1 - Critica historiográfica
Tenemos una Historia desproporcionada, en la que los 15.000 años en que se calcula la data de nuestros primeros pobladores, pasando por los tres siglos de colonización española y los 200 años de república independiente se disminuyen en su importancia con el tratamiento que le da la historiografía tradicional a los 10 años de guerra de independencia. Con lo anteriormente señalado, no pretendemos disminuir la importancia histórica de la gesta emancipadora, pero es necesario reconocer que en América esta fue fundamentalmente beneficiosa para una elite: la oligarquía criolla, mucho de los cuales perseguían aumentar sus poderes y para nada le convenían cambios estructurales en la sociedad americana.
A ello se debió la resistencia de parte de nuestros humildes pobladores en participar en esta lucha que pocos beneficios le ofrecía y esto fue causa a su vez de los fracasos iníciales de la independencia; igualmente la traición, la no solución a problemas vitales para estas mayorías, como era la libertad, la igualdad y el derecho a propiedad, produjeron durante buena parte del siglo XIX revueltas, motines y revoluciones, que nuevamente dieron pie a nuevas traiciones. La Guerra Federal (1859–1864) es una manifestación de estas desigualdades sociales.
Tenemos una historia que da protagonismo al papel del caudillo, de los militares, de lo político y margina el papel que ha ocupado la mayoría de la población: desde nuestros indígenas, los descendientes afroamericanos, y esas grandes mayorías hoy pobres, campesinos, que han sido excluidos no solamente de la estructura social y económica sino también del tratamiento que le dan las ciencias sociales y particularmente la historia. La mayoría del pueblo aparece en nuestra historiografía tradicional sólo como relleno, como masa que acompaña a los grandes líderes, a las vanguardias a esos pocos iluminados que parecen tener el destino de la sociedad en sus manos. El pueblo se convierte solamente en volumen y no asume papel protagónico. Estas injusticias que enmascaran una mentira histórica tienen que ser develados.
En nuestra historiografía romántica, acostumbrada a ver nuestra historia sólo en blanco o negro, todo lo que puede representar restarle méritos a la figura de los héroes -más aún sí se trata de Bolívar- es ignorado o etiquetado con cualquier calificativo despectivo. Así muchos hechos, procesos y personajes importantes son opacados por quienes han acostumbrado a ver nuestra historia bajo la luz única de Bolívar, así tenemos sólo por mencionar: Simón Rodríguez , uno de los pensadores más ilustrado de su tiempo, fue sólo el maestro del Libertador, Miranda, el visionario, el primero en pensar la integración regional, el más culto americano, apenas es nombrado para no quitarle brillo a la obra de Bolívar, Manuela Sáez, la mujer combatiente y aguerrida, sólo es la amante del libertador, Sucre, el inmortal de Ayacucho, es el pupilo predilecto del Libertador, Páez, Piar y tantos otros son muchas veces colocados en el bando de los traidores .
A nuestro modo de ver esta historiográfica persigue disminuir la acción protagónica del pueblo venezolano, que sólo es visto como masa sin capacidad y criterio, que sólo sirve para seguir a un líder. Además los caudillos y gobernantes se adueñan del discurso y la imagen de Bolívar para que el pueblo los vea como representación de la causa nacional, el hombre que al igual que Bolívar puede llevarnos por buen camino.
La primera etapa del proceso independentista (1810-1814) se caracterizó por el enfrentamiento de intereses entre blancos españoles, que pretendían mantener el poder absoluto sobre el país y los blancos criollos, que en su mayoría luchaban por aumentar sus propios privilegios, de esto no escapa la propia figura del Libertador, y esta fue parte de las causas de los fracasos de la primera y la segunda república, ésta última en buena parte por el apoyo social que logra aglutinar el ejército realista al mando de Monteverde y Boves.
2- ¿Quién fue Boves?: breve bibliografía
Pocos personajes han sido tan diversamente tratados como Boves (Oviedo, 18 de septiembre de 1782 - Úrica, estado Anzoátegui, 5 de diciembre de 1814), también conocido como el León de los Llanos, el Urogallo, la Bestia a caballo o simplemente Taita, fue un militar español, comandante del Ejército Real de Barlovento (también llamada la Legión Infernal) y caudillo de los llaneros en el transcurso de la Guerra de Independencia de Venezuela durante la Segunda República (1813-1814). A lo largo de su breve, pero notoria carrera militar, Boves se transformó en un auténtico caudillo popular. Valiéndose de los resentimientos sociales de las clases más bajas contra los abusos y explotación de que eran objeto por la aristocracia criolla desencadenó una feroz ofensiva contra los ejércitos independentistas y se convirtió en un auténtico peligro para la causa republicana de las élites venezolanas. El liderazgo de Boves constituyó una causa fundamental para la caída de la Segunda República. Sin embargo, nunca llegó a gobernar el país ya que, al mando de los realistas en la crucial batalla de Úrica, perdió la vida. (Biografía tomada de http://es.wikipedia.org).
Cursó estudios de Náutica y Pilotaje entre 1794 y 1798, de donde pasó a prestar servicio en la Real Armada Española y en buques mercantes o de correos. Involucrado en el contrabando por la necesidad de ayudar a mantener a su familia en España, fue juzgado y sentenciado a 8 años de prisión y deportado al castillo de Puerto Cabello en la entonces Capitanía General de Venezuela. Gracias a que Lorenzo Joves, amigo de su padre, le consiguió los servicios del abogado criollo venezolano Juan Germán Roscio, futuro primer vicepresidente de la Gran Colombia, vio conmutada su pena de prisión por la de destierro a la Villa de Calabozo.
Después de su sentencia se asentó en la región de los Llanos donde abrió una pulpería, actividad considerada infame por los mantuanos de Caracas; ampliando luego sus actividades comerciales con tráfico de ganado cimarrón o salvaje. Rechazado por la aristocracia criolla Boves prefería pasar su tiempo con el pueblo llanero formado por negros, mulatos, mestizos e indios a los que trataba como iguales y por lo que ellos empezaron a llamarle Taita (papá). Allí contrajo nupcias con la mulata María Trinidad Bolívar con la que tuvo un hijo (José Trinidad Bolívar). En cuanto a su semblanza física, Boves es frecuentemente descrito como grueso de cuerpo, cabeza grande de frente alta y chata, barba rojiza, rubio y «hundidos ojos azules de los que emanaba una clara mirada con fulgores primitivos».
Al estallar la Guerra de Independencia de Venezuela en 1810, Boves intenta unirse a la causa independentista apoyándola económicamente con su patrimonio. A pesar de su experiencia militar y de su habilidad como jinete, su solicitud de un mando militar fue rechazada por los criollos de Caracas debido a su condición social. Inesperadamente, fue acusado de traidor y sentenciado a muerte, posiblemente por enemigos personales. Su pulpería fue saqueada y quemada y su mujer asesinada delante de su hijo. Finalmente, fue liberado en Calabozo por los jefes militares realistas Eusebio Antoñanzas y Antonio Zuazola cuando estos tomaron la ciudad el 20 de mayo de 1812. A continuación, se unió a la columna de vanguardia del ejército de Domingo de Monteverde (1773-1832) bajo el mando de Antoñanzas.
Participó en la sangrienta toma y saqueo de San Juan de Los Morros el 23 de mayo, destacando por su valor. Gracias a esto, fue nombrado comandante del Cuerpo de Urbano de Calabozo, unidad de milicianos a caballo. Poco después, el 29 de julio Monteverde entraba en la capital venezolana y la Primera República quedaba liquidada.
En 1813, ante el avance triunfante de Bolívar por el oeste y el decreto de Guerra Muerte. Boves iría con su unidad de setecientos jinetes a los Llanos y reclutar a todos los locales que pudiera en nombre del rey, con la consigna ¡Guerra a los blancos explotadores del pardo y del indio! ¡Las tierras de los blancos para los pardos!, unidas a promesas de botín, revancha y ascenso social llevaron a que en octubre, apenas dos meses después del inicio de su guerrilla, tuviera bajo su mando más de mil hombres, y para diciembre alcanzaran los tres millares.
El 6 de agosto Bolívar entró en Caracas y se proclamó la Segunda República. Boves decidió avanzar con 3.000 infantes y 4.000 jinetes hacia los valles del Tuy y de Aragua, solo 600 tenían fusiles, el resto lanzas. Sin embargo, poco después el caudillo comprobó la vulnerabilidad de sus milicias al intentar asaltar plazas fortificadas. Fue rechazado el día 12 al atacar La Victoria donde destacaron como defensores los universitarios y seminaristas locales. A pesar de todo, la peor derrota fue el asedio al que sometió a San Mateo
Temerosos de que 1.400 prisioneros y heridos peninsulares o de afinidad realista se alzaran en armas para sumarse a Boves, los oficiales republicanos, tras conocer la derrota de La Puerta, ordenaron la matanza de 1.253 monárquicos en las cárceles de Caracas y el hospital de La Guaira entre los días 13 y 16 del mes de febrero, siguiendo las pautas del Decreto de Guerra a Muerte.
Mariño marcho solo a enfrentarse a Boves, quien lo esperaba en la quebrada de La Puerta Los comandantes del ejército republicano se dan cuenta que han sido vencidos y escapan como pueden. Bolívar por Villa de Cura y Mariño por San Sebastián. Más de mil de sus soldados quedan en campo sin vida. La derrota en la quebrada significo la condena de la Segunda República. Boves, no obstante, no marcho inmediatamente sobre Caracas, primero debía apoderarse de Valencia.
Durante la noche del 19 de junio se produjo una de las matanzas más infames de la guerra. Boves invito a los altos funcionarios y oficiales de Valencia a un baile en honor de su victoria, mientras ordenaba a las mujeres bailar un canto popular llamado El Piquirico sus parientes varones eran ejecutados. Trescientos soldados, sesenta oficiales y noventa civiles fueron asesinados, y eso a pesar de que el caudillo prometiera ante el Santísimo Sacramento respetar las condiciones de la capitulación. Entre sus víctimas destacan el músico y jurista Francisco Javier Uztáriz, el poeta Vicente Salías, el licenciado Miguel José Sanz, también los compositores Juan Caro de Boesi y Juan José Landaeta que fueron forzados a tocar El Piquirico hasta el final de las ejecuciones, momento en que fueron fusilados ellos también.
El asturiano de inmediato dividió su ejército: 2.000 jinetes irían bajo su mando personal a Caracas mientras el resto de la tropa, 6.000 u 8.000 llaneros a pie y a caballo bajo la dirección de Morales, debían interceptar a la columna de refugiados que huía al este. Aprovechando que Boves asediaba Valencia Bolívar considero inicialmente resistir a ultranza en Caracas, pero dado lo escaso de su tropa y ante el miedo que los esclavos se alzaran decidió ordenar la retirada que comenzó el 6 de julio. En el día siguiente siguió sus pasos una enorme masa de refugiados, más de 20.000, con solo 1.200 soldados para defenderlos. Otros 5.000 se quedaron en la ciudad, principalmente realistas.
Nueve días más tarde entraba Boves a Caracas, iniciándose tiempo después la persecución de aquellos involucrados en las matanzas de españoles. Permanecería ahí hasta el 26, cuando parte a apoyar a Morales. Mientras tanto, Ribas y Piar terminaron por desconocer el rango de Bolívar y Mariño, obligándoles a exiliarse en Cartagena de Indias. Poco después Morales consigue reunirse con su comandante, ambos juntan más de 8.000 efectivos. Rivas y Bermúdez aún tienen unos 4.227 con los que salen a enfrentarlos en Urica el 5 de diciembre. Ahora el desastre es definitivo, se dice que hasta 3.000 soldados republicanos fallecen en ese campo.
A pesar de lo decisiva de la victoria, por ser destruido el último ejército revolucionario en Venezuela, se produce también otro suceso: el precio a pagar por los realistas fue la muerte de su carismático comandante, José Tomás Boves. Según varias versiones, su pecho fue atravesado durante el choque de caballerías por la lanza del oficial Pedro Zaraza (1775-1825). A su muerte el mando lo asumió su segundo, Francisco Tomás Morales, quien se dice estuvo involucrado en el deceso de su predecesor. En la noche inmediatamente posterior a Úrica ejecutó a todos los oficiales realistas que en la asamblea convocada propusieron reconocer el mando de Cajigal.
En efecto, entre 1811 y 1816 los esclavos, libertos y campesinos se rebelaron contra la clase dominante criolla y su orden socio-económico. En varios lugares alentados por españoles aunque estos tuvieron que huir al comenzar las matanzas de blancos, siendo las provincias más afectadas Cumaná y Margarita. Este alzamiento significara la pérdida del apoyo mantuano a Miranda y su caída. Durante el periodo que va desde la entrada de Monteverde a Caracas y la muerte de Boves se desata la fase de mayor violencia y expansión de la rebelión, permitiendo el colapso de una nueva «república mantuana». La guerra de razas o castas empezó a volverse cada vez más sangrienta desde 1813.
Por eso Bolívar lo apodo El azote de Dios, comparándolo con el huno Atila y acusándolo de ser responsable de la muerte de ochenta mil personas en sus campañas; lo cierto es que 1814 fue conocido como el Año terrible en Venezuela, durante los constantes combates, masacres y devastación que asolo dicha tierra murieron cien a ciento cincuenta millares de seres humanos. Según los estudios del historiador Francisco Antonio Encina (1874-1965) de los 12.000 peninsulares y canarios y 220.000 criollos que vivían en Venezuela al comienzo de la guerra, pues 7.400 de los primeros habían muerto en combate o fueron masacrados por los patriotas entre julio de 1813 y abril de 1814, y 200.000 de los criollos habían sido masacrados antes de llegar Morillo por ser las víctimas preferidas de Boves, Morales y Yáñez (biografía tomada de http://es.wikipedia.org).
3 - Los llaneros: ¿hombres libres o bandidos?
La región de los Llanos venezolanos y neogranadinos tenía poca ciudades aunque la más importante era Calabozo, su población era escasa y dispersa en comparación a su extensión, las noticias iban lentas y erráticas, sin vías formales de comunicación. Su economía se centraba en la captura del ganado cimarrón y su cría en hatos. Aunque los llaneros tenían por costumbre pastar sus animales libremente por el territorio, los mejores lugares quedaron en manos de hacendados que rápidamente generaron lazos de clientelismo con sus peones.
A pesar de que algunos eruditos sostienen que sus pobladores vivían en una especie de sociedad de gentes libres, iguales, solidarias, pacíficas y hasta agnósticas, esto choca con la gran mayoría de fuentes y opiniones de estudiosos (como con la crueldad y habilidad guerrera demostrada por los llaneros). La mayoría considera la región como un «territorio de frontera» donde el robo de ganado era común y frecuentemente impune puesto que la autoridad española apenas hacía sentir su influencia. Numerosas partidas de esclavos fugitivos escapaban ahí y formaban bandas de forajidos. Esto creo entre los llaneros un sentimiento de autonomía que defendería ferozmente de quien la amenazara. La guerra convirtió a los delincuentes en guerrilleros y a algunos en caudillos.
Para Miquel Izard Llorens, los llaneros son herederos del negro y el indio huido, hombres que se hicieron libres y que hicieron de estas tierras su modo de vida en libertad, pero que tuvieron que enfrentar las ambiciones de la oligarquía, que desde la capital trato de dominar a través de enormes latifundios y acorralar a sus antiguos dueños, y desde entonces creo el mito del llanero como cuatrero y ladrón de ganado, hombres sin ley, cuando en realidad eran hombres que defendían sus ancestrales derechos frente a la vorágine ambición de las clases dominantes.
4 - Boves: impulsor de la rebelión popular de 1814
Para comprender la lucha de Boves, recomendamos leer el libro ‘Historia de la Rebelión Popular de 1814′, escrito por el venezolano Juan Uslar Pietri, quien llama a Boves "jefe de la democracia venezolana", y señala que: "Los hombres de Bolívar y los de Boves luchaban regando generosamente su sangre por ideales que, aparentemente distintos, convergían en la libertad". También enfatiza: "La Rebelión Popular de Venezuela en 1814 no fue un simple acontecimiento local, natural en la lucha. Sino el suceso social de más envergadura que registra la Historia de la Emancipación americana". En 1814 se perdieron en total, a causa de la guerra, entre 100.000 y 150.000 vidas. Según lo relata, el catedrático e historiador "Miquel Izard Llorens" de la Universidad de Barcelona, España.
Para José Roberto Duque (Aporrea, 01/03/2009) en el contexto de la Guerra a Muerte es lógico y natural que se llame "cruel" a José Tomás Boves o a cualquier conductor de ejércitos, sobre todo si participó en eventos tan hecatómbicos como los de 1813-1814.Bolívar mandó a ejecutar a más de 500 prisioneros y enfermos del hospital de La Guaira, sólo porque eran españoles o canarios; Boves les organizaba fiestas a las familias "distinguidas" de las ciudades (Valencia, Barcelona) antes de degollarlas como parte de la fiesta, sólo porque eran ricos y blancos, y tenían esclavos y sirvientes.
"Boves fue el líder de nuestro primer experimento democrático de alcance nacional; fue la sangrienta escuela del para entonces (1813) terrateniente y esclavista Bolívar, a quien las hordas de Boves le enseñaron la enormidad de la rabia del pueblo oprimido; y además antecedente del lema "tierra y hombres libres", de las luchas de Ezequiel Zamora".
El propio Chávez, el 12 de febrero del 2012, reconoce el liderazgo de Boves:
"Escuchen bien lo que voy a decir, para que dentro de dos años estemos aquí no sólo celebrando la batalla de La Victoria, sino también la batalla de San Mateo y todo aquellos acontecimientos de lo que fue la rebelión popular de 1814 y el sacrificio de muchos venezolanos y venezolanas quienes batallaban no sólo a la orden de Bolívar y de José Félix Ribas sino a la orden de Boves. Muchos venezolanos se enfrentaron en aquel año, sobre la sangre y sobre el terror que cundió sobre todo en estos valles de Aragua, los llanos del norte del Guárico, la cordillera de la Costa, empezando por Caracas. Un año terrible aquel. Pero ese año desde mi punto de vista se definió el rumbo de la revolución de independencia. Porque Simón Bolívar, entre otros, pero primero él entendió, que el pueblo venezolano quería una verdadera revolución y no una pantomima de revolución. Porque lo ricos de Caracas y los terratenientes de Aragua no querían libertar a los esclavos. No querían la igualdad social de los pardos, los negros, los indios: Bolívar incluso aún no se había definido exactamente en esa línea. ¿Y qué ocurrió entonces? Bueno, que los negros, los pardos, los pobres y los más pobres, se fueron detrás de quien les ofreció la libertad y ese se llamó José Tomás Boves. No era Boves un realista. Era líder de los pobres. Era incansable. Era la furia de los pobres contra los ricos, contra los blancos, incluso… ".
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