I
Vanessa
En este gobierno. En mi gobierno. En el gobierno de los chavistas, no chavistas. En esta revolución, pues, está prohibido ser rebelde. Ser autentico, o autentica. Ser uno mismo. Tenemos que usar máscaras para ocultar nuestras verdades, pero quien osa quitársela y decir lo que tiene que decir, sin tapujos, se echa una vaina. ¿Se recuerdan de Luis Tascón? ¿Se recuerdan de la “fosforito” de ayer? No la de hoy. Frases como traidores, tránsfugas, vende patria, brinca talanquera, y pare usted de contar, han llovido sobre muchos revolucionarios de verdad, verdad. ¿Por qué? Por pensar diferente. Por ser auténticos. Por decir las cosas que hay que decir. Por ser críticos. Por querer que las cosas se hagan mejor, en función del futuro del legado de Hugo Chávez Frías. Vanessa Davies, es una de esas personas rebeldes, en el buen sentido de la palabra. Aunque una vez escribí algo negativo sobre ella, no es menos cierto que ha sido irreverente desde siempre. Eso la marcó, desde que dijo lo que dijo en su programa, cuando entrevistaba a un burócrata. Esas vainas son las que me joden, de verdad. Y me hacen arrechar y decir las vainas que debo decir. (Pido excusas a los lectores por las palabrotas).
II
La revolución no tiene dueño
¿Quién dijo que esta revolución tenía dueño? ¿Quién lidera a este proceso con la solvencia y la hidalguía de un Fidel Castro? A quien sí se puede llamar padre de la revolución cubana. El proceso revolucionario nuestro quedó huérfano cuando murió su ideólogo, su creador y su impulsor: Hugo Chávez. Pero, por si acaso, voy a darles unos consejos para que permanezcan en el PSUV, siendo alguien, pero sin llegar a ser burócrata: 1) Sea dócil, como un perrito amaestrado. 2) Aplauda, cada vez que un jerarca habla pendejadas, hasta que sus manos echen candela. 3) Asista vestido de rojo a cuanta concentración haya, sea donde sea, cuándo sea, y como sea. 4) Calle, calle siempre, que quien calla otorga. 5) No cuestione, no critique a los jefes… Son simplemente dioses de otro mundo. 6) Mejor no sigo no vayan a pasarme factura por decir estas pendejadas, después de los días santos, y cansado, como estoy, de padecer del inclemente calor y sin comida. Igualito que quienes vacacionaron en Margarita.
III
En serio y en broma
La verdad, verdadera es que este señor llamado Barack Obama, presidente de los Estados Unidos es cínico. O es pendejo. Una de los dos. O las dos a la vez. Osea, Ningún presidente de este planeta tierra, comete tanta estupidez como este señor. Fue a Cuba a jugar dominó con unos humoristas, y a Argentina a bailar tango. Lo del dominó estuvo más o menos pasable. Pero lo del show del tango, fue otra cosa. ¡Euforia, al máximo! Parecía un muñeco tieso llevado por la destreza de una bailarina profesional, con su vestido abierto, enseñando su muslo al hombre más poderoso de la tierra. Mientras tanto la señora Michelle Obama trataba de comprender como la esposa de Macri la había revolcado con su vestimenta y su pasarela. ¡Qué espectáculo, más digno! Así se bate el cobre entre gente con poder…
Aunque usted no lo crea. ¡Volveré!