Pueblo vota por pueblo

En puertas de la elección número veinte en dieciséis años de Revolución Bolivariana, los venezolanos acuden en medio de una confrontación en la cual resalta la influencia mediática desequilibrada y el acoso económico que se traduce, indudablemente, en la creación de malestar en el grueso colchón popular que ha sido soporte de este proceso en estos tres quinquenios de permanente desestabilización.

De manera que en esta oportunidad, como en otras, la derecha acude valiéndose de un soporte electoral que históricamente no le ha pertenecido, porque sencillamente es ajena a sus intereses, sueños, aspiraciones y realidades.

La derecha venezolana es totalmente contraria a la construcción del discurso popular. Es abismalmente lejana a todo lo que ha ocurrido durante estos últimos dieciséis años en nuestro país. Mejor dicho ha demostrado que es enemiga declarada de todas las propuestas que al hacer un balance nos afirman de manera contundente que efectivamente la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, llegó para dar el gigantesco paso de saldar una deuda social acumulada durante siglos.

De manera que acudimos, de nuevo, a la histórica confrontación entre lo viejo y lo nuevo. Entre lo moribundo y lo que ha empezado a nacer. Entre lo que llevó al pueblo venezolano a la miseria, el Caracazo, la desesperanza y la frustración y el nuevo camino de apertura democrática participativa y protagónica en la cual es el mismo pueblo quien decide su gobierno.

Como todas las elecciones anteriores la Revolución Bolivariana las asume como el hilo que conduce a la normalización y profundización del proceso de participación popular. Nuestro pueblo acude a una nueva elección confrontando el fantasma del terror que trata de imponer la derecha con su campaña mediática apocalíptica.

Así, es el momento de la conciencia. De reafirmar el camino de la dignidad, del destino soberano y sobre todo pensar en un hombre que surgiendo de lo más profunda de las entrañas populares se entregó en cuerpo y alma a la construcción de una patria con autodeterminación y libre del yugo de cualquier potencia extranjera.

Estamos convencidos que este domingo 6 de diciembre en unas elecciones para elegir la nueva Asamblea Nacional, los venezolanos y venezolanas, en pleno convencimiento de la campaña mediática y guerra económica emprendida por la burguesía parasitaria, sabrá imponerse al oprobio, el caos y a la aventura de la derecha.

Ya lo dijo Chávez muchas veces que su victoria era garantía de paz en nuestra patria. Hoy, con el Presidente Maduro, lo reafirmamos: Venezuela quiere y votará por la paz. Es más, el pueblo no se traiciona. Pueblo vota por pueblo. No por oligarcas.

 



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Juan Azócar


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