En Venezuela y el exterior son muchísimos los enemigos de la revolución bolivariana y no cesan un minuto en sus ataques a la misma. No cesan porque esa es su principal arma contra el proceso que inició Chávez… la constante e incansable repetición de mentiras, manipulaciones y descalificaciones.
Al respecto trataremos aquí de hacer un breve análisis de la forma como viene la derecha y el imperialismo articulando su estrategia contra Venezuela en el exterior y desde lo interno.
Lo primero que tenemos que reconocer es que van acumulando éxitos los asquerosos “venezolanos” que viajan por el mundo portando una gorra con los colores de la bandera del país. Su intención (mil veces comprobada) es ser identificados como venezolanos a objeto de que alguien les pregunte: ¿Cómo está la situación en Venezuela?
Conseguido ese objetivo, inician su trabajo. Desatan una serie de calificativos contra Venezuela, entre los cuales el más benévolo es: “ese país (nunca mi país) es una mierda”.
Estos no son más que mensajeros, aunque no por ello dejan de ser efectivos en la tarea que les han encomendados.
Como lo que son (unos soberanos pendejos) repiten el mismo mensaje, con los mismos argumentos, con las mismas expresiones en todas partes del planeta. Usted les verá decir, completamente convencidos de que dicen la verdad, que en Venezuela gobierna una dictadura sustentada en fraudes electorales… y de verdad se lo creen.
Esa campaña que hacen gratuitamente en beneficio de la oligarquía venezolana e internacional, unida a la que desarrollan los medios de comunicación, ha generado, exactamente, los resultados que sus creadores esperaban. Cualquiera que conociera el papel y los intereses de los medios de comunicación podría dudar de lo que ellos afirman, pero cuando a eso se suma un ejército de “venezolanos” diciendo que el país está en la ruina, que el pueblo se muere de hambre, que existe una dictadura; hasta el más escéptico lector de medios, comienza a tener dudas, y eso era lo que buscaban.
Preocupa la imagen que se ha generado del gobierno y del país en el exterior. Preocupa porque esas campañas no son ingenuas y no se hacen para gastar dinero o para que una manada de imbéciles, que creen ser parte de la más rancia oligarquía criolla, desahogue las frustraciones que le generan el ser gobernados por un obrero. Esas campañas tienen como objetivo justificar acciones contra el país. Acciones que se soportarán en la apreciación creada en millones de que se trata de un gobierno dictatorial y forajido.
Si se es objetivo en el análisis habría que concluir que en la creación de las condiciones para justificar acciones contra Venezuela se avanza a pasos agigantados. En estos momentos no tenemos dudas de que las campañas buscan crear una matriz de opinión según la cual el gobierno del presidente Maduro sólo podría mantenerse en el poder a través de un fraude electoral. Esto es caldo de cultivo para la violencia, pero ese es precisamente el plan.
Ahora bien, ese plan tiene una versión interna que es también preocupante. La derecha tiene montada (y bien montada) una estrategia para minar la revolución desde adentro. La oligarquía y sus operadores políticos saben perfectamente que sus ataques al chavismo, a sus líderes y al gobierno tiene poca o nula recepción en el pueblo seguidor de los sueños de Chávez. Por ello se buscaron a personajes que puedan aprovechar el hecho de haber sido, en algún momento, defensores de Chávez y la revolución para desde su “autoridad moral” cuestionar el gobierno, a sus líderes y sus políticas. En resumen para actuar como quintas columnas.
Así como a los portadores de la gorra tricolor que identifica a los escuálidos se les dio la tarea de denigrar de su patria en el exterior con los fines ya descrito: a estos “revolucionarios críticos”se les asignó la tarea de escribir, habar, opinar y hacer campaña interna y permanente para desmotivar el chavismo, para inmovilizarlo, para generar desconfianza en sus líderes, para que piensen que los herederos de Chávez traicionan su legado, para que crean que la revolución perdió su rumbo y que ya es lo mismo Primero Justicia y AD que el PSUV.
Del resultado que obtenga la campaña de estos “revolucionarios portadores de la receta mágica, para construir el socialismo” dependerá en mucho el futuro de la Revolución Bolivariana. Nosotros, mientras tanto, seguiremos en nuestro papel de alertar sobre las terribles consecuencias del trabajo realizado por estos mercenarios.
Tenemos la firme esperanza de que los líderes del chavismo evaluarán los hechos y le darán la respuesta política que merecen. Hay que desenmascararlos con nombre y apellido. No se puede seguir ignorando a quienes trabajan por el retorno de la derecha desde adentro.
¿Quiénes son? Son muchos, pero son fáciles de identificar. Busque usted, amigo lector, en Aporrea o cualquier otra fuente un artículo de un supuesto revolucionario, en el cual se ataque al gobierno o a sus líderes; identifique el autor y busque otros artículos de ese autor.
Si el personaje (tipo Toby Valderrama, por sólo nombrar uno) tiene una secuencia de notas en las cuales se agarra de cualquier vaina para atacar al gobierno habrá usted identificado a uno de esos mercenarios.
¡Mosca! Hay ocasiones en los que para disimular y para lucir equilibrados” hacen alguna crítica a la derecha, pero la proporción de ataques al gobierno versus los ataques a sus enemigos es lo que nos dirá de que lado está el sujeto.
¡Ah! Otra manera de identificarlos. Hágale seguimiento a esta nota y vea quienes la responden ofendidos y con toda suerte de descalificaciones contra “este chavista talibán que no acepta la crítica como condición revolucionaria”.