Contribución a la Crítica de los estimados analistas Valderrama y Silva:[1]
De entrada, los contemporáneos tendemos a ignorar la supremacía de las leyes económicas o estructurales cuando, de alguna manera pretendemos regular un mercado que por excelencia tiene, tiende, debe y es libre desde su nacimiento que, por cierto, no fue por cesárea, sino transicionalmente dado a luz. Y hay más, con el desarrollo de este perverso sistema, tales libertades se han hecho más apetecibles y más personas optan por practicarlas. Con apariencia paradojal, hasta los más humillados proletarios son susceptibles de sumarse a la burguesía; tal es uno de sus más diabólicos "encantos".
Es incuestionable que en las sociedades burguesas el mercado termina y tiende a ser libre y es por eso que casi inevitablemente las regulaciones estatales y municipales también tienden a ser burladas por burócratas y no burócratas. De allí la cacareada corrupción, negada paradójicamente hasta por los mismos corruptos, todo lo cual nos configura esa parte de la transición que olímpica o interesadamente muchos críticos y analistas suelen identificar como crisis al retardo en el posible éxito de las actuales diligencias y estrategias gubernamentales modeladas, dirigidas, gerenciadas y ejecutadas por el equipo de gobierno en funciones.
Es que, un poco a la ligera, por corrupción venimos entendiendo cualquier acto público de cualquier burócrata cuando ese acto viola de alguna manera lo dispuesto en leyes y reglamentos varios a fin de regular, frenar, evitar o establecer normas de conducta extraeconómica o superestructurales que en sí mismas y contradictoriamente no pueden imperar sobre la base del sistema porque sencillamente resultan ser violatorias del libre mercado.
Una cosa debemos ir comprendiendo mejor: O somos socialistas o somos capitalistas; esta disyuntiva no acepta términos medios ni mucho menos gatopadianerías.
Desde luego, todo cambio social debe ser o estar mediado inevitablemente, por transiciones[2] procesales de difícil manejo. Este es el primer meollo del asunto.
[1] http://www.aporrea.org/ideologia/a199410.html / http://www.aporrea.org/actualidad/a199307.html
[2] Tampoco la Naturaleza puede dar saltos o moverse a brincos por fases ya que en niveles macroscópicos-fuera del escenario propio de la Mecánica Cuántica-cada una pasa por intertransiciones no discontinuas. El agua líquida, por ejemplo, no se congela de súbito ni siquiera mediante ínfimas temperaturas a las que pudiera sometérsela: siempre habrá un retardo en cada paso de su metamorfosis, una transición por pequeña que esta sea.