Los costes de producción no llegan al mercado a corto plazo.
Sólo llegan con competencia. Los detallistas necesitan más espacio para sus clientelas.
Hasta ahora, el crecimiento de la demanda "solvente" nacional, causado por el empoderamiento de más de 3 millones de pensionados que involucran a, por lo menos, 9 millones de consumidores directos, con un salario mínimo superior al de décadas atrás, sólo se ha traducido en alzas de precios de venta basados en los precios del mercado. Estas alzas de precio han afectado por igual al propio pensionado, a sus familiares y a los asalariados activos tanto afines al gobierno como a sus opositores[1].
Las cusas de ese encarecimiento de la vida son, entre otras, la pequeñez del parque industrial y la de las instalaciones comerciales de los intermediarios detallistas[2]. Otras causas son la ralentización de la producción, ya pequeña en sí misma, y, a causa de los "precios justos", el desvío de su pequeña oferta hacia mercados que paguen mejor y donde rija libre mercado como la vecina Colombia. Pero, como si fuera poco, a fin de obtener más ganancias con esa elevada demanda solvente nacional, fabricantes e intermediarios usan como referencia los precios que rigen en Colombia[3] y los que indican por Internet los representantes de esos mismos pequeños industriales[4] e intermediarios.
Esa carestía de la vida ha bloqueado toda posibilidad de crecimiento electoral, por parte del gobierno y hasta ha contribuido al salto de talanquera de muchos "ex chavistas"[5].
Los ingentes subsidios que el gobierno ha entregado ingenua y alegremente a un empresariado enemigo del pueblo, y del gobierno por consiguiente, sólo han acarreado un marcado y acelerado encarecimiento de la vida porque tanto los fabricantes como sus intermediario e importadores fijan sus precios de venta en los precios del mercado al margen de su estructura de costo. Se ha supuesto erróneamente que los costes de produccióndeben ser los que determinen los precios de venta como si estuviéramos en un sistema socialista.
No nos cansaremos de insistir en que los costes de producción sólo sirven para reducir la ganancia real con cargo a evasión de impuestos y para trasladar inmediatamente al precio del mercado los ajustes salariales que tenga a bien el Estado decretar.
En resumen: El empresariado nuestro, parasitario nato, no se ha visto estimulado para crecer como productor por esa gran demanda ya que políticamente no le ha convenido ni le convendrá. Hace bien el Estado en echarlo a un lado e ir robusteciendo un nuevo parque industrial paralelo formado por nuevos empresarios fabricantes y distribuidores. De esa manera, ese empresariado enemigo irá extinguiéndose irremediablemente.
Pensamos que los nuevos empresarios, a cambio de no seguir subiendo precios o rebajarlos competitivamente *, reciban subvenciones mediante rebajas de impuestos con cargo a la sustitución de subsidios al consumidor a través de empresarios atados al viejo modelo capitalista. Con la rebaja de los precios o su estabilidad, el Estado no se vería obligado a subir los salarios y, en cambio, sacrificaría parte de los impuestos.
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* Sólo compitiendo con los precios del mercado, los fabricantes venden según sus costos de producción manifiestos en los precios de producción en los que previamente se han transformado los valores de la producción.
[1] Los resultados electorales del 6D así lo confirman.
[2] Las colas de consumidores se forman porque esos detallistas no tienen capacidad física para pasar adelante a sus numerosos clientes en espacios ya full con sus inventarios.
[3] A este vecino país lo vienen usando como cliente importador y como referencia comercial en materia de precios. Es razonable que las ventas se dirijan al exterior cuando en este podamos competir con menores precios que los suyos, sólo que por ahora no satisfacemos la demanda doméstica.
[4] En la Venezuela de la IV República carece de sentido la distinción entre pequeña y gran industria porque todas han sido pequeñas.
[5] El proverbio reza: "Amor con hambre no dura", y en política la Patria queda a un lado. La Historia de Venezuela nos habla de los patriotas originarios, caciques, hacendados, esclavistas, o sea, gente con alto poder económico. Los soldados pobres de nuestras primeras revoluciones fueron a la guerra independentista a cambio de mejoras, de libertad y de tenencia de tierra. recuerdo haber denunciado por estos medios la poca efectividad que tenía el llamado al patriotismo a personas carentes de un catre donde caerse muerto. Esa advertencia-así lo infiero-contribuyó al estudio exhaustivo que realizó el Presidente Chávez acerca del problema de la vivienda en el capitalismo, y que cristalizó en su idea de la Gran Misión Vivienda a fin de darle una sopclujción socialista.