Del buen uso y de la eficiencia práctica del Carnet de la Patria pudiera depender el futuro del proyecto revolucionario. Así se aprecia, entre líneas, cada vez que escuchamos al Presidente Maduro y a quienes hoy tienen la responsabilidad de concretarlo. Ventajas y desventajas, tergiversaciones y especulaciones, descripciones y propósitos, orientaciones y lineamientos, peligros de corrupción y desviaciones, han sido – en los últimos días – algunos de los temas tratados por quienes tienen la responsabilidad de hacer realidad esta importantísima y crucial iniciativa; lo que poco se habla es sobre: ¿Qué pasa si no se cumple – cuales quiera que sean las causas – con las expectativas de 15 millones de habitantes que, eventualmente, sacarán el Carnet de la Patria, confiando en que el gobierno les cumplirá? ¿Cuáles son las expectativas que se han generado y cuáles son las esperanzas que realmente tiene la población con relación al Carnet de la Patria?
Por ejemplo, me pregunto: ¿Cumpliremos con la meta de 6 millones de familias recibiendo las bolsas o cajas del CLAP o, mejor aún, lograremos incorporar, a todos y todas, a la producción nacional? ¿Recibirán las bolsas o cajas del CLAP, por una sola vez, o se recibirán varias veces al mes, es decir, periódicamente? ¿El 10 % de las personas de tercera edad que, según nos informan, no reciben el beneficio de la pensión y otros beneficios anunciados, lo recibirán pronto, antes que termine el año? ¿Todas las familias venezolanas y, también, las colombianas, que cada día son más numerosas, incluyendo las que se vienen formando y sumando, tendrán una vivienda digna en breve plazo? ¿Será verdad que en el 2019 -como dijo el Presidente Maduro- o en el 2021 – como dijo Chávez, refiriéndose a la olvidada “Misión Cristo” – no existirá un solo pobre en Venezuela? ¿Podremos garantizar empleo productivo y de calidad, bien remunerado a la población desempleada que habita Venezuela con el Carnet de la Patria? ¿Será verdad que podremos remontar la cuesta y podamos incrementar el nivel del Índice de Felicidad Social, e individual, de la mayoría de los pobladores del país? Y, sobre todo, me pregunto: ¿Cómo y cuándo lo lograremos y qué papel jugará el Carnet de la Patria?
Por supuesto, no soy yo quien deba responder estas interrogantes. Sólo me limito a estimular la reflexión y, ojalá, alertar sobre potenciales situaciones y, en particular, mi deseo es contribuir a llamar la atención para que no se le falle al pueblo que, esperanzado y motivado, hace inmensas colas; se traslada a pie, en buseta, en burro; en fin, a través de cualquier medio, dejando a un lado muchas cosas por hacer en su hogar; enfrentando inclusive críticas de familiares y vecinos que los llaman ilusos; asumiendo riesgos; cargando dolores a cuestas; deshojando margaritas y enarbolando su bandera de compromiso y dignidad, para que después vayamos a fallarles. No fuña. Así que, aunque no creo que nadie, ni el Presidente Maduro, pueda asegurar que es posible cumplirles sus expectativas, lo que no tengo dudas es que es una iniciativa florecida de buenas intenciones y, tengo la impresión, que de su cumplimiento, o no, dependerá el futuro de este proyecto. De allí la importancia del uso, adecuado y oportuno, que se le confiera, más adelante, al Carnet de la Patria. También es bueno recordar, que las buenas intenciones y los decretos no son suficientes. Como dice el refranero popular: “el camino al infierno, está empedrado de buenas intenciones”. Ellas, como dice el pueblo, no “empreñan”, aunque pueden ser embarazosas.
¡Ay, señor Presidente! Como quisiera estar cerca de usted y ser uno de sus canales de confianza, para poder ayudarlo como usted necesita y lo merece. Estoy “pagando caro” no haber aprovechado la oportunidad, que me brindó el comandante Chávez, desde 1994, recién salido de Yare, cuando lo conocí y me pidió estar a su lado y, hoy, debo reconocer, hasta con vergüenza, que no le presté mucha atención, como si lo hizo usted y tantos más, acertadamente. Quién sabe, aunque no lo creo, hubiera podido formar parte de su círculo más cercano o de eso que llaman el “primer anillo”, en el que, con toda seguridad estoy vetado. No aguantan mi lengua, mis alertas tempranas y mucho menos, verdades que los desnudan.
Usted no, Presidente. Yo, con usted, no me meto. Usted se ve que es buena gente, sincero y transparente, amoroso, guapachoso, querendón, estudioso, comprometido, sensible, valiente, decoroso, honrado y digno, así lo percibo. Lástima no haberlo conocido personalmente, antes, aunque lo pude haber hecho. Una persona que colabora con usted me lo propuso, innumerables veces, pero nunca pudimos concretar nada, me refiero a José Luis Bermúdez, a quien pienso sólo lo “utilizan” para cantar las canciones de Alí Primera, en los actos importantes y no se le da la importancia que merece; póngalo a cantar sus propias composiciones, como las que están en su DVD: “La siembra del cantor”. Con él fui a Caracas, en 1995, para retomar el contacto con Chávez, sólo logré poderle dejar con quien luego lo traicionó de manera vulgar, el primer Presidente del nuevo Congreso Nacional, en 1999, quien juramentó al Presidente electo, frente a los moribundos: Caldera y la Constitución de 1961; el converso y desleal, Coronel, Luis Alfonso Dávila. Ese día, le dejé, con él, mi libro sobre “Creatividad y otras notas desinteresadas” y le hice esta dedicatoria premonitoria: “Para el Comandante Hugo Chávez Frías, ejemplo de dignidad, quien algún día será Presidente de Venezuela, para que, llegado ese día, lo aplique y Gobierne con Creatividad”. Recuerdo le recomendé, al final, leer la pág. 285, donde aparece la entrevista que le hace El Nacional el 09/10/94 a Simón Díaz sobre: ¿Qué es Creatividad para gobernar? En la que, sin duda alguna, aparece reflejado lo que más tarde se conoció como el “Aló Presidente”. En fin, esa es otra historia. (ver: http://www.revistarecrearte. net/spip.php?article58)
Quizá, usted no sabe que algunos de sus colaboradores le meten kikiriwiki, le mienten y le tergiversan la verdad verdadera – como lo hacían con el Presidente Chávez – Acaso usted apenas se acaba de enterar que, muchas veces, le sacan a uno el Carnet de la Patria y se lo entregan mucho tiempo después. Eso se lo hacen a mucha gente humilde cuyo tiempo y lo que les cuesta trasladarse, es muy desagradable para ellos ¿Usted sabe que supuestamente hay algunos que están cobrando un dinerito por entregar el Carnet de la Patria rapidito? Me lo dijeron hoy y lo creo. Si en algo parece que algunos desean ser democráticos, imitadores y protagonistas, parece que es en el chanchullo, la mordida, el cuanto hay pa´eso, en la corrupción, pues. Siga usted mismito visitando las catatumbas del pueblo, sin “anillos de seguridad”, ni quienes le inventen historias, le oculten verdades y pregunte al pueblo sus verdades y tribulaciones, que son muchas. Así se dará cuenta que no todo lo que le dicen sus allegados, Ministros, asesores u organizadores, de eventos bien montados, es la verdad. Verá que “no todo lo que brilla es oro”. Por eso no me extrañó y me complació que usted dijera sin tapujos y con sinceridad, el 05/02/2017, en su programa de TV, “Los Domingos con Maduro”, en la Villa del Cine, palabras más, palabras menos:
“A veces pregunto cómo está tal cosa y me dicen: <<Todo está perfecto Comandante Presidente>>, <<todo va viento en popa>>, luego cuando nos metemos en las catatumbas del pueblo, para ver si es verdad, nos encontramos que las cosas no son como me han dicho: No es verdad que vamos viento en popa…no, a veces la cosa está mal, muy mal y en lugar de decírmelo, para tomar medidas correctivas, me lo ocultan…”
Entonces: buscar, identificar, saber diferenciar la falsedad de la verdad y utilizarla para el bien, es, su principal responsabilidad, apreciado Presidente, Nicolás Maduro. Después que no venga nadie con excusas, a meternos mentiras o a buscar culpables y lograr que “paguen justos por pecadores”. Nadie nos obligó a alborotar el avispero del pueblo quien no pidió Carnet, lo que pide, desde hace bastante rato, es que se le cumplan las promesas que le hemos hecho, una y otra vez, y no le hemos cumplido; muchas veces, por estar ofreciendo metas muy ambiciosas y haciendo planes ilusorios, como si fuéramos una república aérea y, además, por no tener la habilidad, y hasta la “buena suerte”, de saber elegir o seleccionar a quienes nos acompañe en nuestra gestión. Usted no es la excepción a la regla. A muchos nos ha pasado. Cuide usted, además, sus actos de habla, porque su palabra es LEY. Y si se viola la ley y sigue la impunidad, así como el contraste entre lo que decimos y hacemos, perderá, poco a poco, lo más sagrado de un líder: su credibilidad.
Cuando dejemos de creer en usted y en quienes lo acompañan, echemos la cruz, porque esto se lo llevo quien lo trajo y ni bambarito lo acomodará. Se lo aseguro.
Y se lo digo, públicamente, con todo respeto y admiración:
Con Carnet o sin Carnet de la Patria, cumplámosle al pueblo lo que nos comprometemos y si no, no hagamos demagogia populista y electorera.
Parodiándolo a usted, diríamos: ¡Cúmplase! lo que se promete y punto
Bueno Presidente, lo dejo. Voy a tratar de sacar el Carnet de la Patria ver si, por carambola, antes que cumpla los 66 años, el próximo 24, logro, si me lo he ganado, mi pensión del IVSS; pues yo, de “pendejo”, pudiendo jubilarme en PDVSA, o en PEQUIVEN – por derecho constitucional – no lo hice, pues, no creí merecerlo; seguramente, influyó la eterna Rectora de LUZ, Imelda Rincón, quien nos dio a conocer, del ex Rector y principal promotor de la reapertura de LUZ, Jesús Enrique Lossada, este su epitafio:
“Más vale merecer sin recibir, que recibir sin merecer”
Quien por cierto, alguna vez, señaló que:
“Nuestra universidad debe ser medularmentre revolucionaria”.