En blanco y negro

Marxismo III

La filosofía de Marx es el materialismo filosófico acabado, que ha dado un arma de conocimiento a la humanidad, y, sobre todo, a los "condenados" por la burguesía. Igual que el conocimiento humano refleja la naturaleza que existe independientemente de él, es decir, la materia en desarrollo, el conocimiento social refleja el régimen económico de la sociedad, a través de las diversas opiniones y doctrinas filosóficas, etcétera.

Las instituciones políticas son la superestructura que se alza sobre la base económica. Así vemos, por ejemplo, cómo las diversas formas políticas de los Estados sirven para reforzar la dominación de las oligarquías sobre los humildes. Luego, una vez que comprobó que el régimen económico es la base sobre la que se alza la superestructura política, Marx se dedicó a su estudio, la cual está consagrada en su obra principal El Capital.

La economía clásica se formó en Inglaterra, en el país capitalista más desarrollado. Adam Smith y David Ricardo sentaron en sus investigaciones del régimen económico las bases de la teoría del trabajo base de todo valor. A lo que el marxismo puso de manifiesto que el valor de toda mercancía lo determina la cantidad de tiempo de trabajo, socialmente necesario invertido en su producción. Allí donde los economistas burgueses veían relaciones entre objetos, es decir, cambio de una mercancía por otra, Marx descubrió relaciones entre personas. El cambio de mercancías expresa el lazo establecido por mediación del mercado entre los distintos productores.

El dinero precisa que este lazo se hace más estrecho, uniendo indisolublemente en un todo la vida económica de los distintos productores. El capital significa un mayor desarrollo de este lazo: la fuerza de trabajo del hombre y de la mujer se transforma en mercancía. El trabajador y la trabajadora, asalariados todos, venden su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de la fábrica o industria o de los instrumentos de trabajo. Una parte de la jornada la emplean el obrero y la obrera para cubrir el coste de su propio sustento y el de su familia (salario); durante la otra parte de la jornada trabajan gratis, generando para el capitalista la plusvalía, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la burguesía. La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx.

El capital, creado por el trabajo del trabajador y la trabajadora, los oprime, arruina inclusive al pequeño comerciante y genera ejércitos de desempleados. Lo mismo ocurre en la agricultura capitalista, crece el empleo de maquinarias, y el campesinado cae en las garras del capital financiero. En fin, al quedar aplastada la pequeña producción, el capital hace aumentar la productividad del trabajo y crea una situación de monopolio para los consorcios de los grandes capitalistas. Del mismo modo, al aumentar la dependencia de los obreros respecto al capital, el ´régimen capitalista crea la gran potencia del trabajo asociado.

Marx siguió la evolución del capitalismo desde los primeros gérmenes de la economía mercantil, desde el simple trueque, hasta sus formas más elevada, hasta la gran producción. Doctrina que hoy es vista con exactitud. Y aunque el capitalismo ha vencido en el mundo entero, ese triunfo no es más que el preludio de la victoria total del trabajo sobre el capital y no al revés.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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