Las medidas gubernamentales de doble efecto lanzadas para enfrentar la crisis y al oposicionismo que busca ensancharla, y en simultáneo pisar el acelerador estratégico para superar el rentismo, plantean en el sector salud, según lo ha hecho saber la titular del Despacho, repotenciar Barrio Adentro, los hospitales y otros centros, enfrentar y desarraigar las emergencias que se presenten (digamos dengue, chikungunya, zika), poner énfasis en la obtención y producción de medicinas y, al mismo tiempo, avanzar hacia el desarrollo cabal del Sistema Público Nacional de Salud, centrado en el desiderátum de salud como calidad de vida.
Asimismo debe examinarse la relación con el sector privado, que lo es por la propiedad de las instalaciones, pero que en gran medida es también público por el financiamiento. Atiende aproximadamente 13% de los pacientes del país y percibe un desembolso estatal cuantioso: alrededor de catorce mil millones de bolívares en el año 2014.
Este panorama de acción exige reorganización interna, para optimizar recursos y trabajar con orden y control, amén de articular con otras instituciones y con el pueblo trabajador organizado (organización la gran palabra) para poder realizar los objetivos.
Otro esfuerzo necesario y solicitado al personal es el de adquirir saber específico, por lo tanto, estudiar, reflexionar, investigar e inventar, y escribir las experiencias e ideas, porque parte del camino se debe hacer al andar.
Y todo debe acometerse al unísono, es decir, “cambiar el caucho con el carro andando”.
El peso de la tradición burocrática de origen cuartarrepublicano ha causado retrasos en los logros requeridos, pese a los ingentes esfuerzos y recursos dedicados por la revolución. Por ello, el látigo contrarrevolucionario cae oportuno
para reforzar la decisión y voluntad de servicio.
Para el personal de salud es el momento de reencontrarse consigo mismo y enaltecer su moral; para el país, una oportunidad para avanzar.