Entendiendo la Geopolítica como la política a nivel mundial y la ubicación de los países en ella, influenciados e influenciándola, hemos escrito tres textos: "Geopolítica de la Muerte", "Geopolítica de la Soberanía Entregada", y ahora éste, "Geopolítica de la Victoria Socialista". En el primer texto decíamos que la geopolítica signada por el capitalismo conduce a la Humanidad a la muerte rápida de una guerra atómica, o a la extinción lenta del daño ambiental. En el segundo texto establecíamos que Venezuela hipotecó su soberanía a las transnacionales capitalistas implantadas en China. Ahora, en este último texto de la trilogía, hablaremos de la "Geopolítica de la Victoria Socialista", la que históricamente corresponde desarrollar a nuestra Patria. Veamos.
Parafraseando a Fidel, podríamos preguntarnos, ¿cuál es el deber de un Estado Revolucionario? Respondemos:el deber de un Estado Revolucionario es hacer la Revolución en su país, y practicar un internacionalismo solidario con las causas más nobles de los pueblos, considerándolos como a hermanos, miembros de la misma Humanidad, unidos en los mismos padecimientos y en las mismas esperanzas, arrostrando los mismos peligros, ayudándolos a liberarse del yugo capitalista.
En este tiempo histórico, de unanimidad capitalista, de retroceso de las ideas y las acciones revolucionarias, en estos tiempos de olvido y desencanto de la opción socialista, la tarea geopolítica más importante de un Estado Revolucionario es construir un Polo Socialista que sirva de contención al polo capitalista en sus múltiples versiones.
La ALBA fue en su origen un embrión de ese polo, una alianza basada en el humanismo. La cooperación Cuba-Venezuela se inscribe, sin duda en este objetivo. Los intentos por construir la Quinta Internacional fueron esfuerzos que llevaron la marca de este polo.
La formación de este Polo no es un capricho, se trata de un requisito indispensable para la formación de un Estado Socialista, va de la mano con el fortalecimiento de la conciencia revolucionaria en la sociedad. Lo internacional, el Polo Socialista, y lo nacional, el Pueblo Socialista, con una vigorosa conciencia de su papel histórico, son factores indispensables en la tarea de construir el Socialismo y salvar a la Humanidad del destino suicida que nos plantea el capitalismo.
¿Cómo hacer?
Lo primero es fortalecer el Socialismo nuestro, asumirlo, delinearlo, abandonar -como diría Fabricio- el campo reformista, olvidar la tesis de construirlo elevando las fuerzas productivas en maridaje con la burguesía, tesis que ha fracasado estrepitosamente; con ese extravío teórico lo único que conseguimos fue elevar, fortalecer, "la lógica del capital" en la sociedad, destartalar a la economía. Ya en eso no cabe ninguna duda. Recuperar los objetivos históricos del Plan de la Patria, el original. Discutirlos, avanzar con ellos.
No es posible una Geopolítica Socialista victoriosa sin un fortalecimiento del Socialismo en el país, sin una nueva conciencia, un sentido de la responsabilidad histórica de detener el camino a la destrucción de las condiciones para la vida que posibilite el cambio de la forma de producir y de consumir, que modifique las necesidades y la manera de satisfacerlas. Sólo así podremos desligarnos del capitalismo mundial, reducir la dependencia de su mercado, desprendernos de sus mercancías innecesarias, de sus necesidades artificiales. A medida que la sociedad se va construyendo socialista, en esa medida irá conquistando una relación armónica con la naturaleza, otra será la conducta frente a los productos no renovables.
Sin ese fortalecimiento del Socialismo interno, ineludiblemente, la geopolítica estará subordinada a los intereses del capitalismo internacional.
Se podría convocar una Comisión Preparatoria de la Quinta Internacional Revolucionaria, a un Congreso Internacional sobre la vigencia del Socialismo en el mundo y la decadencia del capitalismo depredador del humano y de la naturaleza.
