Una vez cuando el Comandante Chávez propuso personas de su círculo de confianza para candidatos a Gobernadores en los distintos Estados de Venezuela confieso que sentí malestar debido a que comenzamos a parecernos mucho a la derecha que había gobernado por bastante tiempo a nuestro país y a la cual criticábamos a cada rato.
No dejar que cada región escogiera a sus candidatos a gobernadores democráticamente a través de elecciones primarias internas representaba un retroceso a los logros y conquistas del pueblo. Se interpretó como una estrategia del líder para colocar en el territorio nacional personas aliadas que le garantizaran su confianza y trabajo, pero precisamente allí comenzó la dialéctica que luego arrojaría sus resultados, tal cual los estamos observando hoy.
Luego de la muerte del presidente Chávez, sus sucesores hicieron lo mismo con los candidatos a las alcaldías, el dedo "pesuvista" marcó el destino sin importarles los liderazgos locales y las consecuencias que pudiera traer tal decisión, rematando hasta hace poco con las imposiciones a sus militantes de candidatos a diputados a la asamblea nacional que no habitaban en las circunscripciones o zonas por donde iban a ser electos, pasándole por encima de nuevo a los naturales luchadores de la tolda roja que viviendo en esas áreas tenían el derecho ganado de que fueran investidos como candidatos a la máxima instancia legislativa.
Esto arrojó una pugna interna que originó la aparición de tendencias dentro del partido de gobierno, voces que criticaban y le salían al paso a este retrógrado proceder que concluyeron en la derrota más grave del chavismo desde su nacimiento hace 17 años. ¿Se puede catalogar de contrarrevolucionarias a estas manifestaciones de desacuerdos internos dentro del oficialismo? Indudablemente que no, se debe buscar con sapiencia las causas que originaron la peligrosa derrota del flanco revolucionario, siendo las imposiciones políticas una de ellas, no la única, pero una de las más sobresalientes.
Esto debe servir para corregir, pero sin una profunda reflexión cargada de mucha humildad que permita cambios urgentes y profundos no se podrá lograr, se requiere una gran concertación nacional donde participen todos los factores chavistas, evaluando al detalle las causas con sus reparaciones, oyendo la voz del pueblo que al fin al cabo es la voz de Dios.
*Especialista en Gerencia Pública, Dr. en Cs. Gerenciales
leovardoluna@hotmail.com