¿Qué hacer si ocurre un golpe de estado?

La pregunta tiene pertinencia, la situación política compromete la gobernabilidad. A pesar de los intentos por esconderla bajo la alfombra, de mirar para otro lado, la posibilidad de golpe flota en el aire. Las señales son claras, se aproximan unas elecciones y la oposición no reconoce al árbitro, desde ahora anuncia su victoria. El conflicto en la frontera, ya lo avisan los gobernantes, va para largo. La situación económica se agrava cada día más. El alto gobierno viaja como si estuviera de perennes vacaciones, como si este país fuese Suiza; los problemas se resuelven en la televisión pero no en la realidad.

Ahora aparece una extraña pandilla de ex presidentes que hace un diagnóstico de la realidad nacional que más parece un manifiesto golpista. Veamos.

Hablan de la realización de elecciones en un contexto de Estado de excepción", cierre de fronteras, prisión arbitraria de líderes de la oposición, desacato a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Declaran que

"la declaratoria de un Estado de excepción, que implica la suspensión temporal de determinadas garantías constitucionales y su obligada supervisión por los organismos internacionales de derechos humanos, conforme a los principios que informan a la democracia, aceptados por el sistema interamericano, no puede desvincularse del "ejercicio efectivo de la democracia representativa. Ya que carece de legitimidad cuando se utiliza para atentar contra la misma democracia".

Reafirman el diagnostico oscuro de la situación del país y, como consecuencia, exigen:

"demandamos y hacemos un llamado a las instituciones y la opinión pública internacionales para que en virtud del complejo contexto de anormalidad descrito, otorguen su decidido apoyo y escrutinio a fin de que cuenten los venezolanos con un cuadro de garantías y justa competitividad como de transparencia que les permita realizar su compromiso de acudir a las urnas electorales, y decidir de manera pacífica, constitucional, electoral y democrática la futura integración de su Asamblea Nacional"

Demandan también:

"las garantías mínimas que reclama todo proceso electoral democrático, junto a la no utilización de los recursos humanos o materiales del Estado para favorecer a una tendencia (…) el acceso libre y equitativo a los medios de comunicación social, y el cese de persecución a dirigentes políticos y editores (…) la apertura y el cierre legal y oportuno de las mesas de votación, en lo particular la posibilidad de que sean contados todos los votos sufragados y contrastados con los resultados electrónicos ofrecidos, a fin de asegurar la transparencia del acto comicial y sobre todo ganar la confianza en el mismo de los electores".

El comunicado de los ex presidentes es una intromisión en los asuntos internos, parece calcado de las declaraciones de súmate o mariacorina. Pero además es, sin duda, un prefacio a la justificación de un golpe para el día después de las elecciones, sienta las bases para desconocer una derrota. Reafirma la tesis del plan Jalisco, el 6 ganan o ganan, si no arrebatan.

Está claro que hay ambiente de golpe, puede ser para el 7 de diciembre, un poco después o antes, ya la opinión internacional está siendo trabajada. Regresa la pregunta, ¿qué hacer?

La situación de golpe se puede estudiar desde dos puntos de vista: desde la legalidad burguesa y desde la Revolución. Desde la legalidad burguesa la batalla será por regresar a la misma situación que el golpe lesionó, volver a la democracia burguesa, reponer la vieja situación, no avanzar.

Desde la Revolución la batalla será para aprovechar la crisis. La demostración de que la oligarquía no acepta ni siquiera el olor a Chávez, que la burguesía no respeta ni sus propias leyes, llevan a desechar las ilusiones que nos trajeron a estas situación, entender que no hay burguesía que ayude a construir el Socialismo y que no hay Revolución a medias: Revolución que se detiene se la come el tigre. Se debe, ya, de una vez, instaurar no un Estado de excepción, sino un "Estado de excepción Revolucionario". Organizar al pueblo, arengarlo, y con ese poder constituyente revolucionario en la calle avanzar, que del capitalismo no quede piedra sobre piedra. En resumen, cambiar todo lo que debe ser cambiado.

Desde ya, las oligarquías deben tener claro que en esa situación no aceptaremos más legalidad que la revolucionaria, que no volveremos al ritornello de la democracia burguesa. Saldremos a la calle, nos opondremos al golpe pero no para retroceder, sino para avanzar.

¡Viva Chávez!

elaradoyelmar.blogspot.com



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Toby Valderrama


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