La revolución Bolivariana por su naturaleza política, social, económica, cultural y humanista enfrenta una resistencia desproporcionada tanto interna como externadamente.
La lucha por preservarla es inmensa, enfrentar cada día los ataques programados y fríamente diseñados lejos de debilitarnos nos fortalece más, contrario a los sentimientos de sus creadores.
Pensar que los enemigos de este maravilloso proyecto políticos están disminuidos por la cantidad de derrotas que han sufrido es subestimarlos y no podemos pensar en esos términos.
El repliegue táctico ha sido la variante más razonable que han instrumentado como forma de sostener sus intereses contrarios a la revolución.
Una de sus acciones más sostenidas es la manipulación mediática tanto nacional como internacional, condicionando las posibles conjeturas, pronunciamientos y justificarlas si se deciden a dar el golpe final.
Desacreditar al gobierno revolucionario en todos los escenarios posibles es fundamental así como minimizar los logros que ha alcanzado. Somos testigos presénciales de como descaradamente se pretende mentirle al país con las campañas de desinformación que implementan a través de los medios llámense impresos, radiales o televisivos, manteniendo un clima de intranquilidad social y contribuyendo a no desvanecer el odio que han inculcado hacia un sector importante de venezolanos que no se identifica con la propuesta política que vivimos.
Este odio exacerbado indefectiblemente los ayuda a seguir en sus proyectos de sedición coadyuvados con los parabienes del gobierno de Washington cuya participación tanto política y económica se incrementa ante la eventual derrota electoral.
Desestabilizar al país es la esencia del trabajo que realizan día a día los palangristas al servicio de una casta social que se niega a perder sus privilegios, desatando todo sus esfuerzos para derrocar al régimen.
Esto no es nuevo, comenzó desde el ascenso a la presidencia de Hugo Chávez y hemos sido testigos de excepción de toda clase de actos vandálicos contarios a bien nacional. La asonada del 2002 y el paro petrolero fueron los planes maestros que implementaron para destruir nuestros sueños y fracasaron, ellos subestimaron al pueblo venezolano y a su decisión de vivir en libertad.
Las agresiones continúan y sin ser clarividente se van a intensificar, no existe vocación democrática en los sectores desafectos al gobierno revolucionario, así como estoy completamente convencido de que no quieren dirimirse en un escenario electoral.
En este sentido se hace necesario implementar acciones para repeler las agresiones de cualquier índole y bajo los escenarios de violencia que ellos nos llevaran a vivir en estos próximos meses.
No bajar la guardia es fundamental, no subestimar al enemigo, como tampoco pensar que la revolución esta consolidada, nada mas lejos de la realidad, debemos mantenernos en la calle, y no solo seguir respondiendo a los ataques, debemos pasar a la ofensiva.
Hay que darle respuestas contundentes a ese grupúsculo de desadaptados que quieren generar el caos en nuestro país, existe una oposición racional que quiere una Venezuela en la que podamos cohabitar en paz todos sin distinción política. La impunidad sigue generando las bases para la insurrección y la violencia, no queremos más IMPUNIDAD, estamos hartos de tanta IMPUNIDAD.
No volverán.
MUERTE A LA IMPUNIDAD, CÁRCEL A LOS VIOLENTOS Y CORRUPTOS YA.
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