Este próximo 23 de Noviembre celebramos un acontecimiento importante, no es poca cosa el reto que como militantes de la revolución tenemos, se trata de elegir, nada más y nada menos a los cuadros que estarán al frente de una trascendental batalla: la transformación del estado burgués y la consolidación definitiva del partido de la revolución, el PSUV. Ahora bien, tenemos enfrente una realidad política reflejada en el diario actuar de los camaradas que ejercen funciones de dirección, tanto en el estado como en el partido y unos lineamientos de la dirección del PSUV en donde se intenta garantizar la independencia a la hora de seleccionar a quienes nos representará como voceros de los CIRCULOS DE LUCHA, sobretodo en un momento político que orientará la revolución definitivamente en lo que llamamos la irreversibilidad del proceso.
Hablando con amigos y viejos camaradas sobre la coyuntura interna, coincidimos en algo: entramos a un momento político en el cual internamente se confrontan dos visiones, los que se restean con el poder popular y la construcción de una sociedad socialista productiva y los que pretenden que esto retroceda y retorne al gatopardismo de que "todo cambie para que nada cambie", es decir, se confronta a quienes desde las instancias del gobierno y del partido no han impulsado el poder popular, base fundamental de esta revolución y quienes creen en el poder popular no de forma retórica sino que se traduzca en el ejercicio del poder por el pueblo y del ejercicio del poder dentro de la economía por los trabajadores que es la propuesta chavista verdadera. Esto no se presenta como dos bloques totalmente definidos, hay matices, mucha confusión también entre quienes aún no están claros en el camino al socialismo planteado por Chávez, que es en definitiva nuestra brújula, plasmado en el plan de la patria. No hay que estar buscando "a dios por los rincones", allí está el plan de la patria como guía, como legado del comandante supremo. Sin embargo, no seamos tan ilusos como para pensar que no habrá resistencia a la aplicación de esta `política revolucionaria contenida en el plan de la patria. Quienes se han desvinculado de la realidad y han perdido el rumbo para beneficiarse individualmente serán acérrimos enemigos de este proceso de profundización, y por ende, de la creación de unas redes sociales que coadyuven a la irreversibilidad del proceso, por el contrario pretenderán ser otros burócratas más y crearán sus propios grupos para el ejercicio del clientelismo político, jamás para hacer revolución chavista. Esa es la crisis histórica que estamos viviendo.
Para cualquier observador desapercibido esta confrontación nos hace daño, particularmente pienso por el contrario, que esto es menester para avanzar y decantar, lamentablemente algunos quedarán regados en el camino. Siempre se dice que la revolución se hace con revolucionarios, obvio, en este orden de ideas la batalla se centra en que los revolucionarios; los chavistas, hegemonicen el poder para de esta forma avanzar en la aplicación del plan de la patria dejado por Chávez. ¿Es posible la aplicación del plan de la patria por la pequeña burguesía infiltrada en el proceso? La respuesta es un no rotundo, solo estando el partido y el estado en manos de los revolucionarios es posible hacer la revolución. Esto requiere de una articulación, así como los revolucionarios intentarán estar a la cabeza de los círculos de lucha, los reaccionarios infiltrados también, incluso usando el poder mismo para imponer sus candidatos manejables con la firme intención de conservar el estado burgués, por ello afirmamos que será una batalla, una confrontación de dos modelos, dos visiones y dos formas de enfocar el tema del ejercicio del poder que se traduce en una batalla entre socialistas y capitalistas dentro del propio PSUV, aunque esto alarme a muchos. Para hacer una revolución hay que tener claro lo que significa y representa el poder, sin poder no se hace una revolución, como decía Chávez, no encarna la idea y ésta se diluye en el tiempo. Por ello es tan importante que tengamos clara la parte ideológica, la consciencia revolucionaria, lo táctico estratégico y el rumbo del proceso. Debemos estar atentos, sobretodo cuidarnos del pragmatismo, del tareismo, del ejercicio de la política sin el adjetivo revolución, sin preguntarnos ¿Donde está el socialismo? ¡Sin brújula pues!...
Esta fue una recomendación de Chávez siempre, preguntarnos ¿Donde está el socialismo? en cada tarea que desempeñamos, en cada acción, en cada paso que damos. Ver el 23N como una simple elección de jefes de círculos de lucha nos desvirtúa de la tarea que tenemos, tampoco podemos caer en el pragmatismo electorero y que todo pase como un evento más, no podemos negar la existencia de desviaciones graves, lo ha señalado el presidente Maduro, el Vice-Presidente del PSUV Diosdado Cabello, es un sentir de las bases, fue una batalla permanente de Chávez contra la corrupción, la ineficacia y el desorden. Por ello lo elemental es que sean elegidos los verdaderos líderes de las comunidades, casi siempre opacados pero muy utilizados. Es esta la oportunidad para que brillen con luces del bolivarianismo.
El objetivo es que los círculos de lucha se articulen y sintonicen con los cambios requeridos, con la transformación revolucionaria del estado, con el ejercicio del poder popular y la práctica de la democracia participativa y protagónica establecida en la constitución. Para que de esta manera podamos cumplir con la premisa de Chávez de lograr que el partido se coloque al frente de las luchas del pueblo, sin tutelaje...como dijo Chimiro, "el camino es largo y tortuoso, pero es el camino", estamos seguros que venceremos siguiendo el verdadero camino, el camino de Chávez plasmado en el plan de la patria cuyo vértice está en el poder del pueblo. “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” José Martí
