la inteligencia, la capacidad de pensar y resolver los problemas reales.
La inteligencia o también el acto de pensar en sus resultados, llamado también por Bolívar como alma o espíritu para referirse no a ese aliento espiritual divino sino al producto de la interacción del cerebro con la realidad, el cual deriva “el pensamiento vivo” de Bolívar. De otro modo; la interacción entre pensamiento como abstracción de la realidad y la realidad misma genera el conocimiento. La indiferencia a éste, al saber, produce un ser “ignorante que se precipita infaliblemente en la tinieblas de la servidumbre” de acuerdo con Bolívar, teniendo como consecuencia que este tipo de ignorancia, es propia de “la esclavitud” social que generan los sistemas clasistas de explotación, de las sociedades de clases, y que actúan como “una gangrena”…y si no se corta, se comunica al todo y perece el cuerpo entero” comunicaba en un oficio al Poder ejecutivo de la Unión Neogranadina. Asi, la sociedad perece, producto de la gangrena de la corrupción generalizada.
En oportuna carta a Denis de Trobriand, Paris, 1804, el juicio de Bolívar del acto de analizar nos muestra el mecanismo de ejercitarse en el debate intelectual haciendo gala de sus virtudes al afirmar “….cuando yo me entrego en la discusión, mi espíritu hace abstracción de las personas,...yo no veo sino los pensamientos personificados, y disputo sin respetar la posición social de ninguno de ellos”. Magnifica observación, trata de discutir las ideas o los pensamientos no anteponiendo intereses personales y ni siquiera su condicionamiento por la posición económica o social, sino acentuando la realidad por encima de la abstracción del pensamiento. Puede decirse, que Bolívar conoce, el arte del pensamiento concreto, no como simple sofisma, sino como realidad viva que asume debatir en el terreno concreto del problema.
Un ejemplo de pensamiento concreto e histórico materialista de Bolívar al tratar de explicar la derrota de la Primera República decía: “Los códigos que consultaban nuestros magistrados, no eran los que podían enseñarles la ciencia practica del gobierno”, (Manifiesto de Cartagena). Precisamente Bolívar no adopta dogmas filosóficos sino que piensa en función de la praxis y sigue diciendo, “los que han formados ciertos visionarios (…) que imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política”. (Ibídem). De nuevo se aprecia, el carácter materialista de las ideas bolivarianas, puesto que no se plantea ideas utópicas difíciles de alcanzar, sino metas alcanzables y factibles.
Remata su concepto del “acto reflexivo” del pensamiento con indicar que “tuvimos filósofos por jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica y sofistas por soldados”. (Ibídem). Señalando con esto que el vicio del pensamiento apunta al idealismo filosófico. Bolívar estuvo formado en el humanismo intelectual del enciclopedismo, es decir de la ilustración del siglo XIX, de allí su crítica al triple yugo americano que expresaba en su Discurso de Angostura: “la ignorancia, el vicio y la tiranía”. Allí fundamentaba que por estas causas el pueblo no había alcanzado saberes, virtudes ni poderes el pueblo, para establecer una república de ciudadanos (as) libre. En el mismo Diario supracitado se encuentran frases como “dogmas y misterios son hijos de la superstición y de la impostura” para referirse a “la ignorancia”, recalcando a su oficial con la idea de que juzgase éste sus “ideas sobre ficciones sagradas que tanto preocupan a los mortales”. (Ibídem).
Rufino Bombona deduce que Bolívar “no cree en el alma (en término místico), ni en el cielo, ni en el infierno y juzga en general a las religiones positivas obra de la superstición y de la impostura, mezclada a cierta cantidad de asombro ante el misterio, de miedo a lo desconocido, natural en el hombre y que lo ha hecho pensar en una justicia suprema…que decida de las almas, premie a las una y castigue a las otras”. (R. Bombona).
Finalmente; la actitud de Bolívar frente a la ciencia en contraposición a la tiranía de la superstición. En el Diario de Bucaramanga Bolívar plantea un acercamiento al pensamiento materialista de la historia en cuanto al papel del individuo al decir: “…el cultivo de la ciencia…para el hombre, aún en medio de su cadena, puede descubrir siquiera que tiene derechos que vindicar….”; aquí hace ciencia, el Libertador, está planteando que el ser humano debe cultivar la ciencia, educarse en la ciencia, y darle a este, la capacidad liberadora, por cuanto de que en lo social, cree en el rol de la ciencia cuando afirma“….después de aliviar a los que sufren por la guerra, nada puede interesarme más que la propagación de las ciencias”, se trata de que ésta, la ciencia militante reivindique derechos sociales, rompa las cadenas de la ignorancia, de la esclavitud, del engaño a lo que se ven las clases oprimidas.