Que Fidel Castro haya superado más de 600 atentados por parte de la Agencia Central de Inteligencia, CIA y que solo muerte haya hecho lo propio en actitud retadora a las políticas intervencionistas de los Estado Unidos, pareciera un episodio de Star Trek. En contrasentido, el ataque que recibió Hugo Chávez -igualmente por parte de la CIA- da cuenta que la historia avanza de manera contundente, un cáncer inoculado, un reposo post-operatorio tormentoso y un asedio cruel, implacable sobre la economía y el pueblo venezolano minaron el deseo del comandante eterno de convertir nuestro país en una potencia mundial; estamos claros que el camarada presidente: Nicolás Maduro le está echando un camión, pero en verdad que las fuerzas “reptilianas” nacionales y extranjeras han mellado toda forma de continuar con el legado del líder supremo de la revolución, sin embargo solo sus verdaderos hijos nunca abandonaremos ni traicionaremos su confianza, su amor por la patria ni nos rendiremos ante las pretensiones de los enemigos de la revolución.
Que no quede dudas que el cáncer que padeció Chávez fue inducido, ya lo había comentado el profesor Eleazar Díaz Rangel y por supuesto José Vicente Rangel, cabe preguntar: le estarán preparando un coctel de enfermedades los expertos de la CIA y el Pentágono a Maduro, producto de su afianzamiento en el poder; será que el nuevo presidente gringo, Donald Trump, permitirá que Nicolás concluya su periodo y que un nuevo o nueva figura presidencial socialista prosiga en Miraflores. La guerra de cuarta generación no está dando resultados a corto, mediano ni largo plazo, son 17 años de revolución bolivariana, más de 89% de los venezolanos rechazan la guerra económica, debido a que esa no es la manera de que la MUD derroque a Maduro y el 58% de los electores venezolanos respaldan el proyecto político chavista, a pesar de la cruenta batalla por redes sociales, prensa escrita, radio y televisión, que todo lo desvirtúa, descontextualiza o lo tergiversa.
El fallecimiento del comandante Fidel Castro es un momento histórico de reflexión, de establecer y analizar el nuevo escenario internacional: Trump haciendo reality show, como tiene acostumbrados al público televidente; Leopoldo, Lilian, Patricia, Chúo, Capriles, María Corina, Ramos Allup, Julio y toda la caterva, esa mezcolanza venida a menos autodenominada: Mesa de la Unidad Democrática, haciendo gala de sus mejores discursos políticos en zonas exclusivas de Caracas, Valencia, Maracay, Maracaibo, Barquisimeto y Ciudad Bolívar.
Los venezolanos y especialmente los votantes, tenemos varios y muy buenos ejemplos de cómo se convierte un país próspero en una nación de albañal, Argentina a la cabeza, los pibes eligieron a Mauricio Macri pensando de los Kirchner no habían hecho lo suficiente para recuperar las finanzas públicas, olvidando que ante de llegar Néstor y Cristina al poder, el Fondo Monetario Internacional había sumergido los habían sumergido a la cloacas económicas de los créditos buitres; igualmente tenemos a Brasil -con Michel Temer, parlamentario golpista- quien ha hecho que los niños de Río de Janeiro vuelvan a lo que eran: escoria humana. Colombia, como obviar a Colombia y su impopular Juan Manuel Santos, ese tipo verá que el triunfo de Trump lo obligará a elevar las tasas impositivas y hacer del colombiano de a pié un mendigo, amén que muchos neogranadinos se creen de la realeza y esa situación próxima afectará negativamente a Venezuela.