Un hijo fiel a la Patria

Nunca antes un líder fue tan consecuente, tan congruente con sus ideas, principios, y promesas, como el Comandante Supremo de la revolución bolivariana Hugo Chávez Frías.

Prometió a sus camaradas y al pueblo venezolano, cuando asumió la derrota de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992: “Vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor.” Y, agregó “les agradezco, su lealtad,  su valentía, su desprendimiento, y yo  ante el país y ante ustedes asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Y de ahí en adelante solo vivió para cumplir su promesa, aun a riesgo de su propia vida.

Luego, al salir de la cárcel,  prometió irse a las catacumbas del pueblo a realizar una campaña electoral para conquistar la presidencia de la república, basado en la oferta de practicar una democracia protagónica y participativa, donde el pueblo ejerciera a plenitud el Poder Popular, y el ejecutivo ejerciera el poder obedeciendo. Aun retumban las palabras de Comandante Chávez al responder a una pregunta: “El movimiento bolivariano revolucionario 200, va a la calle, a la carga, a tomar el Poder político en Venezuela. Va a demostrarle a los politiqueros venezolanos cómo se conduce un pueblo hacia su verdadero destino”.

Durante la campaña, el Comandante Chávez al esbozar su plan  de gobierno, hizo al pueblo promesas que cumplió. Por ejemplo: El 4 de noviembre de 1997, en el  foro “El futuro y la vigencia del parlamento, el Comandante Chávez expresó, lo que  fue otra promesa cumplida: “Sí fuese Presidente, el Congreso duraría minutos (…) No se puede gobernar seria y honradamente un país con estas cúpulas partidistas podridas que siguen desde el Parlamento activando hechos de corrupción ni con asambleas legislativas en manos de bandidos”.
 Prometió también, en este foro, la creación de una nueva Constitución Nacional y  refundar la república y promover los cambios necesarios, para darle mayor poder al pueblo y dignificarlo con la mayor y más sublime Justicia social. Dijo palabras más palabras menos: “Ningún texto jurídico está por encima del poder constituido, la soberanía reside en el pueblo”.

Prometió, modificar el estamento político, la economía, y la distribución equitativa de la renta petrolera entre todos los ciudadanos. Entre estas promesas estaban específicamente; no privatizar Petróleos de Venezuela (PDVSA), desarrollar un modelo económico humanista apalancado en la renta petrolera, equitativamente distribuida entre el pueblo venezolano, una de las promesas más significativas, fue impulsar mejoras sociales para el pueblo venezolano, propósito que logró con la creación y el desarrollo de las misiones sociales, a  las cuales dedico casi todo su tiempo y más del 70% del PIB de Venezuela

Al Juramentarse en la toma de posesión del cargo presidencial, expresó:  “Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro”.

Procedió entonces, a convocar una Asamblea Nacional Constituyente, mediante decreto.  Luego esta Asamblea discutió, redacto y consulto el articulado  con el pueblo. Posteriormente, mediante consulta popular, aprobó la nueva Constitución Nacional de la República bolivariana de Venezuela. En menos de un año, el pueblo venezolano se dio  el justiciero derecho de tener, tal vez, la mejor Constitución Nacional que  pueblo alguno en el planeta, pueda tener. Prometió elevar la condición humana del pueblo, a la más alta  y digna forma de vida.  Fue consecuente y congruente en su discurso y su accionar durante todo su mandato y más allá. Porque la revolución no murió con él, como lo aspiraba la oposición. Sino que, su última propuesta con mandato, que fue, elegir a Nicolás Maduro como Presidente de la República, ha sido otro de sus aciertos y otra promesa cumplida. La revolución, hoy es irreversible.

Prometió consumirse en el empeño de cumplir todas las promesas que le hizo al pueblo. Fue fiel a su pueblo hasta su último aliento.
Cabe entonces la siguiente reflexión: Una familia, que ha prohijado líderes tan amorosos, fieles y de tan portentoso talante humanista, como El Libertador Simón Bolívar y el Comandante supremo Hugo Chávez, no puede perder el acceso a la más sublime justicia social, porque algunos insensatos, en su afán de poder llenar sus bolsillos, destruyan la sublime Patria que estos héroes, han forjado para todas las generaciones.

¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA Y SOBERANA!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡LA PATRIA SIGUE!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!



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William Castillo Pérez


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