Hay quienes sostienen la idea de que el resultado del plebiscito colombiano debió ser influido, entre otros factores, por el descreimiento instalado en la psique colombiana respecto de su sistema electoral como camino para resolver los problemas.
Siendo esto una realidad desde hace bastante tiempo en Colombia, entonces quizá este país castigado por la guerra nos está dando una lección de lo que podría ocurrir en el nuestro en los próximos años. Aquí de verdad se han realizado bastantes elecciones y es frecuente una alta participación, pero lo que vamos viendo es que los problemas en vez de resolverse parece que se agravan al correr del tiempo.
¿Estaremos yendo hacia allá, hacia el descreimiento de la elecciones?
Es posible que la reacción en cadena ya esté ocurriendo y que la cosa está comenzando por la ilegitimidad de las dirigencias de las cúpulas. Alrededor de dos millones de votos dejan de acompañar al partido de gobierno, eso por un lado. Por otro, las concentraciones de la MUD suelen estar bastante escuálidas en el estricto sentido del término.
Conjuntamente con esto el centro político parece crecer pero no se organiza ni expresa porque los actores dominantes de la política les cierran el paso: Cualquier iniciativa independiente del PSUV, desde dentro del proceso, es ahogada por este señor feudal quien solo admite un gallo en su patio. Algo análogo ocurre del lado de la MUD y para muestra el buen botón de la selección de los candidatos a la AN.
Estas circunstancias propenden al caso colombiano. Allá, las elecciones son asunto de cúpulas y élites que se opone unas a otras en competencia capitalista por negocios. En particular, el plebiscito fue sentido mas como un asunto entre Uribe y Santos que algo de importancia para la solución de los problemas de vida de los colombianos. Aquí en Venezuela, el revocatorio ha sido convertido en un asunto de cúpulas sobre el cual poco o ningún poder tiene la ciudadanía.
En otras palabras, el referendo que debía ser un asunto para la participación de todos los ciudadanos está siendo administrado por el PSUV y la MUD quienes no permiten a otros venezolanos darle un sentido distinto a este derecho constitucional. Este derecho está secuestrado a la mayoría y su ejecución no depende del ciudadano, como tampoco el rumbo que tomarla la vida del país si es que se realiza.
Ya veremos qué sorpresa nos da Venezuela en el plebiscito PSUV-MUD si es que se realiza, quizás también comience a hacerse presente la abstención porque ya estemos dejando de creer en elecciones donde votamos por nuestros verdugos y no por nuestras soluciones.