Carajo Lector hay que tener coraje en estos tiempos, querido lector al chavismo hay que hacerle acto de avivamiento, tiene las cualidades de ser una ideología, una corriente socialista podemos decir así, del socialismo del siglo XXI, radical, flexible, proactiva y reactiva frente al látigo de la contrarrevolución como usualmente decía de Trostki. El chavismo no es populismo, la representación dadivosa del poder en la sociedad, el engaño del pueblo asumiendo la participación de un grupo político gestionando a nombre del pueblo sus necesidades, prometiéndole la esperanza del nunca jamás, a vivir con el mito, atormentado como Sísifo y su piedra al vacío, mucho menos el chavismo es anarquismo, el empoderamiento de cierto colectivos políticos iluminados, asumiendo las funciones de la sociedad, con cierto liderazgo mesiánico, prometeico, capaz de hacerlo todo, sin importar la conciencia del pueblo, pero tampoco el chavismo es socialdemocracia o reformismo que pretenda redistribuir la renta nacional para crear la falsa ilusión de conciliación de clases sociales.
El chavismo es todo un movimiento político-social no solo en la sociedad venezolana sino también del mundo, ha cambiado renovado las formas de hacer política en las democracias anquilosada del siglo XX, llamado a la refundación de la sociedad y el estado, en este sentido los mecanismos de la constituyentes han asegurado la democratización del poder de la sociedad, auspiciando un nuevo marco constitucional, un nuevo contrato social, mucho más democrático, más participativo, acercando la democracia a su soberano, restituyendo el poder social, el poder socialista, el papel de las masas populares, el pueblo en la historia, devolviendo el poder al soberano.
El chavismo y su aplicación en el marco de la democracia se alimentan ideológicamente de varias fuentes espirituales, en especial de la doctrina Bolivariana y socialistas del siglo XIX, sobre todo, la conquista de la independencia, la soberanía el derecho de los pueblos a la autodeterminación, el antimperialismo y la construcción de un “gobierno eminentemente popular” alcanzando, la mayor suma de felicidad social, estabilidad y seguridad”.
Pero el chavismo después del golpe de estado por allá del 2002, aquí se rompe “la zaraza y se acaba la bobera” del socialismo democrático, del ideal socialdemócrata, además con el paro petrolero, el chavismo deja atrás la ilusión de la reforma social, la idea de la armonía social de clases, la posibilidad de conciliar las clases sociales, despierta, se suma a la consigna de “amor con amor se paga”, renace el chavismo, se restituye en el poder al Líder y se consagra a la titánica tarea de crear un nuevo estado, no burocrático, “las Misiones Sociales” a fin de pagar al pueblo, su salvación de las oligarquías que presionaban para restablecer el control petrolero, de allí deviene una lluvia de amor al pueblo, múltiples misiones del estado consagradas a dar mayor felicidad social, mayor felicidad política y mayor felicidad económica.
De allí revive la emoción por el socialismo, del sueño de los maltratados, de los humillados, de los que claman justicia, el resarcir los daños físicos y morales de la opresión capitalista, el frenesí del sueño de los justos por la justicia y la igualdad social, la emoción política por la esperanza en el Líder de la revolución bolivariana, el vengador de los oprimidos, por renacer el espíritu del Caracazo, del 4 de febrero, del 27 de noviembre, del 23 de enero, y más allá, la esperanza de más de 500 años de resistencia anticolonial, de antimperialismo, el chavismo más que una emoción política de un pueblo, es un movimiento popular que pretende en la historia liberarse de la dominación política, de la dependencia económica, del sojuzgamiento económico, el chavismo ha construido la esperanza política de unir a todas las fuerzas políticas y sociales en un gran frente político, las ha integrado.
Pero hay que decirlo, el socialismo chavista se fortalece, se revitaliza con las ideas de cambio también con el Foro Social Mundial de Porto Alegre, 2004, con los movimientos sociales, ecológicos, religiosos, políticos que apoyan la idea que “otro mundo es posible”, la posibilidad de concretar la utopía, del mundo ecológico, de justicia social, de paz entre los pueblos, de amor y humanidad. Porto Alegre disparó el pensamiento chavista, lo apasionó políticamente desde el poder, le inspiró ideas a realizar sobre todo la esperanza de salvar el planeta.
A la idea de si el democratísmo de Chávez se alimenta del socialismo, por supuesto, Chávez abandono con el golpe de estado del 2002, las ideas de “La vía del Tercer Camino”, abraza las ideas populares, la esperanza del pueblo, las reivindicaciones sociales, políticas y económicas, entonces pasa aceptar el socialismo, el de Marx y Engels, las ideas trascendentales del socialismo científico del siglo XIX, el papel de la revolución socialista, asimismo el socialismo mariateguista, decir el socialismo indoamericano, el socialismo guevariano, El papel del individuo en la historia, aceptar los errores del socialismo, a inventar otro modelo, a errar en la construcción del socialismo, el socialismo gramchiano, (el papel de la hegemonía popular, del bloque histórico) entre otros y no menos del socialismo XXI, Mészáros, sobre los nuevos modelos de organización del poder popular. Así pues, el socialismo chavista se embebe de otras experiencias teóricas y prácticas del socialismo mundial.
En cuanto así el socialismo chavista es socialdemócrata, basta mirar que el socialismo renuncia al Populismo desde el mismo día que se declara la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no podría ser Neo populista aún con la aplicación y ejecución de las Políticas Públicas de las Misiones Socialistas, sobre todo invitando a empoderarse al pueblo de las mismas, con las Mesas Técnicas de Agua, de Tierras, de Salud, etc., el socialismo es ante todo participación políticas del pueblo en los asuntos públicos, en los asuntos de la democracia, del poder del estado. Los beneficios de la renta petrolera es tan solo una de las reivindicaciones del socialismo chavista y bolivariano, de restituir los derechos soberanos acorde al Decreto de Minas del Libertador.
El Chavismo se distancia del social reformismo, de la idea simple de repartir la renta petrolera, de redistribuir los frutos de la renta, de los dólares, de las divisas, de los frutos del trabajador petrolero, empoderando al pueblo, democratizando la economía, rompiendo los monopolios, quebrando el espinazo al sistema capitalista, asumiendo el estado nuevas responsabilidades económicas, el pueblo, nuevos retos económicos, construir otro modelo económico alternativo al capitalismo, otro modelo de gestión socialista y pública consagrándose a participar en el poder de la economía, mediante nuevas formas de invitación a crear relaciones socialistas de producción, ya sea en los cooperativas, fundos zamoranos, los nuevos endógenos del desarrollo.
Pero acusar del socialdemócrata al chavismo es otro de los errores tanto de la derecha como de izquierda, en particular de Valderrama y Aponte, puesto que desde que Chávez ataca al Capital y su sistema, la ideología de la propiedad privada mediante las expropiaciones públicas del estado, con ello se debería estar construyendo otro modelo económico, al menos era la intención, ya sea con las empresas expropiadas, creando otro modelo gestión de desarrollo, de administración de la cosa pública, de bienestar social, de poner a disposición del pueblo trabajador de los medios de producción para el consumo social. Todo esto sin hablar en detalle, de la nueva ley de pesca, que arrebató espacio acuáticos a los capitalistas, a quienes arrebataban el espacio del mar a los pescadores para hacerse dueños de su trabajo.
Otro elementos del chavismo en la económico, es que ataca con la nueva Ley de Hidrocarburos los tradicionales poderes económicos en Venezuela, otorga al estado mayor participación en la renta, le permite con ello, apropiarse de la renta al servicio del soberano, redistribuir los frutos de la tierra, sembrar el petróleo, en salud viviendas, seguridad, educación, cultural, sembrar el petróleo en lo humano, sembrar el petróleo lo más humanamente posible, para ello las misiones sociales, consagradas a saldar la deuda histórica, la deuda social, la deuda moral.
Pero no es suficiente aún decir que el socialismo no es socialdemocracia, puesto que el chavismo hizo posible un conjunto de Leyes Populares, de empoderamiento popular, no solo del poder político, también del poder económico, y esto es lo más sustancial del chavismo frente al pensamiento político de la socialdemocracia, la vigencia de dichas leyes de colocar el poder del estado al servicio del poder popular, referidas a la transferencia de propiedad de tierras, de recursos económicos a los concejos comunales, a las comunas, de trasferencia de competencia de la administración pública, en materia de gestión pública, de políticas públicas, llamadas a crear más participación popular, más participación del pueblo en los asuntos de la burocracia.
Por eso negamos la tesis de que el chavismo es socialdemocracia, de que Chávez era socialdemócrata, aunque no se halla creado o cuajado o consolidado fuertemente la ideas políticas sembradas por Chávez, el chavismo no es lo mismo que el reformismo de la socialdemocracia, porque no se limitó a redistribuir la renta nacional petrolera, restituyó el espíritu de la democracia, dio más participación al pueblo, el asunto principal del socialismo, más poder para el pueblo, más democracia popular, para construir un estado socialista, empoderando al pueblo de las herramientas del poder del estado, del poder en la economía, más poder en lo social, delegando más responsabilidades públicas, madurando al pueblo en la construcción de su propio destino camino hacia la libertad, esto es lo que niega la socialdemocracia.
Termino diciendo hay que tener valor para hacer actos de avivamiento del chavismo, el chavismo dejó una impronta, una huella sagrada en el socialismo, rectificó, reimpulsó el socialismo del siglo XX, hizo posible que dentro de la democracia burguesa, la revolución socialista es posible, que levantando las banderas pacíficas de la revolución es posible construir el socialismo con inteligencia y audacia, con pasión y razón, con “sentimiento en cada acto revolucionario”, con consciencia del deber revolucionario, que el chavismo hay que avivarlo, con llamas sagradas, cumpliendo su testamento político, las que dejó Chávez el 8 de diciembre, el tridente: “Apoyar a Maduro, ir al Socialismo y cuidado con el reformismo”, con las esperanzas y necesidades de un pueblo que apenas ha visto que otro mundo es posible, el reino del amor en la tierra, las gracias divinas.