Algo que está permanentemente en boga es la crítica; siempre criticamos, los venezolanos somos expertos en eso de criticar, algunas veces con razón, muchas sin ella, pero lo cierto es que somos campeones en criticar. Dependiendo la fama del personaje criticado la degustación es distinta; cuando se trata de un político importante que está en la palestra las críticas asumen un carácter de rimbombancia tal que asusta. Pero la crítica siempre tiene una razón, una motivación, algunas veces altruista, otras es producto de la bilis revuelta que desencadena la reacción a veces motivada por los complejos, otras por simple mezquindad. Dicen que los enanos critican todo y les encanta lo que critican, pero ese es otro tema, hoy nos vamos a referir a la crítica con objetivos oscuros y perversos contra la revolución bolivariana y muy específicamente contra el presidente Maduro.
Nicolás Maduro ha sido centro de ataques de todo tipo, no nos conformamos con los ataques de una derecha virulenta que se babea por ver al autobusero aplastado por el autobús que conduce, sino que a esa crítica de la derecha se suma una supuesta izquierda, o factores de ella, que drena su resentimiento y cataloga a Maduro de todas formas; bruto es lo más suave que le lanzan, claro, bien cómodos desde una oficina y sin la preocupación que teníamos en la cuarta república que por el solo hecho de escribir una pinta en la pared estábamos expuestos a la veleidad de la tenebrosa DISIP, o del DIM, o simplemente un prefecto adeco-copeyano que quisiera escarmentarte por rebelde. Ahora se puede criticar al presidente, decirle tripas verdes y no pasa nada. Hay quienes se atreven a defender a Lorent Saleh y solicitar contundencia en las pruebas, lamentablemente para esos mismos personajes, Maduro no tiene derecho ni siquiera al beneficio de la duda, es culpable y ya: no importa que lo tengan acosado unos burgueses desgraciados con una guerra económica, no, eso no importa, lo importante es decir que Maduro no sirve.
Lo lamentable de todo esto es que hay gente honesta y sana que se deja sugestionar por toda esta basura muy bien aprovechada y manejada por el imperialismo... muchos dirán ¡vuelve éste con lo del imperio! ¡¿Acaso el provecho es de otro?! Resulta que para ciertos "dirigentes de izquierda", que dicen ser revolucionarios, a Maduro hay que reventarlo. Poco o nada opinan de la fascista María Corina Machado, Leopoldo López y los planes del uribismo contra la patria. Eso no es importante para ellos. Para ellos lo importante es ver a Maduro derrocado para un supuesto triunfo de "la verdadera revolución", claro, los voceros de esta "posición revolucionaria" no presentan otra alternativa más que como que "por arte de magia" al salir Maduro todo se acomoda y "haremos la verdadera revolución". Pero qué cosa tan extraña, esos plantean que "haremos la verdadera revolución" con la derecha en el poder ¡Qué tal!...
A buen entendedor pocas palabras, plantear la caída de Maduro es golpear la revolución mortalmente. No hay que ser un "sesudo analista" para ver el bojotón que se les ve a quienes critican de la forma desconsiderada que critican a Maduro, sin un razonamiento lógico siquiera, mucho menos revolucionario. Ahora resulta que salió a la palestra aquello de la revolución militar cívica, y hay quienes sin decirlo plantean una guerra entre el sector civil de la revolución y el sector militar, como si eso fuera un bloque de un lado y un bloque del otro lado... es algo absurdo realmente y que solo obedece a un plan del imperialismo, la división del pueblo venezolano y la derrota de la unidad cívico-militar que heredamos de Chávez y hoy exponen Nicolás y Diosdado, el otro atacado. Primero decían que Diosdado se iría de bruces en una guerra fratricida contra Maduro, pero el del Furrial los dejó con los crespos hechos, ni bolas les paró, entonces como no les paró bolas ahora lo atacan diciendo que "manda como un sargento".
Los que hemos militado en la izquierda y estudiado el marxismo aprendimos que la crítica no es algo visceral, tienen un objetivo científico, por ende, el estudio de las realidades sociales y las respuestas que les damos, las orientaciones que les damos a los pueblos deben estar sustentadas en el estudio acucioso de cada realidad. No se trata de criticar por criticar, el revolucionario debe hacer la crítica pero ésta debe contener la propuesta revolucionaria. Si criticamos a Maduro por equis o tal cosa, planteemos la salida que consideremos revolucionaria sin darle oportunidad al enemigo capitalista para que nos golpeé. Ciertamente que hay errores, en el tema económico se han cometido, y se seguirán cometiendo, de eso se trata una revolución; se trata de crear un mundo nuevo que nadie lo conoce... que no sea pendejo el que me venga a dar recetas de un librito que no existe, un libro que lo escribimos todos los días, un libro que cada vez debe tener mayores autores, que lo elabora todo un pueblo, lógicamente orientado por una vanguardia, pero que es obra colectiva donde nadie tiene derecho a jugar posición adelantada es de todo un pueblo unido y consciente de su papel histórico.
La burguesía se frota las manos cuando observa una posibilidad real de echarnos a pelear, en ese orden de ideas nos presenta un escenario en donde el presidente sería una especie de eunuco, sin capacidad de decidir y que cuando esto ocurra sea producto de presiones... ¡tamaña contradicción! Queremos un presidente independiente, que rompa las cadenas de dependencia con el imperio pero pretendemos que luego sea un presidente presionable... Aunque la paradoja es evidente, la mala intención es clara... resulta que ahora hasta Ravell "defiende a los colectivos". "cosas veredes mi querido Sancho" diría El Quijote ¿Será que los burgueses y sus adláteres se volvieron locos? Pues nada de eso es verdad, no están locos nada, están buscando dividirnos para luego devorarnos y acabar con la revolución... Es en ese escenario donde muchos hacen el papel de tontos útiles y otros de tontos vivos, porque sin duda que algunos lo hacen inocentemente, pero hay muchos de esos que hoy pretenden dividirnos que si saben muy bien lo que persiguen y se suman a la mantequilla de criticar por criticar aspirando que no les ocurrirá nadita ¡TREMENDA MANTEQUILLA!