La alienación

Después de 16 años de la ascensión por la vía electoral de Chávez al poder, las viejas estructuras represivas y opresiva hacen lo imposible para cerrarle el paso a los trabajadores y trabajadoras, a la clase humilde, para que éstos sean consciente de su liberación posible y también de la perpetuidad de la dominación que han sufrido. Esto se hace a través de un acondicionamiento de la conciencia de los humildes, de la clase obrera, donde aflora el terror y el miedo. Los aparatos ideológicos de dominación hacen de las suyas todavía.

La alienación en sectores de la población es visible, y viene dada mediante técnicas de dominación las cuales logran privar la conciencia de sí misma haciendo que la represión más burda esté en la propia cabeza de los ciudadanos y ciudadanas. Le han inoculado miedo al pueblo. En estos escenarios, es apreciable –insistimos—cómo una importante parte de la población está enferma de la mente y del espíritu. Sin discernimiento. Son disociados sicóticos. Creyendo que “las vacas vuelan”.

Marx cristalizó objetivamente la enajenación de los hombres y las mujeres convertidos en mercancía. Cuando el individuo no se posee a sí mismo, cuando la actividad que realiza lo anula, lo hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a lo que él mismo propiamente es, es porque dicho sujeto está alienado, es un fetichista y adora las cosas más absurdas y estúpida, también está idiotizado.

La alienación describe la existencia de una escisión dentro de un sujeto, de un no poseerse totalmente y, como consecuencia de ello, comportarse de un modo contrario a su propio ser. En Marx la alienación se refiere a la explotación del hombre por el hombre, se refiere a la pérdida de autonomía y libertad de una clase social como consecuencia de la explotación a la que la somete otra clase social, principalmente por el hecho de existir la propiedad privada en el medio de producción. La propiedad privada aliena al hombre pues a éste no lo considera como fin en sí mismo, sino como mero medio o instrumento para la producción, esto se sucede sin contemplación alguna, dado la voracidad del capitalismo salvaje.

Según la filosofía marxista, en la sociedad capitalista la explotación es un dato objetivo. Sin embargo, no siempre los trabajadores tienen conciencia de dicha explotación, por lo que con frecuencia es necesaria una actividad de propaganda y de concientización de la clase trabajadora. La conciencia de clase consiste precisamente en darse cuenta, el trabajador y la trabajadora, de la existencia de la alienación económica, política, social, etcétera, en la que se vive en la sociedad capitalista; en esa enajenación la transculturación cultural y el mediatismo informativo de los medios de comunicación privado actúan sin parámetros algunos, pues también son criminales.

En esta concientización de la clase trabajadora es muy importante la aportación de la filosofía marxista ya que ésta desenmascara las explicaciones que los propios capitalistas dan para justificar la sociedad capitalista, mostrando, por ejemplo el carácter social –no natural–- de la propiedad privada, o la esencial dimensión que tiene la vida productiva para la autorrealización, o la esencia y mecanismo de la alienación económica. La conciencia de clase es requisito indispensable para la revolución y la liberación de la explotación del hombre por el hombre.

Asistimos a una historia de represión en la que el muerto atrapa al vivo, donde se procuró convertir la vida misma en una cuestión cíclica, al regreso constante y permanente de lo que ha sido rechazado; una historia de túneles, obscura y subterránea y hasta prohibida; sin embargo, la investigación real y objetiva de esta historia no sólo revela los “secretos” de los hombres y mujeres, sino también el de la propia historia, pero esta vez, --repetimos--esa historia, es científica y verdadera.

Simón Bolívar, el Libertador, es una buena referencia de la historia, que junto a tantos hombres y mujeres servidores incondicionales de la patria, con valores que solamente les podía ser arrebatado por la muerte en los innumerables escenarios en los que ofrendaron la vida por la libertad, ahí ese Bolívar con su pueblo, que luchó contra la dominación española y por la independencia de América, un revolucionario que combatió al opresor con las armas y con la pluma, quien en fecha 15 de febrero de 1819, en el día de la instalación del Congreso de Angostura, lleno de augurio dijo:

“…yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de lo más justo y aspirando a los más perfecto al separarse Venezuela de la nación española ha recobrado su Independencia, su Libertad, su Igualdad, su Soberanía Nacional. Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la Monarquía; las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: Declaro los Derechos del Hombre, la Libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir…”.

Sin lugar a dudas, que estas lapidarias palabras del Libertador sobradamente encarnan la creación del Estado Socialista Bolivariano, pues los designios de esas expresiones están circunscritos a la filosofía marxista. Luego, en una sociedad de clases donde fluye la pobreza y la miseria jamás alcanzará el sistema Socialista. También fluye a borbotones la alienación.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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