Es una infamia decir que el desastre económico y social del chavismo es socialismo

Socialismo ni por asomo

El pronóstico para el país en el año 2016, es tortuoso, tenebroso. Negros nubarrones creados en 17 años de gobierno chavista se ven ascender en el horizonte social y económico de la patria. Crisis económica que golpea con intolerable rigor a las mayorías nacionales. Vamos a tratar de establecer cuál es el origen y causas del desastre conforme a nuestro análisis y visión personal.

1.- Origen. La lucha por el cambio social durante cuarenta años (1958-1998), consumió dos generaciones: Una, la que participó en el golpe militar de 1945 (18 de octubre). Otra, la que el 23 de enero de 1958 asume el fracasado golpe militar del 1º de enero. Esas dos generaciones de venezolanos (1945 y 1958), se van a consumir en la lucha revolucionaria contra los gobiernos habidos en cincuenta años. Son las generaciones de más alta formación política e ideológica en toda nuestra historia republicana y van a ser exterminadas, diluidas, masacradas, asesinadas, desaparecidas, junto con las organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles, así como a los intelectuales progresistas. Crimen cometido por los gobiernos adeco/católico/militar/copeyanos y el imperialismo (macartismo). Cualquier forma de lucha cívica y de organización social, era perseguida. Cincuenta años de represión cívico/militar, dejó huérfana la lucha revolucionaria y las mayorías nacionales quedaron al garete para que algún aparecido de ocasión surgiera como profeta de redención. Situación parecida a la de Alemania, luego de la Primera Guerra Mundial y la recesión económica de 1929, factores propicios para que surgiera Hitler: creación de la Banca inglesa (Montagu Norman) que lo financió; y de la industria estadounidense: Vanderbilt (ferrocarriles), Carnegie (acero), Rockefeller (petróleo), Ford (automóviles) que aportaron las materias primas para el desarrollo militar clandestino, por cuanto el Tratado de Versalles le prohibía a Alemania todo desarrollo de tipo militar. El imperialismo inglés/estadounidense crea a Hitler a "su imagen y semejanza", adornado con su nacional socialismo para presentarlo como alternativa frente al socialismo de la Unión Soviética, "coco" que atormentaba a las potencias imperialistas (Inglaterra, Francia y Estados Unidos).

El aniquilamiento de dos generaciones (1945-1958), deja huérfano el país para la lucha social. Se rompe el hilo generacional, se crea el gran vació ideológico, que se refleja en la llamada revolución bolivariana. La generación que debía asumir el poder, había sido aniquilada. Es por ello que los bueyes cansados de la política, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, ascienden al solio presidencial por segunda vez y en forma consecutiva.

Por causa de ese vacío generacional, la llamada revolución bolivariana, luego de diecisiete años, está empantanada, por las graves contradicciones ideológicas que la deprimen. Es una generación que llega al gobierno sin un proyecto político definido y de clara solvencia ideológica. Llega a improvisar, con banderas prestadas. Es un grupo de extracción militarista - el partido militar - sin base social, que toma el gobierno para improvisar y ver que le resulta. Toma prestadas las banderas de la izquierda, en un sincretismo ideológico de funestas consecuencias al pretender juntar: (a) La ideología militar; (b) El socialcristianismo del doctor Caldera; y (c) El Manifiesto Comunista de Marx y Engels. El aforismo leninista dice: Sin teoría y práctica revolucionaria no hay revolución." En las academias militares no enseñan ni teoría ni práctica revolucionaria, mucho menos socialismo, eso sólo se aprende en las luchas obreras, en los sindicatos, en las luchas campesinas, en las organizaciones estudiantiles. La teoría y la práctica revolucionaria se cultivan en las confrontaciones ideológicas de las organizaciones estudiantiles, en las reivindicaciones obreras, en los enfrentamientos campesinos por la tierra. La experiencia de cien años en América Latina enseña que, en las academias militares se aprende a reprimir y conspirar para el golpe de Estado puchista (Push), con la anuencia de la embajada yanqui.

2.- El golpe puchista. El 4 de febrero de 1992, se produce el intento de golpe de Estado con la anuencia de la embajada yanqui, por cuanto, como dios de la política, sin su consentimiento en América Latina no se produce en los cuarteles ni el leve movimiento de una hoja. Un grupo de militares desertores, motivados por su ideología de cuartel y sin solvencia ideológica revolucionaria, intenta el golpe de Estado y fracasa. ¿De haber triunfado que habría ocurrido? Sugerir que la Embajada yanqui y algunos altos mandos de la Fuerza Armada no sabían ni aupaban la deserción militar del 4 de febrero de 1992, es una ingenuidad de marca mayor. La percepción de la Embajada gringa, luego de los sucesos del "caracazo", no era muy halagüeña para la continuidad del matrimonio político de treinta años con los gobiernos adeco/católico/copeyanos. Había que adelantarse a posibles estallidos populares, con una salida de facto, "el golpe de opinión" (golpe de Estado), para que todo siga igual. Quitar a unos, para poner a los parecidos, que a la larga resultan iguales o peores. Juego político de quitar y poner gobiernos, mecanismo utilizado por los Estados Unidos para salvar coyunturas difíciles y mantener el dominio imperialista sobre el continente. Ante las condiciones objetivas de pobreza y desesperación social que dan origen al estallido del "caracazo", (¿Qué será de la vida del general Alliegro?), quedaba abierta la posibilidad de resurgimiento de la izquierda revolucionaria. Era necesario aplastar esa posibilidad con el golpe de Estado puchista (Push).

3.- El acomodo.- ¿Qué habría ocurrido si la deserción militar del 4 de febrero triunfa? ¿Alguien puede imaginar el grado de exaltación del ego, hiperliderazgo y culto a la personalidad de Chávez? ¡Qué horror da el sólo pensarlo! Entre 1992 y 1998, los militares desertores son arropados por la izquierda oportunista. Los atraen a su causa, les improvisan ideas de izquierda, esas que los militares durante cuarenta años habían perseguido, encarcelado, torturado en los TO y luego eran lanzados desde aviones al mar o desde helicópteros a la manigua. La tradición represiva de los militares, durante cincuenta años, había que adornarla con el discurso político de izquierda. Se presentan a las elecciones presidenciales con la alegoría histórica del "árbol de las tres raíces" y el ofrecimiento de una Asamblea Constituyente. Discurso en el cual no aparece por ninguna parte el antiimperialismo, el anticapitalismo ni mucho menos el socialismo. Aupados por la izquierda claudicante, los militares desertores asumen las banderas de la lucha revolucionaria sin tener la formación ideológica que tal responsabilidad conlleva. Basta hacerle seguimiento al discurso populista de Chávez en la campaña electoral y luego en sus primeros años de gobierno (el ¡Aló presidente!), para encontrar la gran insolvencia ideológica que lo distinguía. Además, por circunstancias históricas, por conveniencias transitorias, encontró padrinos que lo auparon, por el interés de solventar terribles coyunturas económicas.

Así como el capitalismo creó a Hitler, la izquierda nacional e internacional inventó a Chávez. Insólita metamorfosis: sacar del capullo de un cuartel, la crisálida que se transforma en mariposa de multicolores alas "revolucionarias" y para colmo "socialista". Quienes militamos en el materialismo, no creemos en metamorfosis, como milagro de los dioses, para cumplir designios celestiales.

4.- Socialismo ni por asomo. Ya en escritos anteriores (Septiembre 2015), nos hemos referido a los elementos que sirven para demostrar que el proyecto socialista no figura en ninguna parte del proceso chavista ocurrido en los últimos 17 años. Vamos sólo a enumerarlos (A). La Asamblea Constituyente. (B) La unanimidad en la Asamblea Nacional durante cinco años. (C). La relación con la clase obrera. Tres elementos en los cuales el socialismo no aparece ni por asomo. Ello demuestra que el socialismo no figuraba ni ha figurado en los planes de los militares desertores (golpistas), por cuanto el socialismo se fundamenta en: (i) la lucha de clases; (ii) la propiedad (relaciones de producción); (iii) la lucha contra la alienación en todas sus formas. Conceptos que no aparecen ni en la Constitución (teoría: perspectiva para la acción) ni en la Asamblea Nacional (unanimidad para legislar) ni en la relación con la clase obrera ni en la práctica de transformación revolucionaria ni mucho menos en los Estatutos del PSUV.

5.- La gran oportunidad. Es muy evidente que la llamada revolución bolivariana ha tenido las mayores y mejores oportunidades para consolidar el proyecto de transformación nacional hacia el socialismo y las desperdició. Veamos:

1.- Gran emotividad y respaldo de las mayorías nacionales.

2.- Asamblea Constituyente.

3.- Unanimidad en la Asamblea Nacional durante cinco años.

4.- Abundantes recursos de la renta petrolera. Entre el 2003 y el 2012 ingresaron al país un billón seiscientos mil millones de bolívares (1.600.000.000.000)

5.- Pacto cívico/militar.

6.- Aplauso de la izquierda internacional.

Recursos, factores, elementos, circunstancias propicias para implementar la revolución socialista ¡dilapidados! y al término de diecisiete años no hay nada consolidado en política, economía ni organización social: crearon el Estado paralelo unido al fracaso de la reforma agraria, las cooperativas, la educación, la salud, la seguridad ciudadana (inseguridad). De allí la indefensión y lloriqueo ante los ataques de la MUD y el imperialismo, a los cuales hay que enfrentar con hechos y no con el histrionismo de los discursos, "esto huele a azufre" ¿De qué se quejan? Tuvieron todo en sus manos y todo lo despilfarraron.

Cuba y Corea del Norte desde hace más de cincuenta años han padecido la infame agresión imperialista; pero, en lugar de lloriquear o inventar "guerras económicas", se han aferrado a la ideología revolucionaria para resistir y enfrentar la agresión. Esas revoluciones surgieron de la lucha de masas ¡NO! de la chequera petrolera ni del discurso populista y demagógico electorero. La causa fundamental del fracaso chavista está en los errores que tienen su origen en la insolvencia ideológica.

6.- El desastre económico. No se puede hablar del desastre económico en que está sumergido el país, sin ir a las causas que se reflejan en los resultados. La situación social y económica del 2015 es exacta a la de 1998, pero elevada a la enésima potencia. Pobreza en 1998 (46%), en 2015 (76%); Inflación en 1998 (115%), en 2015 (300%); Referencia monetaria en 1998 (573,00 Bs/US$), en 2015 (cinco tipos de cambio: 6.500,00; 12.000,00; 50.000,00; 200.000,00; y el paralelo 900.000,00 Bs/US$). En 1998 la agricultura, la agroindustria, la actividad industrial y manufacturera surtían en gran medida las necesidades elementales de la población con las injusticias propias del sistema capitalista y se complementaba con las importaciones. En el 2015, esas necesidades elementales de la población están total y absolutamente desatendidas, el desabastecimiento alcanza el clímax. Ningún salario cubre el desaforado crecimiento de la inflación. Las divisas del petróleo no pueden cumplir con su función de ser "órdenes de compra de cosas extrañas al país", por cuanto están agotadas, tanto en las arcas (por el despilfarro, la corrupción y la rapiña); como en el ingreso diario, por la caída de los precios del petróleo. ¿Forma parte de la "guerra económica" el desabastecimiento de gasolina, gas doméstico, cemento, cabilla y demás productos en manos de empresas del Estado?

Esta descripción del desastre es lo que el gobierno ha dado en llamar "guerra económica". Lo cual nos lleva de nuevo a las dos venezuelas: la de las apariencias y la de las realidades. Según la Venezuela de las apariencias - corresponde a la versión del gobierno - la "guerra económica" es causada por los empresarios nacionales y por el imperialismo. Hay que dejar en claro que tanto unos como el otro está en la obligación de derrotar al gobierno que los adversa, aquí, en Brasil, Argentina y donde sea. Es de necios acusar al enemigo por sus ataques. Por eso es enemigo. Cuando se hace una declaración de guerra, sea cual fuere el propósito, se asiste, pero, con los flancos cubiertos para evitar emboscadas, ataques sorpresa del enemigo. Es lo que han hecho Cuba y Corea del Norte durante sesenta años, con organización popular o con bomba atómica, eso es tener claridad ideológica. El gobierno chavista entró en la guerra antiimperialista con los flancos descubiertos, sólo con discursitos de corte pequeño burgués, de pacotilla, que me recuerda a los aborígenes de mi pueblo, Bailadores, que desafiaban al invasor español con bailes y gritos para invocar el dios rana, en lugar de crear murallas, para defenderse del implacable asedio enemigo. El chavismo en lugar de fortalecer la economía como bastión inexpugnable, abrió puertas, portones y ventanas para que el enemigo imperialista ingresara a la fortaleza económica de la renta petrolera. Ahí está la causa de las causas que condujeron al desastre económico y social en que nos encontramos sumergidos. No se puede decir que estamos con el agua al cuello, hace tiempo descendimos a las profundidades y ya no damos ni bocanadas de ahogado. Sin posibilidad de respiración boca a boca.

7.- La causa esencial del desastre. Lo venimos diciendo, la bastedad del desastre no es obra del presidente Maduro, como se insinúa a diario, por cuanto dos años de gestión son muy corto tiempo para que la crisis alcance las dimensiones que presenta. Maduro heredó el desastre y por petición de Chávez lo ha administrado de maravilla, con creces. Es el legado de Chávez ¿O hay otro legado? Los 14 años de gobierno de Chávez, crearon el desastre. Mientras ese hecho no se reconozca como causa esencial, es imposible intentar salidas a la crisis económica, social y política. Hay que llamar a cuentas al venerado "comandante eterno".

8.- Rechazamos la infamia. Es una infamia decir que el desastre económico y social del chavismo es socialismo. Rechazamos tal infamia y salimos lanza en ristre en defensa del socialismo que no tiene nada que ver con lo ocurrido durante estos 17 años. Como diría mi paisano, Domingo Alberto Rangel, con su lenguaje de gocho jurunga muertos, "¡Carajo! Esta mal llamada revolución bolivariana ni es revolucionaria ni bolivariana ni mucho menos socialista. Es un sainete con ribetes de farsa"[1]


[1] León Moraria, El Triángulo Negro, Editorial Autores Editores. Bogotá 2015. www.autoreseditores.com/milibro



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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