Con motivo del homenaje que se le rindió a Fidel Castro Ruz el pasado 28 de noviembre en la Habana en horas de la noche, cuyo acto fue transmitido por Telesur, escuchamos la voz del mundo exaltando su figura de hombre nacido para la libertad y la redención de su pueblo y de todos los pueblos del orbe, nos invadió más que una tristeza porque ya no podremos escuchar su vibrante voz en favor de los excluidos del mundo y su reproche implacable a quienes han sido sus explotadores históricos, una sensación de fortaleza imbatible ante los mil y más retos que aún quedan por librar para que sus sueños de instaurar el socialismo en cada uno de nuestros países sea una tangible realidad, lo cual nos llevó a gritar para nuestros adentros, al igual que lo hizo la gigantesca manifestación que se concentró en la Plaza de la Revolución ante la pregunta que formuló a viva voz y en forma reiterada al inicio de su intervención en el acto el dirigente sandinista y Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ¿Dónde está Fidel…?, de inmediato se escuchó el encendido grito, ¡Aquí está…!, ¡Aquí está…!. ¡Yo soy Fidel!, ¡Yo soy Fidel!”, ¡Yo soy Fidel…!!!!
Fue la voz de su pueblo todo que una vez más asumía el compromiso de garantizar junto a su memoria eterna, la vigencia por siempre de la Revolución. Fue una respuesta de pueblo, clara, precisa y en el necesario tono mayor para que no quedara duda alguna de ello y es más, estamos seguros que ese grito de genuina cubanía imbatible, no requirió para los asistentes internacionales de todos los confines del orbe en el acto, de traducciones, ni de interpretaciones de ninguna naturaleza…
Y es así. Igual que el valiente pueblo cubano nos sentimos nosotros sus hermanos latinoamericanos y caribeños que hemos seguido y seguiremos siendo “Fidel” hoy y para siempre… Nadie nos hará retroceder ni un ápice en la ruta hacia los sueños de libertad que él hizo realidad, por más escollos y traiciones que, lo sabemos, tratarán de interferirnos el camino…!!!
La lucha es larga y requerirá de nosotros esfuerzos y sacrificios de todo calibre, pero es que ni la más grande duda que pudiera intentar la canalla venderle al mundo a través del inmenso poder mediático que maneja o así estemos en algún momento a instantes forzados a entregar nuestras propias vidas, nos hará torcer nuestro pensamiento que está fijo hacia el rumbo de la liberación que nos ha señalado con certeza absoluta ese Fidel de la Sierra Maestra y nuestra consigna por esa ruta que seguiremos sin virar ni un ápice, será siempre la que él juró en cada ocasión que debió dirigirse a su pueblo: “Patria o Muerte, Venceremos..!!!
En ese acto de reconocimiento sentido de su pueblo, también se escuchó vibrante la voz del resto de los pueblos del mundo a los que también les llegó el esfuerzo solidario de Fidel para la conquista de sus plenas libertades y fue así como -por ejemplo- en la voz de los presidentes de Sudáfrica, Jacob Zuma y de Namibia, Hage Geingob, se recordó con emocionado sentimiento y agradecimiento eterno de sus pueblos, que gracias al apoyo valiente y desinteresado que “él su Revolución nos prestó”, fue posible no solamente la derrota del ejército fascista de la Sudáfrica en la histórica batalla de Cuito Cunavale (dic/1987 y marzo/1988), con el apoyo de un contingente de casi medio millón de soldados cubanos y con ella no solamente la aniquilación del “apartheid”, sino la liberación de Namibia del coloniaje bajo el cual la mantenía ese perverso régimen después de la segunda guerra mundial, sino la libertad plena de Nelson Mandela y la consolidación –sin lugar a duda alguna- de la independencia de los pueblos de Angola y de Mozambique a los que el régimen atroz sudafricano pretendía subyugarlos.
Hablaron en el acto con emoción indescriptible muchos otros dirigentes venidos de todas las latitudes del globo: Rafael Correa, presidente del Ecuador, Evo Morales, presidente de Bolivia, Abdelkader Ben Salah, presidente del Consejo de Argelia; Roosevelt Skerrit, primer ministro de Dominica; Salvador Sánchez Cerén, presidente de El Salvador; el vicepresidente chino Li Yuanchao; Majid Ansari, vicepresidente de Irán; Nguyen Thi Kim Ngan, presidenta de la Asamblea Nacional de Vietnam; Hamad Bin Jalifa Al-Thani, Emir Padre, de Qatar; Vyacheslav Volodin, presidente de la Duma rusa; Viktor Sheiman, Asesor del presidente de Bielorrusia para eventos especiales; Enrique Peña Nieto, presidente de México; Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia; Daniel Ortega Saavedra, presidente de Nicaragua; Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y el cierre del acto le correspondió al General del Ejército Raúl Castro, quien agradeció a las delegaciones extranjeras sus palabras de respeto y admiración por Fidel, para luego, en una apretada síntesis, recordar los eventos trascendentales para la Patria que presidió Fidel en esa misma plaza, como fueron, entre otros, la votación de la Primera y la Segunda Declaración de La Habana, en los años de 1960 y 1962 (*), respectivamente, como respuesta contundente a las agresiones apoyadas por la Organización de Estados Americanos (OEA), bajo el mandato directo de la política imperial de Washington, oportunidades esas en la que Fidel proclamó que “detrás de la Patria, detrás de la bandera libre, detrás de la Revolución redentora… hay un pueblo digno” dispuesto a defender su independencia y “el común destino de América Latina liberada”.
Y concluyó Raúl su intervención diciendo: “Junto al Monumento a José Martí, héroe nacional y autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, donde nos hemos reunido durante más de medio siglo, en momentos de extraordinario dolor, o para honrar a nuestros mártires, proclamar nuestros ideales, reverenciar nuestros símbolos y consultar al pueblo trascendentales decisiones; precisamente aquí, donde conmemoramos nuestras victorias, te decimos junto a nuestro abnegado, combativo y heroico pueblo: ¡Hasta la victoria siempre!”
