En la trama política actual, han aparecido tres posiciones serias que decidirán el rumbo del proceso electoral de fin de año, estas son: Votar, golpe de Estado y profundizar el socialismo y la revolución.
VOTAR:
Los más interesados en que se realice sin obstáculos el proceso electoral son el Psuv y el gobierno, y no es para menos, ahí se juega la capacidad política de los gobernantes de mantener la integración social y que no se le vaya a salir del curso “democrático” el evento electoral programado para diciembre. Por su parte el Psuv tendría la posibilidad de revalidar sus candidatos y el apoyo orgánico al gobierno. En este proceso, el papel de los partidos pequeños de izquierda, sirven de soporte a mantener la recaudación de votos del GPP.
Como se ha visto, la movilización propagandística de las fuerzas independientes de izquierda y las del Psuv, muestran que aún se puede salvar el proceso electoral, y que los resultados se mueven reñidos en una población influenciada por la crisis, la desilusión, la derechización epistemológica, el fascismo, etc. a tal grado que ganar las elecciones es un desafío menos previsible que durante la época de Chávez.
La derecha por su parte, aun con las bajas en sus filas y su posición paradójica de participar y no reconocer los resultados, sino le favorecen, juega a dos flancos: 1.- Participar para ganar, caso contrario, no reconoce los resultados. 2.- Incitar al golpe de Estado y promover los sabotajes terroristas.
GOLPE DE ESTADO:
Este fenómeno ha sido conocido y estudiado cuidadosamente desde la universidad, como en los colectivos de educación política y en los medios de izquierda. Por el momento, la izquierda no se daría un auto golpe.
Desde Carmona hasta ahora, no han cesado las intentonas golpistas y han sido abortadas por el pueblo en unos casos y por el gobierno y la seguridad del Estado, en otros. Los más interesados en agotar la validez histórica del momento electoral son los gringos y la oligarquía. Siria, es el ejemplo más doloroso de destrucción de un país y su población; bajo la justificación de ser oposición al gobierno, la lucha antigubernamental terminó convertida en una guerra terrorista internacional, donde el más implicado es Estados Unidos y la otan. Los golpes de Estado contra gobiernos progresistas, tienen una lógica diferente a los golpes de Estado entre los mismos burgueses. Aquí está el peligro. Siria y Libia son dos duros testimonios históricos que se deben tomar en cuenta a la hora de las decisiones políticas.
PROFUNDIZAR LA REVOLUCIÓN Y VOLVER AL SOCIALISMO:
El problema es que si la izquierda y la derecha ven el proceso electoral como un proceso que ya agotó su papel histórico conciliador, no queda otra alternativa que: el golpe de Estado o la radicalización de la revolución.
Desde la perspectiva de la izquierda crítica, la desviación socialdemócrata del gobierno y del Psuv corre pareja con los objetivos alienadores y diversionistas de la oligarquía. Desde ahí que elegir a los mismos, pierde sentido revolucionario y se transforma en una burla para el electorado.
Entonces, ¿Qué queda por hacer?:
¿NO VOTAR?
¿EN LUGAR DE DERROCAR AL GOBIERNO SOCIALDEMÓCRATA, ESPERAR QUE PIERDA LAS ELECCIONES?
¿DIALOGAR Y LLEGAR A COMPROMISOS SERIOS?
¿ESTÁN PREPARADAS LAS CONDICIONES PARA IMPULSAR UNA NUEVA ETAPA DE LA REVOLUCIÓN?
El problema es que medir el proceso electoral como elemento aislado del proceso revolucionario, es desconocer que en ese sector hay contradicciones que entrampan el avance del proceso revolucionario y que requieren un tratamiento adecuado.
Aparte de que el proceso electoral sea un juego capitalista electoral, aún tiene vigencia como medio de revalidar un proceso revolucionario entrampado en sus propias contradicciones y las que se dan conforme a la dinámica de la revolución.
Pero, siendo realistas: ¿Cuál solución es la que se va imponer en los hechos?