En blanco y negro

Socialismo o barbarie

La legendaria revolucionaria Rosa Luxemburgo en un artículo escrito en víspera de ser asesinada, dijo: “La ruta del socialismo y de las luchas revolucionarias está empedrada de derrotas”; también a lo largo de la historia esta empedrada de derrotas la lucha revolucionaria por la dignidad, la liberación y la libertad de los hombres y mujeres; es una ruta incesante que avanza inconteniblemente por una sociedad vivible, humanizada.

La propiedad privada de los medios de producción, hacen que sean ilusorios las luchas por objetivizar  el socialismo. Por eso, retomando a Luxemburgo, “socialismo o barbarie”, un dilema histórico todavía por resolverse. A pesar que hay una historia que sirve de tribunal para juzgar los crímenes y las injusticias de la derecha fascista, la burguesía, es decir, el capitalismo.

Es necesario presentir la terrible gravedad que envuelve que “la sociedad burguesa está situada ante un dilema: o pasa al socialismo o cae en la barbarie”, tal como lo predigo Engels. El triunfo del imperialismo lleva  la negación de la civilización. Esto no son elucubraciones fantasiosas. Es una realidad objetiva. Estamos situados ante esta elección: o bien, triunfo del imperialismo y decadencia de la sociedad, tal como ocurrió con la civilización en la Roma antigua, la despoblación, la desolación, la tendencia a la degeneración, un gigante cementerio; o bien, victoria del socialismo, esto es, de la lucha consciente de los hombres y mujeres, de los oprimidos, obreros, campesinos, pescadores, combatientes todos, contra el capitalismo salvaje, el neocolonialismo, es decir, el imperialismo y  contra su método de acción: La Guerra.

En esto no puede haber vacilaciones, hay que luchar resueltamente. El porvenir no sólo de esta Patria sino del hemisferio está sujeto a las acciones de los revolucionarios de hoy. Por eso Engels profetizó que la victoria definitiva del proletariado socialista constituye un salto que hace pasar la humanidad del reino animal al reino de la libertad. Ese “salto” no está ajeno a las leyes rígidas de la historia; está concatenado a una evolución lenta y bien dolorosa. Cada avance es un escalón por mejorar las condiciones de vida, y hemos ascendido y hay que continuar, ganándole espacios al enemigo hasta vencerlo en la lucha final.

La victoria del socialismo no caerá del cielo como algo fatal; esta victoria no podrá ser alcanzada más que por las acciones revolucionarias de enfrentamientos entre las fuerzas viejas y las fuerzas nuevas. En este accionar, ciertamente, el socialismo debe ser de Nuestraamérica, hay que imprimirle pasión con nuestra propia realidad, sin calco ni copia.

En mayo de 1949, Albert Einstein, presagió: “El hombre solo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad. La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal”. Esta frase es de suma vigencia, pues no ha variado nada la realidad que describió hace más de medio siglo Einstein.

De otro lado, Ho Chi Minh, develó: “La colonización es en sí misma un acto de violencia del más fuerte contra el más débil. Esta violencia es todavía más odiosa cuando se ejerce contra las mujeres y niños”.

Luego, el sacerdote colombiano revolucionario Camilo Torres, quien cayó en combate en 1966, representante de la síntesis del socialismo marxista y cristiano,  precursor de la teología de la liberación, cristalizó, “... Si  la beneficencia, la limosna, las pocas escuelas gratuitas, los pocos planes  de vivienda, lo que se ha llamado ´la caridad´, no alcanza a dar de comer a la mayoría de los hambrientos, ni a vestir a la mayoría de los desnudos, ni a enseñar a la mayoría de los que no saben, tenemos que buscar medios eficaces para el bienestar de las mayorías. Esos medios no lo van a buscar las minorías privilegiadas que tienen el poder, porque generalmente esos medios eficaces obligan a las minorías a sacrificar sus privilegios”. Estas palabras se subsumen en lo que es el tránsito hacia el socialismo

También, el Che advirtió que con las armas melladas del capitalismo, “se puede llegar a un callejón sin salida”. Socialismo o barbarie, esta es la disyuntiva de nuestra época. La historia de la sociedad de clases, la revolución es un pacto político creador. El reformismo o los parches no tienen como objetivo el socialismo, sino la reforma del capitalismo, no busca la supresión del sistema de trabajo explotador y humillante, sino la disminución de los males de los trabajadores. En definitiva, no busca la liquidación del capitalismo, sino la atenuación de sus crímenes, siempre bajo la premisa de la “legitimación democrática”.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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