Poderosa demostración de fuerza del Ejército Libertador venezolano

2.7.2006

Con una impresionante exhibición de fuerza conmemoró el gobierno del Presidente Hugo Chávez el Día del Ejército y el 185º Aniversario de la Batalla de Carabobo, que el 24 de junio de 1821 selló la independencia definitiva de Venezuela y Colombia. Donde los harapientos lanceros de Páez destruyeron al ejército español en menos de una hora, desfilaron quince mil miembros de las reservas y Guardias territoriales, más de trescientos tanques y artillería autopropulsada, helicópteros y aviones de transporte, 5000 tropas regulares y fuerzas especiales y la 42. Brigada de paracaidistas que practicó con notable precisión el salto en caída libre sobre la pista del desfile.

Caras largas se observaron en las filas de los agregados militares en la Tribuna presidencial. Los señores del Pentágono, escudados detrás de enormes lentes oscuros, observaron y fotografiaron con atención, particularmente a los helicópteros (rusos y estadounidenses), los equipos de comunicaciones y los batallones de reservistas. A su vez, el agregado militar colombiano gastó el disco duro entero de su cámara para ilustrar el informe de inteligencia para
Bogotá.

Intencionada o no, la poderosa conmemoración de la unidad cívica-militar fue una advertencia para el Comando Sur y su peón Uribe. Para los primeros, el mensaje es que el fantasma de la guerra irregular sigue rondando por las tierras heroicas de la Patria Grande, donde en las batallas decisivas de Carabobo, Ayacucho y Junín, las artesanales lanzas de cuatro metros de los llaneros venezolanos derrotaron a los fusiles de los realistas imperiales, tal como hoy las bombas improvisadas (improvised explosive device) de los iraquíes derrotan a los tanques de Estados Unidos.

El mensaje para Uribe consiste en la recuperación y modernización del equipo de las Fuerzas Armadas, de su nuevo pensamiento militar que involucra a todo el pueblo, de su operatividad y destreza, por parte del gobierno bolivariano, porque todo esto había sido descuidado totalmente por los corruptos gobiernos y militares de la Cuarta República. Los nuevos aviones Suchoi-30 y helicópteros rusos, los barcos de guerra, los fusiles AK-103, el fomento de una incipiente industria bélica y su cooperación con Brasil, Argentina y otros países latinoamericanos, y la formación de los batallones de reserva, la apertura de nuevos teatros de operaciones, sirven como fuerza de disuasión frente a una eventual aventura bélica de Washington por vía de su pelele Uribe.

Dentro de esta recuperación es notable la repotenciación de más de cuatrocientos tanques que hoy día son operativos; el uso de helicópteros en misiones humanitarias, políticas y militares en la frontera con Colombia, en Surinam y Bolivia y el apoyo de militares bolivarianos a misiones civiles en Granada, Jamaica y Dominica. La incipiente industria militar ha logrado construir simuladores de helicópteros que ya se usan para el entrenamiento de pilotos, y un nuevo lanzacohete supersónico, con combustible de nitrato de amonio, que tiene un alcance de 2000 metros, un sistema de autodestrucción, y que puede usarse contra tanques, bunker y aviones enemigos.

Caras largas también del agregado militar chileno que representa una casta militar, para la cual la idea de la unión cívica-militar y de la doctrina de la guerra de todo el pueblo es lo, que es el agua bendita para el diablo. Lo mismo, a propósito, vale decir para los altos oficiales de las Fuerzas Armadas de Bolivia que, pese a la destitución de 28 generales por Evo Morales en enero de este año, siguen siendo profundamente anti-bolivarianos y reaccionarios.


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Heinz Dieterich


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