I
La hipótesis de crisis de la condición revolucionaria del chavismo
De acuerdo con versiones de la izquierda desmarcada del chavismo, en la coyuntura y el 6D, se decide la ruptura con la polarización entre dos constelaciones burocráticas, entre el chavismo y la MUD. Esta posición política, se sostiene en la percepción de que la revolución está cancelada-traicionada por la crisis derechista del chavismo y la pulverización de los vínculos solidarios del pueblo venezolano. Para el discurso ya deslindado del chavismo (o en proceso de deslinde, “aguantamos hasta el 6D”), “Vivimos la peor crisis de los últimos cuarenta años…El momento aciago que atravesamos hoy los venezolanos en distintos escenarios, nos coloca en una posición comprometida, en una encrucijada. La revolución bolivariana se encuentra en una gran apatía, las doctrinas, principios y valores que la afianzan han quedado en la retaguardia.”. La izquierda en cuestión asume que su alternativa, es avanzar otra política de izquierda y/o una cruzada moral, para desplazar-sustituir el chavismo, y regenerar (moralmente) el campo popular.
Antes que nada, destaquemos la cuestión de la reconversión moral, apelación recurrentemente que se posiciona con base del supuesto “cuando la política falla o fracasa, la tabla de salvación de los pueblos es la moral, el sistema de valores que ilumina y explica y permite superar las “anomias de la sociedad”. Al viejo estilo: estamos ante un recurso ideológico añejo, que pretende inhabilitar la política como el alcance primordial de los antagonismos propios de toda sociedad; que elude la verdadera dimensión de los problemas políticos-ideológicos, éticos, militares y económicos que son inherentes de la revolución bolivariana.
Sin embargo, no es suficiente con asomar que estamos ante un artificio ideológico, sería una opción facilona del mismo talante, ya que están en juego asuntos medulares, tales como la corrupción, las relaciones democráticas y la apreciación del “estado de ánimo” del pueblo (exactamente la naturaleza y potencialidad de su subjetividad). Ese es el punto, despachado por la izquierda deslindada con excesivo simplismo, y del cual no podemos desentendernos.
II
Subjetividad y solidaridad: ¿Por qué somos conscientes?
1.- La noción de solidaridad, un valor clave que enuncia los vínculos sociales, es traducida, en determinados discursos críticos del chavismo, en términos de obviar la cuestión de la “consciencia”, de no asumir la pregunta ¿Por qué somos conscientes?
En la desestimación de la consciencia gravita la definición del cerebro como “un órgano depositario de un conjunto de procesos neuronales”. Esta definición inobjetable, no obstante posibilita que la consciencia sea reducida por la idea del ser humano determinado objetivamente (con base del desciframiento del genoma) por “fórmulas básicas”, que desaparecen la subjetividad como la condición básica de nuestra existencia.
2.- Tal reducción de la consciencia y el ser humano refiere, en la actualidad, la cuestión filosófica central. Lo que está planteado con fuerza inusitada, más que resuelta por la biogenética, es cómo delimitar la problemática de la consciencia y la subjetividad; es decir, por qué el ser humano no cesa de presentar y hacerse “preguntas sobre su propio ser”.
El asunto supera el ámbito de la biogenética, la “explicación neurológica de la mente humana”. Lo que no obviarse es que: “la conciencia emerge cuando algo falla, incluso en lo más personal…impulsada por cierta experiencia de fracaso… todavía sigue siendo cierto que nosotros, en tanto seres humanos tenemos que subjetivar y simbolizar el mundo…”
La cuestión radical, no es que el mundo existe fuera de la mente, sino que nuestra mente no existe fuera del mundo.”
De esta manera, la solidaridad está mediada por la conciencia, por la subjetividad. Y la pregunta concreta es:
¿Carece el campo popular de la capacidad y potencialidad de auto-cuestionamiento y de cuestionar? De acuerdo con la izquierda ilustrada sí, ha sido arruinado-demolido tal condición de la existencia y del sujeto político.
Y allí radica el fallo elemental de dicho campo político-ideológico.
III
El desacuerdo fundamental con la izquierda deslindada
1.- A la argumentación directamente política de la izquierda auto-deslindada del chavismo, no vamos a contraponer, que las revoluciones no son procesos lineales, que se trata de un proceso de flujos y reflujos. Ya que de antemano, estamos topados con el criterio de “esto no es una revolución”.
2.- Tampoco apelamos al registro (crucial) de un conjunto de condiciones, que no pueden desestimarse, en la evaluación de la política chavista. La identificación de las decisivas limitaciones relacionadas con la fuerza imperial, no agotan la explicación del plus errático que es propio del chavismo. No obstante, descartar y minimizar la amenaza externa, o reducirla a la única condición que justifica el voto por el chavismo el 6D, es una posición política que tiene un título: oportunismo. Por otra parte: en sentido estricto, existe una amenaza única, el núcleo duro del bloque capitalista-oligarca, hegemonizado por el imperio y el neofascismo.
3.- La cuestión que consideramos real en las intervenciones políticas de la izquierda que no se reconoce chavista, se teje con base de dos ejes. El eje de la cuestión política que decide la coyuntura y las cuestiones políticas que se deciden en la coyuntura. Ahí radica el desacuerdo fundamental.
IV
¿Desde qué lugar se admite y denuncia la crisis derechista del chavismo?
1.- La izquierda deslindada significa un espacio político disforme y extremadamente heterogéneo.
2.- Intervenciones políticas movilizadas por la figura del crítico y supuestos amos del saber en materia de revolución, economía, y el arte de la política, que recurrentemente denuncia el presente oscuro del fiasco chavista.
3.- El modelo normativo de la revolución, el modelo que regula el funcionamiento y desempeño de las revoluciones.
4.- La renta de la crítica, la intervención política con la finalidad de monopolizar la crítica o apoderarse de una tajada de la misma.
La presentación de tal lugar político, es un paso que no nos indica desestimar la cuestión, realmente puesta en la agenda. Después de todo, se impone asumir lo que verdaderamente está juego: la política que subvierte el sistema de dominación político, ideológico, económico y militar. Ese es el punto crucial, al margen de asuntos, para nada episódicos y sorpresivos, como esa variable de izquierda que demanda revisiones críticas, y se desentiende de las suyas, las de un liderazgo político amnésico y limitado a desojar las margaritas, y al anuncio de propuestas que jamás realizan.
V
El desempeño del chavismo y la idea de las historia alternativas
1.- La idea de la historia como un espacio abierto tiene el trasfondo de las opciones posibles que torna problemático el análisis de la alternativa realizada. La realización particular está confrontada por la fidelidad con acontecimientos revolucionarios de otros tiempos; y con las demandas de su presente y actualidad. Esta doble mediación es comprensible, si se asume el principio “la Revolución se repite”, la elección forzada de si es suficiente en la teoría, debe ser suficiente en la práctica. He allí el atolladero iluminado por Bertold Brecht con aquello de “las revoluciones se producen en los callejones sin salida”; en ese preciso sentido: “Un acontecimiento es la creación de nuevas posibilidades. Se sitúa no simplemente en el nivel de lo posible objetivo, sino en la posibilidad de todo lo posible…un acontecimiento abre la posibilidad de lo que, desde el sentido estricto punto de vista de la composición de una situación o de la legalidad de ese mundo, es propiamente imposible.”.
2.- La prueba del ácido de la alternativa realizada (del chavismo), es la capacidad y potencialidad del sujeto político, para no renunciar a la tensión con el movimiento real. O si se prefiere, la disyunción entre el impulso utópico y el movimiento real de la revolución, dinámica que es impensable por el control normativo o regulador de la revolución, por la idea de que, paso a paso e inexorablemente, va haciéndose la revolución. Esto es: de lo que se trata es la activación, en el movimiento real, de la capacidad y potencialidad de la alternativa realizada, para generar sus propias condiciones de posibilidad.
Mostramos el punto, con la actualidad del viejo estilo, con Marx, Lenin y Mao
VI
El cortocircuito en el movimiento real de la revolución
a) Marx, “18 Brumario”. De las vicisitudes del ideal revolución, en la creación de sus propias condiciones.
“…de 1848 a 1851, la sociedad francesa asimiló… las enseñanzas y las experiencias que… habrían debido preceder a la revolución de febrero… Hoy, la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de partida; en realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse…la situación, las relaciones, las condiciones, sin las cuales no adquiere un carácter serio la revolución…las revoluciones se critican constantemente a sí mismas…parece que sólo derriban a su adversario para que éste… se levante más gigantesco frente a ellas… hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: ¡Aquí está la rosa, baila aquí!”
b) Lenin, “Notas de un publicista”. Hay que empezar, de nuevo y desde el principio el ideal de revolución.
“Hay que darse cuenta… de qué es precisamente lo que hemos hecho hasta el fin y lo que no hemos hecho hasta el momento…no hemos colocado siquiera los cimientos de la economía socialista. Eso aún nos lo pueden quitar las fuerzas hostiles del capitalismo agonizante. Debe tenerse clara conciencia de esto y reconocerse abiertamente, pues no hay nada más peligroso que las ilusiones…Habría que tener seguramente por perecidos a los comunistas que imaginasen que se podría terminar sin errores, sin retrocesos, sin rehacer multitud de veces lo que no se ha hecho hasta el fin y lo que se ha hecho mal…para volver a abordar desde el principio la dificilísima tarea”.
c) Mao, “El viejo tonto que removió las montañas”. La posición política para hacer la revolución.
“…El Viejo Tonto decidió llevar a sus hijos a remover con azadones las dos montañas. Otro anciano, conocido como el Viejo Sabio, los vio y, riéndose, les dijo: "¡Qué tontería!...El Viejo Tonto respondió… ¿Por qué no vamos a poder removerlas?" Después de refutar la errónea idea del Viejo Sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas ambas montañas…Debemos perseverar en nuestra decisión y trabajar sin cesar; también conmoveremos a Dios. Nuestro Dios no es otro que las masas populares de China. Si ellas se alzan y cavan junto con nosotros, ¿por qué no vamos a poder eliminar esas montañas?”
Nos limitamos a puntualizar lo que sigue:
En la idea normativa de la revolución cohabita una visión errónea de las mediaciones entre las verdades o presupuestos universales y determinada alternativa. La cuestión radical no es la realización de las verdades universales, sino el impulso utópico que acicatea “luchas históricas” (concretas), las cuales son en sí mismas” combates particulares (específicos), por la Causa Emancipadora, por el ideal universal de revolución
VII
¿Cuál cuestión política sobre-determina la coyuntura?
1.- La derrota estratégica, a escala mundo, en la década de los ochenta y la contra-ofensiva global (político-ideológica, económica y militar) de las fuerzas políticas capitalistas definen un periodo signado por la superioridad y la eternidad del capitalismo; periodo que tendencialmente comienza a presentar rigurosas fisuras, a fines de los noventa: desde entonces es consistente un proceso de luchas populares y reconfiguración de políticas anticapitalistas.
Tendencia y fisura que significa el relanzamiento y actualización del ideal de revolución. Alain Badiou condensa esta cuestión impecablemente: “…un comentarista del periódico británico Observer creía poder decir que, con solamente constatar mi relación positiva con la revolución cultural china, habría que felicitarse porque la tradición empirista inglesa hubiera “vacunado” toda complacencia hacia el despotismo de la ideocracia…se congratulaba de qué, hoy, el imperativo dominante en el mundo sea “Vive sin Idea”.
2.- El mundo “sin idea” es la política imperial que está siendo derrotada. Lo que está, cada vez más, en duda es la política del “capital sin bridas” (la rentabilidad del capital basada en destruir el Estado de bienestar, financierización creciente de la economía y la dictadura de las finanzas; la política del miedo, guerra sistemática y permanente, dispositivo de la vida nuda y ascenso de nuevos fascismos; trabajo precarizado, desempleo desenfrenado y desbocamiento de la desposesión de bienes comunes).
El Comandante Chávez insiste en la toma de la iniciativa política, para posicionar la idea de revolución, a escala mundo, la política radical que desarticula la fantasía del capitalismo como el modo de estructurar el mundo y organizar la vida en el planeta Tierra. Quizás ese sea el contenido definitivo de su legado.
La vigencia de esta subjetividad, decide la posibilidad real y global de los combates contra la política imperial.
La reafirmación de la idea de revolución decide la coyuntura mundial, las diversas coyunturas nacionales-mundiales, el 6D, y la naturaleza y calidad de toda política de izquierda.
VIII
El pueblo está arrecho: descontento popular y unidad del chavismo
En la coyuntura y en el 6D gravita un conjunto de problemáticas y contradicciones que generan un acentuado y generalizado descontento popular. En la clave interpretativa de ese malestar, radica la posibilidad de sostener la tensión entre la idea de revolución y el desempeño del chavismo.
1. – Desde hace (aproximadamente) seis años emerge una masa crítica, en el chavismo, relacionada con la gestión estatal; la política económica; la corrupción; la práctica estatal y partidista anti-democrática; y la construcción del poder del pueblo. No hay, a partir de esa fecha, asamblea popular y reuniones políticas, que no asuma tan pesada carga que el chavismo está obligado a erradicar. Y desde entonces, se debate: si es justo-correcto una estrategia política orientada a la división del chavismo, la pertinencia de asumir la opción de izquierda no chavista.
2.- La opción de una izquierda desmarcada del chavismo resulta, en buena medida, de la diversidad chavista y de una posición política que asume la ruptura (está por definirse el alcance de la misma) con la unidad contradictoria del chavismo. Tres equívocos son efectivos, en tal deslinde.
a) El esquema de la división supone como actores claves del proceso de cambio a los grupos de interés, organizaciones y partidos políticos. Descartándose así el principio del pueblo como sujeto político. La lucha de fracciones, no es más que la obsoleta organización política asumida como l vanguardia, y el dominio de los sujetos supuestos saber de la revolución.
b) El esquema de la división, así como la hegemonía partidista basada en las relaciones antidemocráticas, tienen un resultado espurio: la fuerza “victoriosa” (“el vencedor” en la división o lucha de fracciones) temporalmente controla el poder, pero resulta impotente para impedir la continua reproducción del esquema divisionista.
c) La suposición de que el descontento popular define el agotamiento del chavismo por el impacto de una crisis de derecha, y establece un campo popular (amplio, consistente) que puede ser “capitalizado” por la izquierda desmarcada.
3.- Entonces, se impone decir que la política radical no se exime de asumir las contradicciones en el seno del pueblo, así como de la sobre-determinación de las contradicciones chavistas: “Cuando nos unimos a una lucha específica, la pregunta clave es: ¿cómo nuestra participación en ella o nuestra retirada de la misma afecta a otras luchas?”
IX
El pueblo está arrecho: impacto de la crisis económica, la gestión estatal y la corrupción en la conciencia de la población venezolana.
1.- No está demás precisar, que sectores de izquierda desmarcados del chavismo y anclados en una visión catastrofista de la crisis, asumen que “el pueblo arrecho”, plantea la posibilidad de la chispa incendiando la pradera; y apelan a la imagen del caracazo como un desenlace directo de la crisis derechista del chavismo.
2.- Y no puede dejar de sorprender que en tal percepción, circula una explicación biologicista u organicista, para validar la tesis de “la peor crisis de los últimos cuarenta años, el momento aciago, la pulverización de la solidaridad”.
La visión biologicista, movilizando la eficacia mediática y de las series televisivas en torno el “lavado cerebral”, enuncia un poder tecnológico con la potencia de convertir a los seres humanos a imagen y semejanza de los de “Matrix”. Más alla del impresentable alcance explicativo de tal recurso, lo decisivo es que en tal consideración, se esfuma la eficacia de la ideología, en tanto, la matriz que regula lo invisible y lo visible, lo imaginable y lo no imaginable.
La noción del cerebro lavado y planchado nos presenta un discurso político-ideológico, que significa la “destitución subjetiva” del pueblo venezolano: no es más que una banalidad, un desplante o retórica tecnicista de última hora, que no guarda relación alguna con la activa movilización del probado potencial revolucionario del pueblo venezolano.
3.- A contrapelo, de la versión del pueblo venezolano inerme y apabullado por los valores del individualismo y “daños colaterales”, enfatizamos que es eficiente, en la subjetividad de amplios sectores del pueblo, la idea de revolución y la vigencia del chavismo:
a) Cotidianamente reflexionamos en torno a la definición de la palabra revolución, acerca de que significa una auténtica revolución.
b) En el campo popular gravita la comprensión de los procesos inconclusos y las insuficiencias del chavismo, como cuestiones (las cosas, factores cruciales) que paralizan y obstaculizan el desempeño de la revolución chavista; que inciden, decisivamente, en la posibilidad de nuestra victoria histórica y en el posible desenlace de un fracaso como pueblo.
Y ese núcleo político-ideológico duro gravita, decisavemente, en los desenlaces políticos de la coyuntura
c) En diversas coyunturas la “apuesta subjetiva” del pueblo se expresa, como tiene que ser, diferencialmente. En los últimos tres años, tenemos un pico bajo (abril del 2013) que es superado 8 meses después (diciembre, 2013). En el pico bajo, se posiciona la estrategia de “Ahora o Nunca”, “La salida de Maduro”, para derrotar el chavismo; y la tesis del país dividido en dos mitades, y que por tanto, esa realidad imponía negociar con la derecha. El pico mediano de diciembre 2013, favorable al chavismo, esfuma la idea del 50-50, pero es demasiado insuficiente, no significa un decisivo parteaguas. Empero, lo obvio es el alcance de la lectura del pueblo y de la política chavista en torno a la coyuntura, para superar un posible punto de inflexión; que la interpretación y la acción política es la clave para subsumir las coyunturas y las situaciones críticas.
d) En la actualidad existe cierta incertidumbre acerca de los resultados electorales del 6D. No es descartable, un resultado cerrado (lo que de por sí no se traduce como derrota del chavismo ni pérdida de la mayoría en la Asamblea Nacional). Ante tal probabilidad, la saña criticista y catastrofista no cesa culpabilizar y amenazar; y desde ya, da por valido mínimas diferencias y/o votación adversa al chavismo. Otra manifestación de destitución subjetiva. Quizás, sean sorprendidos por resultados que les lucen imposibles.
4.- En el análisis de la conciencia del pueblo la pregunta claves es ¿Cuándo hay política? “… la política es, la interrupción de los efectos de dominación de los ricos… la que hace existir a los pobres como entidad… La política existe cuando el orden natural de la dominación es interrumpido por la institución de una parte o lo que no tienen parte… Pensar la política…es hacer efectiva la reflexión que asegura establecer una ruptura con la dominación.”
La cuestión de qué es la política, no es asumida por la reducción, del pueblo venezolano a la inmediatez de necesidades materiales, por la posición política que supone un pueblo vapuleado por valores burgueses, “un profeta desarmado”, ante las oleadas del discurso desmovilizador y las acciones políticas de sus enemigos.
El núcleo político-ideológico del chavismo es incomprensible con el credo de la sabiduría indolente y cínica. Quizás tasan como están tasados. Y por ello, no se hacen cargo de la cuestión radical: somos responsable por todo lo que nos compromete políticamente.
X
¿Cuáles cuestiones se deciden en la coyuntura del 6 D?
Desde la eficacia de afirmar y enfatizar la idea de revolución, para el chavismo se decide consolidar la materialización de:
a) El sujeto político que asegura la transformación de la sociedad venezolana, el emplazamiento de una mayoría nacional democrática y revolucionaria: el poder del pueblo.
b) El proceso de unidad del pueblo.
c) La situación signada por la política de la paz; y la defensa de la revolución, en cualquier situación y circunstancia.
d) El conjunto de condiciones que median el proceso constitución del poder del pueblo y de nuestra existencia material.
e) El compromiso chavista con el gobierno de Nicolás Maduro.
XI
No podemos fingir de Robert Redfield. Redfield en la recolección de datos para su libro “Tepoztlan. Un pueblo mexicano”, desdeña o ignora, los combates entre las fuerzas del orden y los rebeldes, que incluso acontecen en el frente de la casa donde está alojado y en la mismita plaza de su visita cotidiana: y “esos registros etnográficos” no están contenidos en su escrito final.
No hay tal día D, después del 6 de diciembre, que permita decir, ahora sí “Arde Troya”. Troya arde, desde hace demasiado tiempo.
Es una perspectiva errónea suponer que el bloque hegemonizado por el neofascismo y el imperio, tiene el alcance limitado de un simple e insignificante reacomodo político, social, económico y militar.
Brutalmente: ¿A qué se le tira, cuando se fantasea?
Tinta roja y voto por el PSUV y el Polo Patriótico, para decidir, desde la idea de revolución y la unidad democrática del chavismo, la envestidura socialista de la patria.