Ya que en nuestro país el béisbol está tan enraizado y se ha hecho parte de nuestra idiosincrasia, parece apropiado usar una analogía con este deporte para ilustrar en términos beisbolísticos lo que está pasando con la derrota del oficialismo en estas últimas elecciones. Esto se puede trasladar a otras instituciones públicas y para evitar malas interpretaciones, decimos claramente algunas de las instancias.
Estamos en presencia de un equipo que está perdiendo y va rumbo a la eliminación sino se toman los correctivos necesarios y urgentes. Analicemos el escenario. La gerencia general se ha esforzado en arreglar el estadio, los fanáticos tienen mejores butacas que nunca, el sonido es impecable, se ha colocado un techo a las tribunas de modo que los fanáticos no llevan sol en los juegos diurnos, etc. La gerencia general en este caso es el Ejecutivo Nacional y el partido de gobierno. El equipo puede ser todo el tren de gobierno así como también podemos trasladar esto a equipo de gobierno de cada región con sus “líderes” más visibles.
El manager es de reconocida trayectoria beisbolística según la gerencia general, pero éste toma decisiones muy extrañas. Por ejemplo: cuando cambia de lanzador, trae derechos cuando los bateadores que vienen son derechos y trae zurdos cuando los bateadores son zurdos. Al cuarto y al quinto bate los manda a tocar la bola cuando las bases están llenas y sin outs y a los bateadores de menos fuerza les pide hacer swing de gradas. Pone a un zurdo a jugar en tercera y de paso es de un brazo muy débil. Para empeorar las cosas, todo corredor que llega a segunda, el coach de tercera base invariablemente lo manda para el plato hasta con un rodado al pitcher. Y en las grande deslealtad y violación a la ética del juego, algunos jugadores hasta le pasan las señas al equipo rival para que sepan qué jugada está por hacerse o qué lanzamiento va a realizar el lanzador. Pero cuando se le ha llegado a criticar algo al manager, éste solo cambia a los jugadores de posición pero en esencia el equipo es siempre el mismo.
Como el equipo pierde, pierde y pierde, los fanáticos dejan de asistir a los juegos. Uno que otro fanático se atreve a mostrar una pancarta que pide cambios en el line-up, cambios en el equipo como tal vez jugadores o incluso en el mando del club. Estos fanáticos son tildados por la alta gerencia de malos fanáticos.
Luego de sesudos análisis, la gerencia concluye que los fanáticos son unos malagradecidos porque con todas las mejoras al estadio, aun así no están asistiendo a los juegos. Y la principal conclusión es que la razón principal de los descalabros del equipo es que los fanáticos no están yendo a apoyar al equipo. ¡Es decir, la culpa de las derrotas es de los fanáticos!
Suena ridículo, ¿verdad? Pues así mismo suena cuando se lee que la culpa del descalabro del 6D es del pueblo que traicionó el legado de Chávez al no apoyar a los candidatos de la revolución. ¿Y es que acaso sí fue leal al legado de Chávez el funcionario que usó su puesto para enriquecerse y no le solucionó nada al pueblo? ¿Fue leal el funcionario que no cumplió con su trabajo en el puesto asignado? Claro, en esta analogía dejamos algunas cosas claras, sí hay algo de deslealtad en algunos votantes, pero debemos analizar el cuadro todo, no los casos particulares.
Alguien puede preguntar cómo es eso de jugadores que pasan las señas al contrario. Muy sencillo y se puede ilustrar con algunos ejemplos muy cotidianos. Un profesor en un plantel educativo que hace zancadillas a otros para beneficiarse él y para tener figuración, ¿está siendo leal al proyecto de Chávez? Un profesor que utiliza los equipos de su plantel para su beneficio propio y los daña pero no repone ni siquiera las baterías de los mismos, ¿ha sido leal al proyecto revolucionario? Un estudiante “revolucionario que se colea en la cola del comedor y agarra dos postres cuando en realidad le toca solo uno, ¿está siendo leal al proyecto de Chávez? Y los que conocen estas irregularidades y no solo las permiten sino que hasta le rinden pleitesía a estas personas, los llaman a dar charlas de ética socialista y hasta los colocan como ejemplos a seguir, ¿estarán siendo leales al proyecto que tenía Chávez en su cabeza?
Volviendo al equipo de béisbol, los fanáticos lo que quieren es ver cambios en los jugadores y en la dirección del equipo. Ellos quieren resultados positivos más que buenas butacas para ver el juego. Si esto no lo ve la gerencia, el equipo va rumbo a la eliminación y pasarán muchos años antes de que nuevamente surja un equipo con posibilidades campeoniles. Es urgente hacer cambios en la Junta Directiva del equipo e incluso en la alta gerencia o los fanáticos no van a volver al estadio porque el equipo va a ser eliminado.
En esta batalla, es urgente colocar a los mejores jugadores en sus posiciones naturales, es decir, el que juega mejor en el campo corto, no debe estar jugando en la receptoría. Y sobre todo, no puede haber jugadores jugando varias posiciones a la vez. Seguramente en el mismo público hay personas que podrían jugar mejor en una posición determinada que los que están en el line-up.
El contrario no está ganando porque juega mejor, está ganando porque nuestro equipo está jugando muy mal.
Finalmente, la batalla comunicacional se está perdiendo por la pésima dirección. Pareciera más bien que estuviésemos jugando para el enemigo. Hay un empeño en colocar a excelentes comunicadores en puestos políticos donde son muy malos. El caso más patético es Ernesto Villegas. Seguramente es el segundo mejor entrevistador del país, después de José Vicente Rangel. Pero insisten en colocarlo en un puesto político. El hace más bien al país y al proceso desde su programa en TV. ¿Y cuándo será que van a dejar de interrumpir programas interesantes para un “contacto con la sala de prensa”? A cada rato lo hacen para pasar unas noticias que en muchos casos hasta son estúpidas o cuando menos triviales. Eso lo pudieran comentar más tarde o colocarlo en el generador de caracteres en la pantalla. ¿Dónde están esas mentes fogosas y claras como Vladimir Acosta, Luis Brito García, para solo nombrar dos de los más connotados? Tal vez es por esa misma mala dirección que ellos hasta se han alejado de los medios. La derecha no desaprovecha ni un segundo de comunicación pero la izquierda sí.
¡Y entonces ahora resulta la culpa de la derrota es del pueblo!
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