El 25 de octubre de este año se celebraron las elecciones presidenciales en Argentina, el resultado que según el reglamento del sistema electoral interno; determino que había un empate técnico, esto permitió un sistema llamado balotaje, que sugería un segundo proceso electoral un mes después y el que obtuviese la mayoría de los votos sería elegido el nuevo presidente de Argentina. Efectivamente el 22 de noviembre fue elegido el empresario Mauricio Macri del partido Cambiemos, en la segunda vuelta, siendo este reconocido ampliamente por ser de derecha y pro norteamericano.
El proceso de izquierda que llego al gobierno argentino desde el 2003 de la mano de Ernesto Kirchner y su esposa, permitió salvar al país del paquete neoliberal que había sugerido el Fondo Monetario Internacional, y logró escapar de una posible intervención financiera, producto de la excesiva corrupción que habían mantenido los gobiernos anteriores a Ernesto; especialmente el de Carlos Menem Y Duhalde Eduardo.
Venezuela podría presentar en un periodo de tiempo no muy lejano la misma situación, producto de las malas políticas económicas que ha llevado a cabo el gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro, cuyo descontento se percibe en la calle, en las colas y en cualquier otro lugar donde se hable de economía o política.
La falta de atención al problema económico y la constante repetición de que hay una guerra económica, han hecho poco creíble esa tesis y aún más cuando se vocifera de que la citada guerra es por el acaparamiento que los empresarios realizan, pero los venezolanos cuando hacen una cola observan que son precisamente los productos de primera necesidad de las empresas privadas los que se consiguen; mientras que los productos del estado brillan por su ausencia.
El desencanto hacia la revolución se ha eclipsado por la corrupción administrativa, ya que, mientras el pueblo pasa trabajo y hambre en algunos lugares del país, los ministros y los altos funcionarios no hacen cola y viajan en camionetas lujosas y blindadas, escoltados por un sequito de funcionarios bastante armados; cosa que no se aplica a quienes defendemos el Socialismo.
La delincuencia ha escalado límites exorbitantes, tanto así, que los policías son atacados por el hampa con armamentos de guerra como fusiles y granadas y el estado a aparte de perder el control en la seguridad ciudadana, han permitido que se fortalezca los antisociales mediante la falta de justicia y la impunidad reinante.
Igualmente podemos observar como la dedocracia hacia la Asamblea Nacional (cuando los altos mandos eligen a dedo quienes deben ir a la asamblea sin importar la decisión de las bases del pueblo) han mellado el sentimiento chavista, creando descontento generalizado, cuyo resultado podría convertirse en la abstención más grande que pudiese presentarse en el país, y que le daría la posibilidad a la oposición de que ganara la mayoría de los curules en la asamblea, y por ende el fin del proceso revolucionario.
Es el mismo gobierno el que ha puesto acabado con la imagen del comandante Chávez, por la ineficacia, la ineficiencia y la falta de compromiso para acabar con los problemas internos como el acaparamiento que Ecuador logro superar con Rafael Correa y que Evo Morales en Bolivia subsano con apoyo del Alba implementando la producción interna y la diversificación de sus economías como medida de generación de empleo e incremento del producto interno bruto. Nicolás Maduro está poniendo la mesa para que en Venezuela gane la derecha la presidencia, de la mano de Henry Falcón O Lorenzo Mendoza y se produzca completamente lo que dijo el ex ministro Denis: “el adiós al chavismo”.
El vicepresidente venezolano Jorge Arreaza en recientes declaraciones, estaba complacido porque Venezuela había importado 6 millones de juguetes y más de 500 mil perniles, cuyo destino aseguraría la Navidad a todos los venezolanos. Lamentablemente la cultura dependiente de las importaciones y la utilización del ingreso petrolero para comprar comida, demuestra la poca disposición del gobierno para superar el grave problema económico que estamos atravesando. El petróleo es el caballito de batalla y la constante entrega de Venezuela a China, en todos los campos, hacen entrever que nadie es dueño de sí mismo. Las palabras “sustitución de importaciones”, “industrialización”, “empresas de producción social”, “plan siembra petrolera”, se esfumaron del argot de quienes dirigen la administración pública. Terrible destino nos espera.
No todo está perdido, es necesario que Venezuela, retome el camino de país petrolero socio productivo y diversificado, utilizando los derivados del petróleo como bastión. El gas y sus derivados como la goma, el plástico, la urea, podrían producirse en cantidades grandes para iniciar en el país un proceso de producción interna y exportación y utilizar el mercado que el comandante Chávez nos dejó en el caribe (Petrocaribe, El Alba) para lograr tener una independencia financiera de las economías más grandes del planeta.
Post data: soy chavista, revolucionario y antiimperialista, pero no soy ciego. Graves errores ha cometido el gobierno y el pueblo en aras de mantener la “lealtad al proceso”, acepta sin objetar, cuales borregos ciegos. Es hora de despertar y aplicar las tres erres que tanto CHÁVEZ nos ordenó que cumpliéramos. Es hora de revolucionar sin miedo.
Cuando el vicepresidente Jorge Arreaza mencionó acerca de la importación de 6 millones de juguetes recordé con dolor a la empresa venezolana de Juguetes Famosa ubicada en Nirgua Yaracuy que no produce actualmente y que es una de las tres fuentes de ingresos de ese municipio…
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