Los políticos e intelectuales opositores han utilizado diversos calificativos al describir el liderazgo de Chávez o el "fenómeno" chavista: golpista, dictador, fascista, autoritario, violador de los derechos humanos, comunista, caudillo, propiciador de un modelo patriarcal, melodramático, ególatra, cursi, encantador de serpiente, bonapartista, entre otros. En cuanto al chavismo como ideología ha sido acusado de: petropolítica, neo-populismo carismático, monstruosidad ideológica, retórica histriónica, militarismo, arcaísmo ideológico, anacronismo político, mitología izquierdista, laberinto ideológico, etc.
Han sido asesores o ideólogos del gobierno: Norberto Ceresole, autor de la formula Caudillo – Ejército – Pueblo, el profesor español Juan Carlos Monedero, Heinz Dieterich mentor del Socialismo del Siglo XXI, Eduardo Galeano, Marta Harnecker, Joseph Stiglitz, Noah Chomsky, James Petras, Ignacio Ramonet, John Kenneth Galbraith. Con algunos se mantienen relaciones, con otros se ha producido una separación. Entre los que podríamos considerar Intelectuales venezolanos identificados con el chavismo, podemos mencionar a: William Izarra, Jorge Olavarría, Jorge Giordani, Carlos y Rigoberto Lanz, José Vicente Rangel, Haiman El Troudi, Alberto Muller Rojas, Luis Britto García, Earle Herrera, Rafael Núñez Tenorio, Federico Brito Figueroa, entre muchos otros.
Chávez "coqueteo" con el marxismo, se consideró zapatista, villista, seguidor del Che Guevara, Fidel Castro, Salvador Allende, José Martí, Perón, Omar Torrijos, Juan Velasco Alvarado, entre otros, es decir una mistura de nacionalismo, rebeldía, militarismo, autoritarismo, pero ha dejado bien claro que es un socialismo bien propio. Salvo en el caso del Bolivarianismo, es decir, la sustentación en el pensamiento y acción de Simón Bolívar y de hombres como Simón Rodríguez y Zamora, "árbol de las tres raíces", al que hacían referencia los comandantes del 4 de febrero, el rescate de nuestra historia, el papel de nuestros primeros pobladores y la herencia africana, el chavismo no se casa con ninguna ideología.
Algunos lo han acusado de pragmatista y populista, de tener una obsesión caudillista. Sin negar que en algunos casos roce con estas perspectivas, creemos que representa un liderazgo propio y autóctono, un líder y un proyecto distinto. Diferimos con autores venezolanos como Nelly Arenas, quien considera al régimen de Chávez propio de un nuevo tipo de populismo, populismo posmoderno (Arenas, 2005: 53). No tenemos la menor duda de que al principio del mandato de Chávez esta ha podido ser una apreciación valida. El mismo reconoció ser simpatizante de "La Tercera Vía". Pero después del golpe de estado (2002) y la huelga general (2002-2003) esto quedo en el pasado. A nuestro modo de entender, denominar al chavismo y otros movimientos políticos latinoamericanos como populista es otro calificativo utilizado para negar la presencia eminente de proyectos socialistas en la región. Todo lo que sea de izquierda, se revalorice nuestras raíces históricas y se pronuncie en favor de los pueblos es tachado de populismo.
Se acusa a Chávez de autoritario, de intentar controlar todo el poder. Si algún gobierno delegó poder en Venezuela fue el de Hugo Chávez. Todo el acrecentamiento del Poder Popular es demostración de ello. Acusar de totalitario es lo mismo que acusarlo de dictador, y es lo que se busca. Una dictadura que sorprende. Una dictadura que ha realizado en quince años diecinueve elecciones democráticas, donde todos pueden decir y hacer casi lo que les venga en gana contra el gobierno a través de los miles de medios públicos y privados que existe en el país.
En 1998, Hugo Chávez llega al poder con un discurso nacionalista enfrentado al neoliberalismo. En la campaña electoral y en su primer año de gobierno simpatizo con la propuesta de La Tercera Vía de Tony Blair. No es hasta abril del 2005 cuando por primera vez avisó de la posibilidad de enrumbar a Venezuela por el socialismo del siglo XXI. Hasta esa fecha era un discurso nacionalista con profunda vocación humanística y cristiana, pero ecléctico, que en muchos casos convivió con el populismo. A pesar de unas reformas legales hasta ese momento el proyecto de gobierno no estaba claramente definido, había ya un discurso anticapitalista pero no estaba constituido el proyecto de país. Chávez no se definió como marxista y por el contrario en el 2007 llama a sus partidarios a alejarse de esta corriente. Sin embargo, a pesar de este aparente alejamiento del marxismo- que a nuestro modo de ver, parecía más por temor a la reacción de los venezolanos-- vemos en el presidente, sobre todo a partir del 2003, una política social claramente clasista, reivindicando las luchas de clase, el papel de la clase trabajadora, el antiimperialismo y anticapitalismo. Ya en el 2010 retoma la importancia del marxismo como doctrina política.
Aunque de un profundo carácter popular y clasista, está consciente de que lo apoyan distintos sectores radicalmente opuestos y lo difícil que es aún profesar el socialismo, pero peor aún es hablar abiertamente de marxismo Con aciertos y desaciertos, como todo proceso, Chávez y el chavismo se han nutrido de diversas ideologías, teorías y filosofías políticas. Algunas de ellas contradictorias, propias del proceso en formación y construcción. A nuestro modo de ver, Chávez asentó su poder en tres bases fundamentales: el apoyo de las clases populares, la creciente renta petrolera y la unión política entre el poder civil y las fuerzas armadas.
Desde la Academia Militar existen documentos escritos por Chávez y sus compañeros de lucha: Árbol de las tres raíces, el Proyecto Nacional Simón Bolívar, pasando por la Constitución Bolivariana de Venezuela, los principios de los partidos políticos que fundaron (MB200, MVR, PSUV), hasta llegar al Plan de la Patria. Pero igualmente en miles de discursos está plasmado un proyecto de país para los próximas décadas, la preocupación por constituir un gobierno profundamente popular, con un alto sentido de la ética y la moral.
Durante años Chávez carece de «partido». Primero fue el MBR-200 (Movimiento Bolivariano 200) constituido en 1983, con el que organizó la insubordinación militar de 1992. La fundación posterior del Movimiento Quinta República (MVR) en 1997 obedeció a un propósito meramente electoral. Su ideología se basaba en los ideales de Simón Bolívar, el bolivarianismo con elementos humanistas y nacionalistas a favor de la democracia participativa. Es destacable en ser de los pocos partidos venezolanos que pregona el indigenismo.
Seria en el 2007 cuando se constituye el Partido Socialista Unido de Venezuela, en cuyo artículo 2 declara que su propósito es la construcción del Socialismo Bolivariano, la lucha antiimperialista, anticapitalista y la consolidación de la democracia bolivariana, participativa y protagónica, mediante el reconocimiento y fortalecimiento del Poder Popular. En el artículo 3, dedicado a los valores y principios, señala que:
…se constituye como partido socialista, afirma la sociedad socialista como única alternativa para superar el sistema capitalista. Asume como fuentes creadoras los pensamientos y las obras de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. De igual manera toma los principios del socialismo científico, el cristianismo, la teología de la liberación, todo el pensamiento universal crítico y humanista, la equidad y la igualdad de género y la obligación ética de construir un modelo respetuoso de la vida y de la madre tierra que garantice la sobrevivencia de la humanidad. Como partido pluriétnico y en pluridiversidad, nutre sus raíces de la afroindianidad legadas por Guaicaipuro y José Leonardo Chirino, todo ello inspirado en el liderazgo fundamental e ideas revolucionarias del Comandante Hugo Chávez, dirigidos a crear el hombre nuevo y la mujer nueva en un crisol de esperanzas y de sueños que hacen de nuestro socialismo un socialismo mestizo, cargado de africanidad, de los elementos propios de nuestros pueblos indígenas, con la visión internacional que ha tenido como máximo exponente a Francisco de Miranda.
Venezuela es hoy el ensayo socialista más importante del mundo. Chávez rescate de la muerte al Socialismo, después de veinte años de neoliberalismo una voz se levanta contra el imperialismo y el socialismo vuelve a ser un proyecto político a escala mundial. Chávez rescató a nivel internacional una nueva imagen de Venezuela, ya no somos solo petróleo, aquí se desarrolla un proyecto humanitario que ha tenido claridad que éste es imposible sin reivindicar también la unidad latinoamericana y tercermundista.
Evidentemente, en Venezuela más que la lucha entre chavistas y oposición, está en juego la lucha por imponer dos modelos societales distintos; un modelo económico social de carácter popular y otro donde se imponga el dominio del mercado sobre el resto de la sociedad. Más de tres décadas de neoliberalismo en América Latina ha dejado claro los resultados nefastos de este modelo. Este gobierno ha hecho demostraciones de defensa del Estado Nación, de frenar los intentos de desquebrajar las instituciones nacionales y fundamentalmente lo ha hecho de "cara a fuera", logrando imponer una política internacional en defensa de la autonomía nacional y promover la integración latinoamericana y tercer mundista, como único mecanismo de los países pobres para enfrentar los desmanes del avasallante y violento proceso de globalización.